Cultura | OTRAS NOTICIAS
Integrar a golpe de música
El proyecto Integra Sons logra que jóvenes en riesgo de exclusión social y colectivos desfavorecidos se sientan parte de un todo con la música como acompañante
BARCELONA // Dice el dicho que la música amansa las fieras. El compositor argentino Pablo Persico ha alterado un poco este proverbio con su proyecto Integra Sons, que busca hacer un “trabajo social, educativo y artístico”, describe Persico. Su idea es que a través de la música, personas, “chicos”, como los llama él, en riesgo de exclusión social y colectivos desfavorecidos se sientan parte de un todo con una herramienta musical como acompañante. Su plan se está extendiendo por los barrios barceloneses del Poble-sec, el Carmel i la Marina, además de salir de las fronteras de la ciudad condal, en Sant Roc, Badalona.
Casi un millar de “chicos” han pasado por Integra Sons, gracias a la creación de orquestras infantiles y juveniles, “una metodología que con instrumentos de todo el mundo comprobé que podía motivar, generar un diálogo más intenso y una concentración más directa con los chicos”, describe el compositor. Una manera de hacer que empezó al otro lado del charco, en su Argentina natal, con una escuela que fundó “de renombre” e inspirada en el trabajo del polifacético músico venezolano José Antonio Abreu. Pero por diferentes motivos no acabó bien e hizo las maletas para cruzar el Atlántico.
En 2007 llegó a Barcelona dejando atrás un trabajo estable a la caza “de una búsqueda personal, por darle más significado a mi vida”, relata Persico. Atraído por una ciudad “abierta, interesada en la integración, entendiendo la cultura como entretenimiento y desarrollo de una ciudad”, empieza, y finaliza: “La política actual va en contra de todos esos valores que me trajeron aquí. Está en peligro el trabajo enorme de mucha gente, de generaciones”.
Objetivo: generar cultura
La manera cómo se crean estas orquestras infantiles y juveniles es una labor conjunta entre varios actores, pero principalmente “escuelas y entidades de la zona, que nos derivan a los chicos adecuados para el proyecto”, cuenta el alma mater. El trabajo se divide en tres etapas, una consecuencia de la otra. La primera, “de emergencia”, como la califica Persico, en la qué hay incapacidad de diálogo, de concentración y también se combate el nivel de agresión y violencia. Acto seguido, “la educativa”, que hace pedagogía de la tolerancia, el respeto, la empatía o la paciencia. “Todo lo que tiene que ver con la formación de la persona”, subraya. Y, por último, “la artística”. Obviamente, no todos “los chicos” se encaminan hacia la música, una vez cumplen su paso por Integra Sons, hacia los 17 o 18 años. Pero se generan tres grupos: los que se dedican a otros menesteres, los que siguen vinculados a la iniciativa mediante voluntariado o los que quieren ser músicos. “En cada orquestra hay dos o tres con madera”, destaca el creador argentino.
El pasado 3 de diciembre, El Molino, emblemático local del Paralelo, abrió sus puertas para ofrecer un concierto de la orquesta infantil y juvenil del Poble-sec. “¡Una pasada! No había estado nunca”, exclamaba Pedro Martínez, vecino del barrio e integrante de la banda. “Espectacular”, añadía su compañero Sebastián Niño ‘Sebas’, tal como lo conocen en el grupo. Él es una de las numerosas pruebas de ese espíritu que impregna el proyecto, llegó hace tres años procedente de Colombia y le «enganchó» desde el principio. «Sabes que no te vas aburrir. Conoces mucha gente y un montón de instrumentos”, cuenta, y explica que el curso pasado suspendió seis asignaturas y le amenazaron con sacarlo de la orquestra si no aprobaba. «¿Y sabes qué? Me lo saqué», apunta orgulloso.
El Molino se une a una lista de espacios como L’Auditori de Barcelona, el Teatro Principal y Blas Infante de Badalona, el CaixaForum, Artèria Paral·lel y un largo etcétera de lugares por los que los sonidos de los guaguatube, bongos, maracas, marimba, cajas chinas o triángulos, entre muchos otros, han retumbado. Integra Sons seguramente no conlleva una recompensa material, traducida en recursos económicos, pero da valores a aquellos que los han perdido o nunca los han tenido y construye personas. Como dice Pablo Persico, “toda la energía que no llega a través de los presupuestos te la devuelven los chicos”.