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Adiós a un gran actor
El autor afirma que, si es cierto que Alberto Ruiz-Gallardón se retira definitivamente, "perdemos a uno de los actores principales de ese tipo de política que tanto mal ha hecho"
“Yo soy de derechas de toda la vida y una cosa te digo: como vuelvan a presentarnos para alcalde a este hombre, ese domingo me quedo en casa. Yo a un socialista no lo voto”. Escuché esta conversación hace ya unos años. Dos señoras, y por señoras entiéndase que me refiero a Señoras, criticaban por rojeras a aquel tío que causaba simpatía en bastante gente según las encuestas. Parecía tener un ADN distinto al del partido en el que, sin embargo, llevaba militando fielmente toda su vida. Aquel hombre, dicen que culto, y normalmente risueño y bromista con los micrófonos, un buen día, al llegar a la edad de madurez y ministerio, murió para siempre.
Al morir le dejó en herencia el cargo de alcaldesa a una Señora como aquellas que no pensaban votarlo. A quién dejaba como beneficiaria de su testamento era una buena pista de qué tipo de reencarnación iba a tener el, en otros tiempos, amable político conservador. El hombre, supuestamente civilizado, llegó al Ministerio de Justicia y para cuando nos quisimos dar cuenta el gesto amable y terrenal se había convertido en el de alguien a quien el mismo dios santísimo le debía de haber encomendado aquella misión salvadora de fetos. De repente había salido del caballo de Troya y estaba intentando tomar a la fuerza 23 millones de úteros junto a un ejército de obispos y Señores, Señoras de esos que en otro tiempo no se sentían cómodos votándolo.
Dice que se va para no volver. Si es cierto, con él perdemos a uno de los actores principales de ese tipo de política que tanto mal ha hecho. Esa política apasionante que ha girado alrededor de estrategias personales y de luchas de familias del partido para conseguir escalar hasta tal cargo o tal otro. Esa política que mientras nos destrozaba el futuro nos tenía enganchados como una telenovela cualquiera a la trama; al movimiento de fichas que harían él o su archienemiga, esa noble de España que insulta llamando hijoputa, a los casos de espionaje interno, a las sucesiones a dedo para ganar la paz con ciertos sectores, a las inversiones multimillonarias en caprichos de fotos olímpicas. Si un día, para beneficio de la mayoría, se impone otro tipo de política y desaparece ésta de juego de tronos, perderemos elementos tan excitantes como los pues yo creo que lo deja porque quiere evitar el desgaste en las próximas elecciones y volverá; perderemos los yo creo que lo del aborto lo ha hecho para ganarse el voto más radical porque sólo con el moderado no le daba ser presidente algún día; perderemos los yo pienso que han hecho que se vaya para que el encarcelado no hable, porque tienen un pacto con él y entonces…
Si un día llegamos a vivir una política más transparente será todo más aburrido. Perderemos muchos de esos elementos que tanto nos han entretenido hasta ahora. De momento nos despedimos de uno de los principales protagonistas de esta política basura y guionizada. Qué buena horas de telenovela nos hemos echado con este actor que se va. Nos deja la duda de quién fue realmente. ¿Cuándo fingió y cuándo era verdad? Igual nunca lo sabremos. En todo caso y a pesar de la deuda, el intento de retroceso en derechos, etcétera, gracias por la actuación. Ha sido un papel memorable.
Creemos que el individuo se va con el rabo entre las patas, que se siente «molesto» porque no ha conseguido salvar a unos cuantos fetos…
Que le pregunten a su suegro el registrador o a cualquiera de sus amiguitos de la justicia con minúscula. Seguro que ellos piensan que el de las cejas ya está amortizado.
Adios, ministro, adios
http://arainfo.org/2014/09/adios-ministro-adios/
¿El intento de retroceso en derechos?
Con la mandanga del aborto se nos ha olvidado que la justicia ha dejado de ser gratuíta, de la ley de seguridad ciudadana y a ver cómo queda al final la reforma de la justicia con los partidos judiciales…
Este tipo no sólo estaba ahí por lo del aborto, ha creado mucho daño y, por ahora ahí nos queda todo. (y hablo sólo como ministro)
Quedémonos más con los hechos que con tanto balanza de su marcha no veo a nadie recordándolo, muchas vueltas sólo con el tema que lo venció y ninguna con lo que nos ha vencido a todos
Muy cierto lo que dices.
Efectivamente, ¿no habrá sido la reforma de la ley del aborto una gran cortina de humo para tapar lo verdaderamente peligroso? es decir; la espectacular subida de tasas para convertir la justicia en algo solo accesible a los mas pudientes o la reforma mediante la cual sean los fiscales los que instruyan los casos para así controlar politicamente la justicia aún mss de lo que está.