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Palabras y conceptos. Lenguaje y pensamiento crítico

Para la autora el plan Bolonia busca "menos pensar y más entrar en el molde en el que nos quiere encajar el sistema"

El lenguaje es el instrumento con el que construimos el pensamiento. Por eso el empobrecimiento del lenguaje comporta el empobrecimiento del pensamiento. Y el uso incorrecto del lenguaje, sea a nivel morfológico, semántico o sintáctico entorpece el rigor del pensamiento, dificulta el pensamiento riguroso. Al mismo tiempo, hace que la expresión sea ambigua, a veces incoherente, en definitiva, dificulta su comprensión. Y esto repercute en la comunicación entre hablantes, lo que es particularmente perjudicial en situaciones como, por ejemplo, las asambleas, donde la fluidez de palabra y la claridad del lenguaje tienen una importancia capital. De ello depende que lleguemos a transmitir nuestro mensaje claramente y comprendamos el de los demás con toda exactitud.

En primer lugar, es muy importante el empleo correcto de los términos. Precisamente con la finalidad de construir un discurso riguroso al hablar o al debatir en público, ya Platón (s. IV antes de nuestra era) en su diálogo Protágoras, para destacar la importancia del uso adecuado y preciso de cada término, pone en boca de Pródico el siguiente razonamiento: «Conviene que quienes asisten a estas disputas presten a ambos disputantes atención común, pero no igual; porque no es lo mismo: conviene escuchar en común, pero no apreciar por igual a cada uno , sino más al más sabio y menos al más ignorante. Yo también os pido, Protágoras y Sócrates, que condescendáis el uno con el otro y que respecto a las cuestiones, disintáis entre vosotros, pero no riñáis: disienten, pero con benevolencia, los amigos de los amigos; riñen en cambio, los adversarios y los enemigos entre sí. […] Vosotros, los que habláis, recibiríais toda la aprobación de quienes os escuchamos, no ya nuestras alabanzas; porque la aprobación proviene de las almas de los oyentes sin engaño alguno; la alabanza verbal, en cambio, proviene, con frecuencia, de quienes disimulan su opinión. Por nuestra parte, nosotros como oyentes,nos sentiríamos así llenos de gozo, no ya de placer; porque siente gozo quien aprende algo y quien concibe una idea con la propia mente; siente placer, en cambio, quien come algo o experimenta alguna sensación agradable con el propio cuerpo.»

Pues un término pretende ser la expresión de una definición. Y cada definición corresponde a un concepto. Por eso el empobrecimiento de términos conlleva un empobrecimiento en conceptos, en pensamiento. Así ocurre cuando se confunden dos términos que pueden ser fonéticamente semejantes, lo que implica el desconocimiento del significado de ambos. O cuando se suple un término que se desconoce por una palabra o palabras vacías, carentes de significación propia («la cosa esa», un «esto»…), así como con el uso de muletillas. También empobrece el lenguaje el empleo de frases hechas, o de imágenes y metáforas tan manidas que han perdido la fuerza expresiva que tenían en origen, y de las que dice Nietzsche en Verdad y mentira en sentido extramoral, que son cómo monedas que de tan usadas, han perdido su troquel. Por el contrario, además de la precisión y la riqueza terminológicas, el uso correcto de preposiciones, conjunciones, adverbios nos ayudan a la correcta formación de las frases e impiden que resulten equívocas. Aplicarlos mal tiene como resultado un lenguaje impreciso, confuso, ambiguo.

Por otra parte, la adecuada comprensión y utilización del lenguaje nos ayuda a reconocer y desenmascarar los razonamientos falsos. En definitiva, nos protege del engaño. Para detectar si se da una correcta utilización del lenguaje, resulta muy útil conocer la lógica del razonamiento. Así, la lógica de predicados o inclusos los viejos silogismos de la lógica aristotélica. Algo que resulta fácil de comprender pero que no siempre se tiene presente, pues no suele enseñarse. Pero es tan sencillo como -por poner un ejemplo- tener en cuenta que de una afirmación universal se puede deducir una afirmación particular, pero no al contrario. Es decir, de una afirmación particular, concreta, no se deduce la afirmación de lo universal. Así, de «todos los hombres son mortales» y «x es hombre» se deduce que x es mortal. Pero de «algunos hombres son rubios» y la afirmación «x es hombre», no se deduce, «luego x es rubio». O de «algunos gitanos/rumanos/negros… son delincuentes», no se deduce que «todos los gitanos, rumanos o negros, son delincuentes».

