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Paradojas de la nueva izquierda

A pesar de los mensajes de renovación, juventud y regeneración democrática, han desaparecido los liderazgos femeninos y las políticas de igualdad en los discursos

No deja de ser paradójico que en esta supuesta nueva izquierda que está intentando construirse, entre mensajes de renovación, juventud y regeneración democrática hayan desaparecido los liderazgos femeninos y las políticas de igualdad en cuanto a su consideración como uno de los ejes fundamentales de las propuestas políticas. Y no
deja de ser paradójico porque el discurso sobre la legitimidad de los órganos de representación de los partidos y de sus líderes es humo si excluye a la mitad de la población, porque los mayores retrocesos en libertades y derechos se están cebando sobre las mujeres, porque es también ese 50% el que está soportando con especial dureza la crisis económica, los recortes y las consecuencias de las contrarreformas como la del mercado laboral y porque buena parte de las soluciones a esta crisis están siendo apuntadas por la economía feminista.

En definitiva, resulta paradójico porque la igualdad entre mujeres y hombres es la prueba del algodón de las democracias. Es decir, y parafraseando a Pablo Iglesias (el joven), a ver si él también se lo aprende, no ser siervas de nadie, eso es la democracia, que no pasa por el sometimiento al gobierno de las élites masculinas. En IU y Podemos los liderazgos femeninos y las políticas de igualdad como eje fundamental en las propuestas económicas y de calidad democrática ni existen ni se las espera. Y es muy significativo que la igualdad saliera en el debate entre los tres candidatos a la Secretaría General del PSOE celebrado el lunes, en el último minuto, con la última pregunta que se aceptó del público y que hizo Soledad Murillo, ex Secretaria General de Igualdad. Aunque aún es más sintomático que no haya habido ninguna mujer que se atreviera a optar a liderar al PSOE, ni siquiera la presidenta andaluza Susana Díaz.

En los corrillos socialistas se habla de derrota previa, «total, para perder», explican algunas de sus militantes. Y perder, la verdad, es que en estos últimos años, las mujeres hemos perdido demasiado. Sin embargo, los candidatos socialistas aún no se han dado cuenta de que lo único que les diferencia tanto de la derecha como del resto de propuestas de izquierda son las políticas de igualdad hechas realidad en las dos últimas legislaturas y el compromiso con las mismas arrancado en la última Conferencia Política.

Pedro Sánchez ni siquiera «se lo sabe». En el debate del lunes incurrió en todos los errores. Durante su discurso, ni una palabra propia sobre el tema, y cuando fue preguntado al respecto, comenzó su respuesta sacando la igualdad del marco político y llevándola donde se empeñan en colocarla quienes hacen política sólo para los varones: en el terreno personal, aludiendo a sus hijas -luego nos indignamos cuando la derecha cambia las políticas de igualdad por políticas de familia-. El resto de su paupérrima intervención en igualdad fue un discurso torpe y equívoco.

Eduardo Madina se lo sabe, sí, son muchos años sentado en un escaño del Congreso de los Diputados como para no conocer las reivindicaciones en materia de igualdad pero se refiere a ellas como quien hace la lista de la compra: una detrás de otra sin ninguna vinculación con el discurso político general. Y si Sánchez iba a por todas afirmando que hará del PSOE «el partido más feminista del sistema político en España», ahí es nada; Madina también tiró por elevación poniendo el énfasis en la igualdad de trato -que no está nada mal-, salvo si se coloca a las mujeres en el grupo de las minorías cometiendo así dos errores simultáneos: sacarlas de las políticas generales, es decir, lo habitual, que cuando hablamos de impuestos, presupuestos generales del Estado o mercado laboral no se tenga ni siquiera en el imaginario que todos estos temas afectan de manera desigual a hombres y mujeres y, por otro lado, olvidarse de que las minorías están conformadas por un cincuenta por ciento de mujeres que sufren las dobles y triples discriminación por razón de origen, color de piel o identidad sexual, por ejemplo.

