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Rodolfo Martín Villa, el falangista blanqueado por la Transición

La jueza argentina Maria de Servini, instructora de la causa contra el franquismo, envió el pasado 31 de octubre una orden de detención internacional contra 20 dirigentes franquistas, entre ellos, Martín Villa

Rodolfo Martín Villa (segundo por la derecha), festejando el golpe de Estado del 18 de julio, en 1974.

MADRID// La jueza argentina Maria de Servini, instructora de la causa contra el franquismo, envió el pasado 31 de octubre una orden de detención internacional contra Martín Villa,  José Utrera Molina y otros 18 dirigentes del franquismo por sus crímenes cometidos. El que fuera presidente de Sogecable y el suegro del exministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón son dos de los ejemplos más preclaros del blanqueo del franquismo durante la Transición. Un periodo de la historia que tiene tantas luces como sombras, como demuestra que la orden de detención contra Martin Villa se debe a unos sucesos que se dieron con el dictador ya muerto. Exactamente, por los hechos del 3 de marzo de 1976, cuando las fuerzas del orden, con la implicación de Martín Villa, asesinaron a cinco trabajadores en Vitoria.

“Todo se lo debo a Franco”(Rodolfo Martín Villa)

El historiador Alfredo Grimaldos ilustra su obra La sombra de Franco en la Transición con una imagen de Adolfo Suárez y Rodolfo Martín Villa en el tardofranquismo. Una imagen que refleja perfectamente el papel que Martín Villa tuvo en España desde que fuera nombrado en 1962, con tan sólo 28 años, jefe nacional del Sindicato Español Universitario. En 2013, ocupó su último cargo, como consejero dominical del SAREB, el banco malo, creado para recoger todos los activos tóxicos inmobiliarios de la banca española.

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Martín Villa siempre buscó su bien, no dudó en arrimarse a todo aquel que pudiera otorgarle una buena posición. Desde 1962 , cuando enviaba informes de estudiantes desafectos al comisario torturador José Sáinz, hasta el año 1974, cuando era Gobernador Civil y jefe provincial del movimiento en Barcelona, se ocupó de conseguir una red de informadores, chivatos y matones que le valieron para la represión del movimiento obrero y sindical. Según Grimaldos, los últimos años del franquismo Martín Villa los dedicó a conseguir pactos con la oposición para blanquear su pasado de camisa azul. Cuando las cosas se complicaban, recurría a sus dotes falangistas y policiales para la represión, como ocurrió durante la huelga de la Seat en la Zona Franca de Barcelona, en 1971, que acabó con la muerte del obrero Antonio Ruiz. Esta manera de actuar de palo y zanahoria, la narra el libro de Grimaldos Juan Román, un sindicalista que sufrió las actuaciones de Martín Villa en la Barcelona de los años 70.

“Una noche, un compañero me ofreció su propio domicilio como refugio, para ir hacia la casa donde él vivía teníamos que atravesar un enorme descampado que había junto a Corberó, una empresa muy importante entonces. Allí aparcaban todas las noches grandes camiones que esperaban cargar mercancías a primera hora de la mañana. Cuando mi compañero y yo pasábamos entre los vehículos se abrieron las puertas de uno de ellos, bajaron cinco o seis personas y nos estuvieron dando golpes hasta que se hartaron. Ese ha sido el estilo de Martín Villa: por una parte la intervención más o menos democrática – en aquella época dentro del ámbito del sindicato vertical- después la represión policial, y como complemento, las acciones de sus incontrolados de Falange”.

Rodolfo Martín Villa llegó a la Transición como uno de los hombres fuertes del régimen, tras ser ministro de Relaciones Sindicales con Carlos Arias Navarro, consiguió hacerse un hueco en el gobierno de Adolfo Suárez dentro del grupo de los exfranquistas, ocupando la cartera desde 1975 hasta 1979, periodo en el que ocurrió la matanza de Vitoria por la que Servini ha pedido su detención.

Otro de los sucesos que durante su empeño se sucedieron fue la bomba que se envió a la redacción de El País el 30 de octubre de 1978. Unos miembros de ultraderecha, que Martin Villa jamás persiguió, mataron al conserje del diario Andrés Fraguas y dejaron heridos al jefe de servicios generales, José Sampedro y al conserje Carlos Barranco. Hubo que esperar a que Rodolfo Martín Villa dejara la cartera de Gobernación para que se detuviera a los terroristas de ultraderecha. Paradójicamente, esto no impidió que en el año 2004 fuera nombrado presidente de Sogecable, empresa que formaba parte de la corporación dueña de El País.

La incidencia de Rodolfo Martín Villa ha sido muy importante durante la Transición y con la democracia ya consolidada, ya que fue comisionado del gobierno del PP en la comisión de investigación por el accidente del Prestige. Uno de los momentos de la Transición en los que más influencia tuvo el falangista Martín Villa tuvo lugar a propósito del referéndum sobre la ley por la reforma política, que se celebró el 15 de diciembre de 1976. Martín Villa había bebido de las tácticas propagandistas del franquismo y, junto a Rosón, Aparicio Bernal y Rafael Ansón, creó el grupo de relaciones públicas Ageurop. Mientras Martín Villa ocupa la cartera de Gobernación y la oposición clama contra el no al referéndum de la reforma política. los hombres de Ageurop ,con Ansón y Martín Villa a la cabeza, se sacan de la manga la campaña “Habla pueblo, habla”, que llama al voto favorable con la canción de Vino Tinto. Un tema que habla de libertad pero que era mera propaganda de Martín Villa enmarcada en su “operación referéndum”.

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Comentarios
  1. […] Una vez más ha tenido que ser la justicia internacional la que acabe con la impunidad de los crímenes del franquismo. El falangista Martín Villa, suegro del exministro Alberto Ruiz-Gallardón, ha sido llamado por la jueza argentina Maria de Servini, instructora de la causa contra el franquismo, junto con 19 imputados más. Más información en La Marea. […]

  2. Por poco se nos escapó Fraga y encima el fascista murió con todos los honores que le rindieron los compañeros y artífices de la Transición «modélica».
    Como su jefe de gobierno, el dictador: en confortable cama, bien atendido y llorado por una España manipulada e ignorante.

  3. Eso significa que cualquier franquista, y el partido Pepe Gotera está repleto de ellos, podría ir a la cárcel con solo salir de nuestras fronteras.
    Llevamos mas de treinta años esperando meter en la cárcel a todos los responsables del golpe de estado contra la Democracia en 1936, porque aquel delito continuó hasta la muerte del caudillo asesino que no dudó en fusilar a media España como prometió en una entrevista en 1942 a un periódico Italiano.

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