La mala situación de las llamadas Humanidades (Filología, Literatura, Historia, Arte, Filosofía…) en el panorama académico y educativo en general es producto de la desvalorización de lo cultural y tiene, entre otras consecuencias, el menosprecio del uso correcto del lenguaje. Supone el menosprecio y descuido de la cultura, que es el «cultivo» del pensamiento y sus frutos. Menosprecio que conviene al poder establecido pero que trata de convencer a los administrados, al pueblo, de que la formación cultural es una carga inútil, una sofisticación propia de la élite intelectual de la que es más práctico – y más cómodo- liberarse. Pero no debemos dejarnos engañar.

Naturalmente no se trata, por mi parte, de hacer una defensa elitista de la cultura en general y de la lógica y la gramática, -esas disciplinas que tan trasnochadas pueden parecer- en particular. Todo lo contrario, se trata de reivindicar su uso y conocimiento por parte de todos los ciudadanos, precisamente para facilitarles instrumentos que les permitan la defensa frente a los engaños del poder.

Como ya comentábamos en Por qué nos quitan la filosofía el poder no está interesado en que la mayoría pueda acceder a un buen nivel de formación intelectual. De ahí que la Ley Wert, siguiendo las directrices de la evaluación del informe Pisa, establezca un modelo de plan de estudios a dos velocidades a partir de los 12 años, para formar una elite ecónómica dirigente y una masa destinada a trabajar y producir según las necesidades del sistema, a la que se le piden sólo conocimientos técnicos y memorización de datos, mientras se le niega el acceso a la riqueza de la cultura que encierra la filosofía, las artes, la literatura, la historia… en definitiva todos aquellos conocimientos que facilitan o procuran el pensamiento crítico y el desarrollo libre de la creatividad.

El plan Bolonia, al que tantos estudiantes y profesores nos opusimos -sin éxito- en su momento, y que ha terminado implantándose en la universidad, va en esa misma dirección. Se debilitan las carreras de Humanidades, se las convierte en residuales, y se potencia la formación de las carreras técnicas, en detrimento incluso de la ciencia básica. Menos pensar y más entrar en el molde en el que nos quiere encajar el sistema. El sistema económico capitalista dominante y la ideología que lo sustenta.

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Comentarios
  1. Para Jordi ,, amparo, es muy interesante el tema, y preocupante a la vez, y como ustedes dicen , ««disminuye««
    He visto y siento desde hace mucho, como las redes, aplicando símbolos y figuras, han ido afectando, nuestro lenguaje, incluso el escrito, por ende el visual…. Y no da cabida a ese razonamiento, tan importante en nuestros jóvenes del futuro, y muy cierto afectando el intelecto , que les ayudaría a efectuar elecciones de carreras, como lo refiere el texto que leímos. Gracia

  2. COmo bien insinua el texto a palabra saber hablar y transmitir lo necesario es importantísimo. Muy de acuerdo con todo lo que se dice.

    Un abrazo y hasta pronto!!!

  3. Un artículo realmente interesante y apasionante. La palabra es ha sido siempre el único canal por el cual nos hemos podido entender y creo que hablar adecuadamente y elegir las palabras cuidadosamente es básico en cualquier relación o conversación.

  4. No puedo estar más de acuerdo con este texto y con la importancia, como problema social, del «yo me entiendo».
    Decía Fernando Lázaro Carreter hace casi 40 años, en «El dardo en la palabra», de 1975, la primera entrada de su columna homónima:
    «Con todo, ‘¡qué más da, si nos entendemos!’. Pues da. Primero, porque el idioma no es nuestro: lo compartimos con muchas naciones, y romperlo a gusto propio es quebrar lo único firme de nuestro futuro. Segundo, porque pensamos con el idioma; si se usa mal, pensaremos mal […]. Tercero, porque ejercer la libertad, en esto como en todo, no consiste en dejarse llevar, sino en saber y poder ir.»

  5. Quiero hacer un breve puntualización respecto a» mi texto sobre Lenguaje y Pensamiento.
    En la primera frase, donde afirmo: «El lenguaje es el instrumento con el que construimos el pensamiento» debí puntualizar que me refería al «pensamiento abstracto».
    En efecto, existen otros tipos de pensamiento sin lenguaje sintáctico, como , por ejemplo, el de los niños pequeños, los enfermos con desconexión hemisférica, los grandes simios. Hay también prelenguajes y protolenguajes, Por otra parte están así mismo los procesos de creación artística, las matemáticas,la música.o el llamado «pensamiento en acción»…. entre otros.
    Lo que afirmo en mi pequeño artículo sólo es aplicable al lenguaje empleado para posibilitar la reflexión y el razonamiento.
    Mi agradecimiento a Jordi y a todos los que, por otros medios, me han hecho reflexionar y buscar otras fuentes de información, nuevas para mí. Seguiré en ello.
    Un abrazo a todos
    Amparo

    • Fe de erratas:
      donde escribo: «un breve puntualización» debería poner «una breve puntualización».
      La apertura de comillas entre «a» y «mi texto», sobra.

