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Mamá, quiero apuntarme a religión

"Madrid es el lugar preferido de la derecha para hacer sus experimentos. Luego no digan que los conejillos de indias no les hemos avisado de lo que se les venía encima"

Crucifijo en un aula escolar.

Quizá les haya pasado como a mí esta semana. Comienza el curso escolar, primer día de cole, nervios, carreras, presupuesto del mes destrozado, reencuentro con los amigos y las amigas… y a las nueve de la mañana, objetivo conseguido: los peques en las aulas y las madres, casi sin querer, soltando un profundo suspiro, mezcla de alivio e incertidumbre ante este nuevo curso. Si han tenido el privilegio de formar parte del grupo de conejillos de indias, a saber, vivir en una comunidad autónoma hooligan del ministro Wert y su engendro de nueva ley de educación llamada -no sé si de forma eufemística o con recochineo- Ley de Calidad Educativa y tener un hijo o hija en primero, tercero o quinto de educación primaria, el suspiro habrá sido aún más profundo.

A las nueve y cinco de la mañana ya habría desfilado por su cabeza lo que les han costado los libros de texto, que no han podido ni comprar de segunda mano ni intercambiar, puesto que son todos nuevos para adaptarse a la ley de marras y se habrían encomendado a quien quiera que recoja sus plegarias para que la lista de material escolar este año no sea muy larga, porque el presupuesto ya no da para mucha libretita pitiflú ni rotuladores pitiflá, y para que los recortes no les hubiesen tocado en bloque, a saber, que tengan profesorado en las aulas, que ninguno esté de baja, que hayan sido asignados a tiempo y los horarios estén hechos… ya saben, estarían rogando, como yo, para que en el empecinamiento del Gobierno de Rajoy por cargarse la educación pública no nos hubiera tocado el gordo.

En esas estaba aún, cuando voy a recoger a mi hijo tras ese primer día… apasionante. Y me encuentro con el saludo más inesperado. «Mamá, quiero apuntarme a religión», me dice con ocho añitos recién cumplidos. Ni en mis peores pesadillas hubiese imaginado que la nueva ley fuese tan demoledoramente eficaz en su objetivo involucionista. Tras el desconcierto inicial, viene la explicación del crío -tan sincera como práctica- «porque en lo otro -así denominan mi hijo y sus amigos la nueva asignatura alternativa a religión- te hacen exámenes, te ponen nota que cuenta y seguro que será en inglés». Y sí, traía horario: dos horas a la semana de religión -o «lo otro»-, frente a una hora a la semana de música y otra hora semanal de plástica. La informática, desaparecida.

Lo de la informática tiene tela porque desaparece de las aulas de primaria la misma semana que el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, salió del debate sobre el estado de la región con un anuncio estrella: los alumnos de secundaria que estudien en la Comunidad de Madrid tendrán una nueva asignatura obligatoria que no existe en ninguna otra autonomía: Programación. Su temario incluirá la creación de webs, aplicaciones para móviles y juegos. La asignatura se implantará de forma progresiva en este mismo curso escolar y el curso que viene se extenderá a todos los centros. Para aprobarla, será indispensable que el alumnado sea capaz de diseñar y crear una aplicación. Es decir, les quitan informática de primaria y les exigen saber programar en secundaria. Lo dijo sin despeinarse, oigan.

Sé que el destrozo de la educación pública es especialmente significativo en Madrid pero se lo cuento porque, como saben, es el lugar preferido de la derecha para hacer sus experimentos. Luego no digan que los conejillos de indias no les hemos avisado de lo que se les venía encima.

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Comentarios
  1. Pues nosotros hemos decidido pasar a la acción. Hemos enviado a la profesora de mi hija una carta diciendole que, en un acto de desobediencia civil, no pensamos comprar el libro de alternativa a la religión. Y le hemos explicado los motivos por si no le quedaba alguna duda.

  2. Jajajajajajajajajaja… Me parto, ahora va a resultar que la «otra» no era otro cebo para los niños…
    Mas consenso y menos demagogia, la proxima ley de educacion o la hacemos los padres o nos seguiran aleccionando a los niños. Que piensen en casa porque en el cole desde hace mas de dos decadas no lo van a hacer. Tiempo al tiempo.

  3. Este fenomeno no es nuevo. En muchos IES y CEIPS de la Comunidad de Madrid el porcentaje de familias que eligen Religion en los colegios publicos no corresponde con el numero de catolicos practicantes en la sociedad. El problema son la diferencia en tratmiento que se le da a religion y a las otras. Los niños quieren ir a religion porque tienen mas salidas: parque de atracciones y patinaje sobre hielo, peliculas, etc. en algunos casos las minorias perseguidas y estgmatizadas ahora no son los catolicos sino los laicos.

  4. Pues mi hijo que ahora tiene 26 jamás dio religión. Para mi sorpresa nos llamaron del colegio para disuadirnos de que lo sacaramos. Fue días después de que mi hijo me sorprendiera en la comida con la historia de una maestra que era una bruja que engañaba a los niños. Al parecer había explicado el origen del mundo (Lo del paraíso terrenal y todo eso) sin mencionar a los dinosaurios: desde entonces sigue siendo ateo. No he podido dejar de recordarlo al leer el artículo

  5. Amiga. Mis hijos y ahora mis nietos..están sufriendo desde hace 30 años tamaño desatinó y aún más…si yo t contara anécdotas que dan risa…aunque sean para irritar al más paciente. Y yo resido en otra CCAA. Por cierto donde el Sr. Bono, (k no es del PP) por vez primera, incluyó la religión en infantil tres años, nada más recibir las competencias en 2000-01, vergonzantemente y después se extendió como la pólvora en esa edad. En fin, ¡RELIGIÓN FUERA DE LA ESCUELA! Paciencia y «caña al mono» … Mis hijos jamás entraron en ese engendro y están muy sanos en todos los sentidos… Sobre todo en ética cívica.

  6. Pues espero que tu angelito quiera seguir en clase de religión hasta el final de la etapa escolar, porque si con diez u once años decide cambiar de opción todo lo que has pasado hasta ahora te va a parecer un camino de rosas. También en la Comunidad de Madrid y mucho antes de la ley Wert.

  7. Bien, el Rouco ya no engaña a nadie. Sabemos por sus «posturas» que, preciosamente sencillo no es. No quiere dejar el palacio, donde ha cometido sus tropelías, a su sucesor. Muy digno de él. Sabemos que la religión es el opio del Pueblo. Lo sabemos. Lo estamos comprobando diariamente. Sabemos que, si hay dios, sus representantes no están entre nosotros. No es creíble que dios permitiera tanta infamia, en un individuo que se arroga el poder del infierno y el cielo. La secta del sr rouco teme más a la libertad y la inteligencia que al mismo diablo. Si existiera. La secta católica vive del genocidio franquista, de quien obtuvo sus privilegios a cambio de sus criminales justificaciones. Nada más. Dejemos a dios tranquilo y no lo confundamos con estos ángeles caídos por su ambición.

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