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Localizados en ataúdes nueve mineros que quisieron acabar con los planes de Queipo

Según la investigación de Francisco Espinosa, de los hombres que formaron parte de columna minera, 25 murieron en el momento y 68 fueron fusilados tras un consejo de guerra, la mayoría enterrados supuestamente en el cementerio de Sevilla

SEVILLA // Los trabajos de exhumación en el viejo cementerio de Camas (Sevilla) han sacado a la luz los restos de nueve mineros muertos en una emboscada en su intento por reprimir la sublevación franquista en 1936. El hallazgo ha sorprendido por la forma de enterramiento: los cuerpos están depositados en ataúdes. “Es la primera vez que nos encontramos esto”, asegura el arqueólogo que ha dirigido la exhumación, Andrés Fernández. Según la documentación del archivo municipal, estos nueve mineros, que sufrieron disparos de fusil y fueron afectados por la explosión de dinamita, recibieron la autopsia y fueron posteriormente inhumados en féretros. La explicación del arqueólogo a esta singular situación es que los funcionarios del Ayuntamiento debieron de seguir trabajando hasta que los falangistas tomaron el pueblo: “Trataron a estos mineros como a cualquier persona que moría: el forense hizo la autopsia y encargaron los ataúdes al carpintero, por los que pagaron, como refleja la documentación, 180 pesetas”, cuenta Fernández.

La columna salió de la cuenca onubense de manera espontánea, con las pocas armas y explosivos que pudo reunir, hasta Sevilla, donde Queipo de Llano acababa de iniciar su sangría. “Casi teníamos las esperanzas perdidas y ha sido una gran felicidad encontrar a estos hombres”, expresa el arqueólogo. Era la segunda vez que se disponían a buscarlos. Hace un año, en la primera intervención en el cementerio -hoy un parque de educación vial- no se halló rastro de ellos, aunque sí fueron localizadas las pruebas de otro horror de la represión: cinco cuerpos con signos de violencia. Según la investigación de Francisco Espinosa, de los hombres que formaron parte de columna minera, 25 murieron en el momento y 68 fueron fusilados tras un consejo de guerra, la mayoría enterrados supuestamente en el cementerio de Sevilla.

Los cuerpos de estos nueve mineros han sido localizados en el lugar señalado en las actas de enterramiento, en una fosa de siete metros de largo por dos de ancho, sobre la derecha del paseo central mirando al norte. Sobre ella, fueron enterrados posteriormente niños y neonatos. “Se solía hacer para ocultar el horror”, añade Fernández, que ha trabajado día y noche en los últimos dos meses hasta dar con los mineros. Como indican las autopsias, uno de los hombres, por ejemplo, tenía roto el globo ocular y la mandíbula; en un cráneo se ha hallado un proyectil mauser; y dos no tenían piernas. Uno de ellos es José Palma Pedrero, un hombre al que llevaban buscando desde hace años sus únicas familiares directas vivas: Pilar Comendeiro desde Argentina, y Nelly Bravo desde Nueva Jersey. Ambas son sus sobrinas. “Nunca perdí la esperanza”, cuenta emocionada Pilar, aunque no estará totalmente tranquila hasta que las pruebas de ADN aclaren la identificación final de los huesos.

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Además de José Palma Pedrero, están identificados otros cuatro: Francisco Salgado Mariano, Domingo Pavón Fernández, Domingo Pachón y Cayetano Muñoz Maestre. Dos de ellos, portaban su DNI.

Los trabajos para la búsqueda de los mineros han sido subvencionados por el Ayuntamiento de Camas -22.000 euros- y la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía -12.000-. “Sin los datos del archivo, al encontrar ataúdes, igual se nos hubiera pasado por alto y no se habría determinado que se trataba de los mineros”, afirma la concejala de Cultura, Participación Ciudadana y Fiestas Mayores, Eva Pérez (PSOE). Pérez insiste en que la implicación de los ayuntamientos en la recuperación de la memoria histórica es fundamental. “Deberían destinar una partida en sus presupuestos”, añade. En esta exhumación, impulsada por las sobrinas de José Palma, ha participado también activamente la Asociación Memoria, Libertad y Cultura Democrática.

Según la Dirección General de Memoria Democrática, en este caso, al no tratarse de fusilamientos, sino de un “acto de guerra”, no se sigue la vía judicial sino la vía administrativa. Y de confirmarse científicamente que los restos hallados pertenecen efectivamente a los de los mineros, serán enterrados dignamente en el nuevo cementerio y recibirán el homenaje que merecen por haber dejado sus vidas por defender la libertad. Pilar y Nelly ya están deseando volver a cruzar el charco. Ambas se muestran muy agradecidas con el equipo arqueológico y los responsables políticos, que por fin entendieron la importancia de su petición.

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Comentarios
  1. Mi gratitud y admiración a estos luchadores mártires por los derechos y las libertades del pueblo.
    Nunca morireis.
    Todo mi afecto.

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