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¿Por qué este vacío?
El autor analiza el debate de los candidatos del PSOE del pasado lunes
Y si todo va tan bien, ¿por qué este dolor que siento? Si todo va tan bien, si todo es tan sencillo, ¿por qué este vacío que siento?
Es la letra de una canción del disco Super 8 de Los Planetas. Un disco que tiene 20 años y que podría haber acompañado durante todo ese tiempo, podría haber servido de himno, para el partido que, como repiten una y otra vez los candidatos a dirigirlo, desde el 78 ha gobernado durante más tiempo España; y el partido que, esto no lo dicen los candidatos, probablemente haya decepcionado más veces en España.
Serviría de himno de las últimas dos décadas, pero también nos valdría para comprender qué está pasando estos días. Es cierto que han decidido abrazar las primarias, que se han abierto, que los militantes decidirán quién dirige el partido, que los dos favoritos a hacerlo son jóvenes, que han debatido públicamente entre ellos, pero entonces, si todo va tan bien, ¿por qué este vacío que siento?
Pues probablemente porque han llegado a esta renovación, a esta nueva dialéctica de participación y apertura, no por convicción, sino a base de hostias. Han llegado por miedo a quedarse aún más solos. Y se nota. Hay algo de impostura en todo esto. Impostura bienintencionada, pero impostura.
El guapo, el simpático y el mayor se presentaron ante los militantes en un ejercicio de nueva política, y no tardamos ni un minuto en descubrir los tics de siempre de la política antigua. La mano del candidato simpático parecía estar atada a una cuerda y siendo movida desde arriba por algún experto en imagen, que pretendiendo dios sabe qué, acabó distrayéndonos del contenido de su discurso con un movimiento repetitivo y descaradamente artificial. Podríamos ser malpensados y darle vueltas a la idea de que quizá distraernos del discurso era precisamente el dios sabe qué que se pretendía.
El guapo la imagen ya la tenía, así que el marketing lo llevaba puesto en el papel. Pero como le pasó al simpático, esto tampoco acabó de funcionar. Los eslóganes como “No somos casta, somos un partido de gente con mucha casta”, o ”Nosotros no podemos, nosotros vamos a hacerlo” no acababan de funcionar ni entre los propios militantes allí presentes. En un momento de su intervención hizo una broma precocinada aprovechando una referencia al fundador de su partido. “Como dijo Pablo Iglesias, el bueno, el nuestro…” y lejos de levantar aplausos, risas o el ánimo, un silencio demoledor recorrió esa sala, seguramente recordándoles a los presentes por qué estaban allí adoptando una forma de hacer política que hasta hace demasiado poco les era ajena.
El mayor, el teóricamente espectador de la disputa entre los dos jóvenes favoritos, no movió las manos ni llevaba preparados eslóganes. Se plantó allí y sorprendió con un discurso muy crítico con su partido. Este parece que es de izquierdas, decía alguno en las redes sociales.
Había un cuarto en la carrera, uno más joven que los dos jóvenes, que se quedó sin atril ni debate esa mañana por falta de avales. Consiguió 5.000 de los 10.000 necesarios. Era el candidato, digamos, 15-M del partido. Me parecía interesante acabar este artículo preguntándole a él, pidiéndole su opinión a quien, representando esa nueva forma de política que ha arrastrado a su partido hacia esta nueva dialéctica, no estaba allí:
“Es bueno que haya un debate porque partíamos de la nada, pero sería tramposo conformarnos con un debate a la una de la tarde de un día laborable, con una única periodista con posibilidad de preguntar y con invitados de cada candidatura. Nos alegra que se haya realizado el debate porque fue nuestra apuesta desde el primer momento pero las otras candidaturas se negaron a debatir con nosotros a pesar de tener incluso convocatoria formal enviada. Al no haber sido abierto a la ciudadanía no llegaron al debate los verdaderos temas de interés y la forma de resolver los problemas de los ciudadanos. Siguió faltando el «cómo» hacer esos cambios que proponen”.
¡A buenas horas, mangas verdes!
Si no se lo creen ni ellos, a quién quieren engañar.
¿El guapo? Un tibio de centro, o lo que es lo mismo, de nada, derecha maquillada.
El simpático, como el guapo, continuismo.
El mayor, PSOE pero con barba, única diferencia con los otros dos.
La cosa pinta a: Pablo Iglesias fundó el partido y Pablo Iglesias cerrará el partido.
Excelente análisis. tu frase explica mejor la realidad que cualquier concienzudo artículo.
Madina: aparato puro y duro. Mas de lo mismo. Candidato perfecto para formar parte del consejo de administracion de cualquier multinacional, al lado de Elena Salgado o Felipe Gonzalez.Mayor hundimiento del psoe.
P. Sanchez: un enigma. Parece honesto, con ganas,inteligente, cabal, moderado. Muy preparado. Aun asi no levanta pasiones ni parece capaz de frenar la caida de su partido.
Perez Tapias: lo mas parecido a un verdadero socialista. Ferreas convicciones de izquierda, lo cual le hace ser peligroso para sectores de su propio partido. Trasgresor. Mas cercano al socialismo de Largo Caballero o Indalecio Prieto que al de Felipe Gonzalez.
Quizá si se diera el milagro de que ganara el mayor, podría empezar a recuperar el PSOE algo de credibilidad…