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Los medios y la presunción de culpabilidad del “pederasta de Ciudad Lineal”
MADRID // Los periodistas no esperan a los jueces. El hombre detenido en Santander sospechoso de abusar de varias menores en Ciudad Lineal ya es un pederasta y un monstruo. El Ministerio de Interior y la delegada del Gobierno anunciaron un día después de la dimisión de Gallardón la detención de un hombre que se sospecha es el causante de varios abusos sexuales a menores. Si habitualmente este tipo de noticias de sucesos que los medios usan para crear alarma social son un caramelo para las audiencias y vender periódicos, resultan aún más atractivas si ocurren después de una dimisión sonada en el Gobierno y, además, sitúan como heroína a una candidatable.
La presunción de inocencia es uno de los derechos fundamentales de cualquier ciudadano que la prensa suele esgrimir cuando el interesado es defendido por la linea editorial de su medio, pero es vapuleada cuando puede dar réditos políticos o económicos. Los medios presumimos la culpabilidad con unos pocos datos de parte, escasos, y que no servirían para ningún juicio en un país serio. Los jueces son los que a posteriori dictarán la sentencia paralela a la mediática y que en caso de resultar exculpatoria no podrá compensar la sentencia mediática.
Un claro ejemplo de defensa encendida de la presunción de inocencia de uno de los periódicos que hoy la vapulea con el sospechoso de Ciudad Lineal fue un editorial de La Razón de 2011 sobre Francisco Camps. El editorial del periódico dirigido por Francisco Marhuenda decía lo siguiente: «Francisco Camps sabe que con su dimisión, «sentida» como él subrayó, neutraliza los ataques interesados de la izquierda, que había puesto en marcha un juicio paralelo con un desprecio absoluto de la presunción de inocencia, como se ha comprobado día tras día, de forma abyecta y censurable».
El código deontológico de la Federación de Asociaciones de Periodistas Españoles (FAPE) incluye en su punto 5 lo siguiente:
“El periodista debe asumir el principio de que toda persona es inocente mientras no se demuestre lo contrario y evitar al máximo las posibles consecuencias dañosas derivadas del cumplimiento de sus deberes informativos. Tales criterios son especialmente exigibles cuando la información verse sobre temas sometidos al conocimiento de los Tribunales de Justicia”.
El monstruo de Ciudad Lineal titula La Razón en portada mientras el diario El Mundo publica en su web las fotos del Facebook del sospechoso en el que se le distingue perfectamente, con la correspondiente marca de agua, sin entrar a considerar las consecuencias para su vida en caso de que finalmente sea inocente. Es conocido el “Caso de Aitana”, la portada del diario ABC donde se culpaba a un joven del asesinato de la hija de su pareja y que posteriormente demostró su inocencia. La mirada del asesino de un niño de tres años, tituló entonces el ABC en una infame primera página que se estudia en las universidades, literalmente, como ejemplo palmario de desprecio a la presunción de inocencia. Los casos en los que el in dubio pro reo no se respeta en los medios no es exclusivo de España. En México fue tristemente famoso el caso de Jose Antonio Zúñiga, que dio lugar a un documental llamado Presunto Culpable y propició una guía para periodistas y la presunción de inocencia llamada No más pagadores.
Olvidada la presunción de inocencia y las prácticas periodísticas que se derivaban de ella, hoy se pretende buscar la identidad de la persona que se oculta tras las iniciales Q.E.P.D.