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Necesitamos nuestra economía social

"Hay que crear un contrapoder también en la economía", defiende el autor, "o si no nos ahogarán brutal, lenta y silenciosamente comprando a algunos/as y matando de hambre a otros/as".

Ser un cargo público no es tan “molón” como pudiéramos imaginar. Si lo eres en un pueblo mediano o pequeño, aparte de, por lo general, no cobrar un sueldo, si te “equivocas” al votar un plan urbanístico, o haces demasiado ruido contra los intereses de las “fuerzas vivas”, te pueden “ocurrir” accidentes; como que tu pequeño negocio se vaya a pique o que gente de tu familia “misteriosamente” pierda su puesto de trabajo. A veces esas cosas suceden.

Si eres un cargo público en un municipio de mayor tamaño o en ámbitos superiores y cobras una dedicación exclusiva, es verdad que tendrás un buen salario durante cuatro, cinco, ocho años, incluso si te ves afectado/a por las restricciones que organizaciones como IU y Podemos ponen al salario que cobran sus cargos públicos. El problema, si has sido un buen cargo público, vendrá después, cuando vayas a buscar trabajo, y no es que nadie te deba un favor, sino al contrario, que te habrás hecho bastantes enemigos entre las “fuerzas vivas”, también conocidas como régimen/casta/capital (elige la palabra que más te guste).

Para muchos empleos no queda muy bien que tu último trabajo conocido haya sido ser concejal/diputado de una fuerza combativa, no sé por qué, pero a los de recursos humanos eso de tener un potencial trabajador conflictivo como que no les gusta, y la opción de que en tu currículum aparezca un “agujero” en los últimos años, tampoco es que sea la bomba, sin olvidar que a un golpe de Google todas tus hazañas estarán disponibles.

Estas situaciones puede que las sufran más habitualmente los cargos públicos, pero no son exclusivas de ellos/as, no son raros tampoco los casos de activistas sociales y sindicalistas que sufren inexplicablemente este tipo de situaciones y eso nos debería hacer sospechar que tal vez no sean accidentes, cuestiones inexplicables o casualidades sino que quienes nos enfrentamos al régimen/casta/capital (de nuevo elige la palabra que más te guste), estamos expuestos a ser represaliados/as no solo con el evidente golpe de porra o incluso la cárcel, sino con mecanismos a veces más sutiles o invisibles, pero no por ello menos dolorosos y brutales.

Para aguantar esta represión silenciosa debemos dotarnos de algo que ha ido aumentado cada vez más desde el 15M, pero sobre lo que debemos reflexionar y redoblar esfuerzos, y es la tarea de crear economía social: redes de solidaridad, organizaciones sin ánimo de lucro y cooperativas para crear iniciativas colectivas de autoempleo o para proveernos de bienes, servicios, cultura e información. Esto debe ser uno de los puntales de nuestra lucha, puesto que cualquier intento de crear contrapoder no se puede quedar solo en el plano político, porque el régimen/casta/capital (de nuevo elige la palabra que más te guste) no ejerce su poder en un único plano.

Esta reflexión me viene al observar algunas magníficas iniciativas que compañeros y compañeras de la Red de Solidaridad Popular están poniendo en marcha en muchos lugares, como los proyectos de huertos en Valencia o Galicia entre otros lugares, también a raíz de los debates que surgen sobre si es legítimo que un cargo público done parte de su salario a proyectos de economía social a los que está vinculado o puede estarlo en el futuro. Para mí la respuesta es inequívoca: sí, siempre que sean verdaderamente iniciativas de economía social.

Estar contra el régimen/casta/capital (elige por última vez la palabra que más te guste) es estar contra las puertas giratorias, pero tenemos que cuidarnos entre todos y entre todas, construir contrapoder no es solo hacerlo en las calles, ni solo en la instituciones, ni tampoco solo en la calle y en las instituciones, necesitamos también un contrapoder en la economía, o si no nos ahogarán brutal, lenta y silenciosamente comprando a algunos/as y matando de hambre a otros/as.

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