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Las playas no echarán de menos a los Algarrobicos
"Ahora sólo queda un camino: el de la demolición, que puede ser sostenible, reciclando el 98% del edificio y restaurando ambientalmente el entorno, y generar casi 400 puestos de trabajo", afirma la directora de campaña de Greenpeace.
Dice un proverbio persa que la paciencia es un árbol con raíces muy amargas pero frutos muy dulces, y en el caso del hotel de El Algarrobico (Carboneras, Almería), el árbol es gigante, ya que tiene que tapar una mole de 21 plantas situada a 20 metros de la playa. Pero ahí está, con frondosas ramas que van dando muchos frutos dulces y, también, alguno amargo.
Los frutos amargos de El Algarrobico han llegado este año en forma de sendas sentencias que han dado un vuelco a los dictámenes de la Justicia, que hasta el momento venían indicando de manera firme y constante las dos principales cuestiones que venimos denunciando desde Greenpeace y otros grupos ecologistas: primero, que el hotel está en un área del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar especialmente protegida y no urbanizable y segundo, que el hotel invade la franja de 100 metros que protege la Ley de Costas.
Tras 19 pleitos y 21 resoluciones judiciales, ambas cuestiones estaban claras, pero, sorprendentemente, todo cambió el pasado 21 de marzo, cuando la Sala Tercera del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía dictaminó que el terreno es urbanizable. La segunda sentencia, firmada por el mismo juez que la de marzo, llegó el 29 de julio y decía que la licencia de obras del hotel, concedida en 2003, es legal. Ambas resoluciones judiciales se produjeron tras un cambio de Sala y de juez en el TSJA. ¿Casualidad o causalidad?
Greenpeace ha recurrido la sentencia de marzo ante el Tribunal Supremo y ha instado a la Junta de Andalucía y a la Abogacía del Estado – únicos que pueden hacerlo – a que recurran la de julio. Ambos han declarado ante los medios que lo harán.
Además, la Junta de Andalucía ha decidido pasar de las palabras a los hechos y finalmente ha ejercido el derecho de retracto. Tal y como acredita una sentencia de diciembre de 2013, esta Administración tiene derecho de adquisición preferente de los terrenos donde se asienta el hotel por estar éstos situados en un espacio protegido. Cuando se conoció la sentencia que le otorgaba este derecho de retracto, Greenpeace pidió a la Junta que lo ejecutara; se lo pidió otra vez el pasado mes de mayo pintando un punto negro de 8.000 metros cuadrados en la fachada del hotel y se lo ha vuelto a pedir al conocer esta segunda sentencia. Y como en el proverbio persa, el fruto ha tardado, pero aquí está ya.
Ahora sólo queda un camino: el de la demolición. Desde Greenpeace presentamos junto con N’Undo Arquitectos un estudio demostrando que la demolición puede ser sostenible, reciclando el 98% del edificio y restaurando ambientalmente el entorno, y generar casi 400 puestos de trabajo.
Las playas que muchos disfrutan estos días no van a echar de menos a los Algarrobicos.
Ya ha llegado el tiempo de acabar con el peor ejemplo de nuestras costas y pasar página a 25 años de ilegalidades.
María José Caballero es directora de campañas de Greenpeace
Así sea, María José.
Aún queda mucho camino, pero con paciencia pasaremos página definitivamente a tanto despropósito y agresión a Madre Naturaleza.