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Los Botín, más de 100 años mirando desde arriba
La saga de los Botín lleva siendo dueña de gran parte de Cantabria desde el siglo XIX, desde Altamira al "Bancuco"
MADRID// La muerte de Emilio Botín no es el final de su linaje de banqueros. Su hija, Ana Patricia Botín, continuará con el legado que su padre, abuelo, bisabuelo y tatarabuelo crearon. Cada región de España tiene sus familias extractivas de prohombres y mujeres que han hecho su fortuna alrededor de la escasez de los demás. En Cantabria, los Botín y Sanz de Sautuola son el paradigma de la familia de éxito, tal y como es entendido el éxito en esta sociedad.
Los Botín llevan unido el triunfo a los favores de la monarquía. El Banco Santander nació de un privilegio concedido por la reina Isabel II a un grupo de comerciantes en 1857. Esto unido al crecimiento de Santander por el gusto de Alfonso XIII de elegir esa ciudad como lugar de descanso veraniego catapultaron a la familia en sus inicios.
El bisabuelo de Emilio Botín, Marcelino Sanz de Sautuola, fue el descubridor en 1879, junto con su hija María, de las cuevas de Altamira, que se encontraban en sus terrenos. Aunque el verdadero descubridor de la cavidad fue Modesto Cubillas, un labrador, que informó a Marcelino Sanz del hallazgo. Modesto Cubillas llegó incluso a escribir una carta a Alfonso XII en 1881 para solicitar el reconocimiento como descubridor de la cueva, la historia le dejó olvidado en favor del bisabuelo de Botín. En uno de los terrenos que Marcelino Sanz de Sautuola poseía, se erigió la Finca del Puente de San Miguel, en Reocín, una finca de 23 hectáreas que fue declarado bien de interés cultural en 1986 y que acoge una casona que data del año 1900 donde se forjó toda la saga de los Botín. La finca incluye una Capilla-Panteón que fue construida por Enrique Chueca, uno de los más afamados arquitectos españoles del siglo XX. El jardín botánico que se encuentra en el interior acogió la única metasecuoya que había en España, selección de plantas de las que se encargó la madre de Emilio Botín.
Emilio Botín López, primer presidente del Banco Santander de la familia, formaba parte de la jet set santanderina en el primer tercio del siglo XX, sus partidos de “tennis” eran noticia habitual de la prensa de la época, así como las cenas aristocráticas en el casino de Santander. Su mujer, María Sanz de Sautuola, y abuela del recién fallecido, llevaba el gen del ahorro que serviría para toda la familia. Cuenta Josep Manuel Novoa en su libro El botín de Botín que cuando el hijo del carnicero le llevaba la carne, la pesaba ella misma, y si le faltaban algunos gramos devolvía el pedido.
Emilio Botín-Sanz de Sautuola López, también fue director del Banco Santander. Cuando comenzó la Guerra Civil, la banca quedó dividida en dos, incluso con moneda diferente, El Banco Santander a su vez también se separó en dos: por un lado en Santander el órgano gestor del banco de la zona republicana y en León el del bando nacional. Emilio Botín salió de España con permiso de la Junta de Defensa republicana para llevar su fortuna a un lugar seguro, Suiza. En el país helvético guardó los 1.000 millones de euros por los que la familia Botín tuvo que pagar una multa de 200 millones de euros una vez que fueron investigados y exonerados en cumplimiento de la doctrina que llevaría el nombre de su familia. Fue sin duda el máximo artífice del crecimiento del Banco Santander, con grandes relaciones en la cúpula del franquismo, como demuestra la concesión de la Gran Cruz del Mérito Civil en el año 1967. Se asoció también con Bank of América y consiguió la absorción del Banco Mercantil de Santander, el Banco de Torrelavega, Banco de Ávila y Herrero Riva, además de comenzar la expansión por América Latina. Además, tenía una magnífica relación con la oligarquía economía que ayudó en el golpe de estado de 1936, compartiendo incluso con ellos algunos consejos de administración, como era el caso de Fuerzas Eléctricas de Cataluña, con compañeros de mesa como El Conde de Fenosa o Juan March.
Emilio Botín nunca estuvo especialmente interesado por la creación de empleo en su tierra, más allá del derivado del ahorro. En los años 80 aprovechó el proceso desindustrializador que se vivía en España para despojar de la cartera del Santander de todos los activos industriales. Uno de los casos paradigmáticos fue la venta de Nueva Montaña Quijano, una fábrica de la periferia de Santander donde existía un fuerte componente de clase y lucha obrera. Cuando se realizó la venta en el año 1987, el comprador de la fábrica declaró que tenía la impresión de que el Banco de Santander trataba de sacar todo el dinero posible de Cantabria. Pero la historia de Emilio, ya la contamos ayer.
La herencia sólo tributará el 1% del impuesto de sucesiones se lee en medios alternativos.
Emilio Botín, acusado varias veces de estafa, que nunca pudo ser juzgado, que fue sorprendido como evasor fiscal y que posee su fortuna fuera de España y casi parece que haya muerto un santo.
¡Qué prensa, la prensa no-libre de este país! Como se burla de sus lectores.
Se nos están yendo los mejores patriotas
(Banco Santander, Corte Inglés): Grandes activistas que nos han dejado un país más justo e igualitario. No como esa gente que crece de lo que al ciudadano empobrece.
Dios les de lo que su total, entusiasta y desinteresada labor en pro de sus conciudadanos merece.
La muerte de Botín es llorada por sus deudos (su familia) y sus deudores: “que muera un pobre es importante para los familiares pero que muera un rico es trágico para España. Lo fundamental en un país son sus ricos y la turba es intercambiable”. Lo ha escrito un depravado ideológico, pero lo piensan políticos, empresarios y banqueros, esa casta de la que hay que independizarse con urgencia. http://wp.me/p2v1L3-zA
Completamente de acuerdo. Yo cuando leí esa afirmación se me crispó el vello. No porque no lo supiera, sino porque duele verlo expresado de alguien así.