  6. Hola, Jordi. Ante todo, gracias por haber leído mi pequeño escrito y, sobre todo, por darme a conocer tu opinión. Estoy de acuerdo contigo en que, si el poder quiere minimizar la formación artística es, seguramente, para evitar la creatividad, el pensamiento visual y su expresión. Creatividad es ruptura con las normas, en definitiva insumisión, rebeldía. Los grafitti me parecen un buen exponente. Perseguidos y prohibidos, han acabado, sin embargo por imponerse como arte urbano.
    Por su parte, el lenguaje verbal permite un tipo de pensamiento abstracto que está en la base de la cultura occidental y que -tal como dices- posibilita la capacidad crítica.
    El papel que tuvo la escritura en Grecia, al no estar ligada exclusivamente a la religión o a la administración, como era el caso en Egipto o en Mesopotamia, resultó fundamental para el desarrollo de la razón, la filosofía, la ciencia y hasta la democracia ateniense, con todas sus limitaciones. Y no fue incompatible con la expresión artística, como no lo fue tampoco en el Renacimiento.
    Pero no conozco lo suficiente el nuevo paradigma al que te refieres. Posiblemente no coincide con Fidias,Miguel Angel o Leonardo. Posiblemente coincide más con las llamadas «Vanguardias» del siglo pasado y con la irrupción de las posturas críticas con el racionalismo dogmático.
    También es muy posible que no te haya entendido bien. Si es así, Jordi, como me temo, sería muy interesante que te extendieras e insistieras en acercarnos a ese paradigma del lenguaje visual que, al menos yo, prácticamente desconozco.
    Disculpa si me he extendido demasiado. Es que tu respuesta me ha resultado muy sugerente.
    Un abrazo
    Amparo

    • Hola, Amparo,

      Quizá no me hay aexpresado muy bien. También es un tema en que ni mucho menos soy especialista.
      Me refiero a los cambios en el lenguaje visual asociados a la introducción de las nuevas tecnologías. (internet, tabletas, teléfonos móviles…). Sin pretender hacer unn análisis al respecto, porque no me siento preparado, creo que suponen clarament un cambio en la forma de presentación, generación y acceso a la información, muy diferente al texto impreso, en el cual tú y yo nos hemos culturizado.
      No quiero en plan viejo cascarrabias satanizar automáticamente esta revolución tecnológica, aunque honestamente no es donde más cómodo me siento.
      Y no creo que dicha revolución automáticamente nos vuelva más tontos sino que posblemente atrofiará (o distrofiará) ciertas capacidades cognitivas (más de abstracción verbal, por ejemplo) y puede desarrollar otras más visuales y otros aspectos transversales, como la velocidad de procesamiento de la información y la capacidad de pensamiento en paralelo.
      Posiblemente vaya incluso más allá de las vanguardias artísticas del siglo XX (lo siento no soy especialista tampoco en arte).
      El resto es, como con toda tecnología, que sea un instrumento para la mayoría de la población y no para el control social.
      Un abrazo,

  7. Hola Amparo,
    Estoy de acuerdo contigo en la importancia de la palabra como forma de construcción del pensamiento. Esto es así, al menos, en la sociedad occidental hasta la actualidad.
    Dicha riqueza es básica para mantener la capacidad crítica.
    Sin embargo, el ser humano también maneja el lenguaje visual y espacial, quizá menos en nuestra sociedad. La generalización en el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información está llevando a una potenciación del mensaje visual, probablemente a costa de la pérdida en la riqueza lingüística verbal.
    No me siento capaz de juzgar este cambio de paradigma. En principio me parece como la opción de potenciar capacidades cognitivas de las personas hasta ahora infrautilizadas.
    El riesgo de que el poder lo intente utilizar para controlar la sociedad e imponer sus valores no creo que sea causado por los intrumentos ni los lenguajes. También se daba de hecho en sociedades más lingüísticas.
    Quizá, para evitar desarrollar el pensamiento visual sea porque se está minimizando la formación en arte.

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