Y el tercero en liza, José Antonio Pérez Tapias, a pesar de reconocer como un error grave haber pactado en Ponferrada con el exalcalde del PP Ismael Álvarez, condenado por acoso sexual, parece dar por superado el discurso de la igualdad de género. Se lo despachó con una breve referencia a una supuesta «revolución feminista» que dice él y, hombre tan leído, parece que o bien en su biblioteca no tienen sitio las obras escritas por mujeres o éstas no le dejan ninguna huella. En su recorrido, cita a cita, de Machado a Allende pasando por Félix Grande, ni un nombre de mujer ni siquiera refiriéndose a las materias de igualdad, coherente, eso sí, con sus 15 claves de candidatura en las que las políticas de igualdad aparecen simplemente mencionadas en el punto ocho.

No estaría mal que, con estas credenciales, el candidato ganador se tome las políticas de igualdad con calma y tome decisiones cuando haya trabajado más sobre las mismas, no vaya a ser que en ese estrés de renovación que transmiten, ésta se empiece con las mujeres, que es como siempre comienzan y acaban estas cosas:  renovando a las mujeres de sus cargos y dejando a los pesos pesados que siempre tienen nombre de varón. Y por si acaso se les escapa, que alguien les recuerde no confundir mujer con feminista que sería algo así como confundir hombre con socialista. Es más, no confundir feminismo con pensamiento único sin corrientes ni matices ni nombres propios que pueden referirse a mujeres conciliadoras, trabajadoras, cultas e inteligentes o todo lo contrario, exactamente lo mismo que ocurre con los hombres que conforman el PSOE, con sus corrientes, familias, grupos de presión y liderazgos distintos en formas y contenidos.

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Comentarios
  1. Milo, te has leído el artículo? no te has enterado ni de la mitad, victimistas y patéticas las feministas? Pues lo que digo yo, que el machismo no entiende de ideologías, en toda esta «renovación» que estamos viviendo, las mujeres se están quedando atrás. Os incomoda la mujer en la política, porque las mujeres están para ligárselas, no para departir con ellas. Y porque estáis tan hambrientos de poder, por muy de izquierdas que seáis, que no pensáis ni compartir ni un poquito del pastel, por cierto, pastel heredado, no tenéis ningún mérito. Lo que os jode profundamente es que el talento femenino os da mil vueltas. Sobre todo por el espíritu de conservación que tenemos y más aún, porque queremos el poder para hacer una sociedad más rica, más pasta, más igualitaria y no para gastárnoslas en putas, que es lo que os pierde realmente.

  2. De acuerdo en casi todo, pero el PP (ni el PSOE) jamás han hecho políticas familiares (redistributivas) en este país.

  3. «Hayan desaparecido los liderazgos femeninos»… Que yo sepa Susana Diaz y Carme Chacon no se presentaron porque no quisieron. Nadie las obligo a presentarse ni a no presentarse. ¿Acaso tiene que haber una candidata obligatoriamente? me imagino que aqui se puede presentar el que quiera mientras consiga los avales, sea del sexo que sea ¿o no?
    La verdadera igualdad vendra cuando muchas mujeres abandonen ese victimismo absurdo y patetico del que hacen gala.

  4. Me da la impresión de que el artículo parte de conocer bien lo que sucede en el PSOE y por la prensa lo que sucede en IU. Porque en IU sólo ha tenido protagonismo mediático Alberto Garzón, pero el documento que le daba protagonismo también se lo daba a Lara Hernández, Tania Sánchez Melero, Elena Cortés y Amanda Meyer, por ejemplo. Además esta semana se ha convertido Marina Albiol, también un claro ejemplo de nuevo liderazgo en IU, en la portavoz de IU – Izquierda Plural en el grupo de parlamentario de Bruselas (grupo compuesto por tres mujeres y dos hombres, por cierto).

    Lo dicho, un poco injusto

  5. Permíteme que discrepe respecto a que no haya políticas de igualdad en los partidos de la nueva izquierda. Quizá no sea nsuficiente, pero me consta que en la elaboración de la listas mediante procesos democráticos abiertos en Podemos, Equo y Compromís hubo igualdad de oportunidades en todas las candidaturas y se optó por listas cremallera a partir de que la candiadatura más votada fuera de hombre o de mujer. Desgraciadamente, la lista de la coalición Primavera Europea, al ganar en las primarias de Compromís y Equo hombres (aunque también hubo candidatas), perdió la cualidad de lista cremallera. Esta limitación me consta que fue reconocida por sus cabezas de cartel en entrevista.
    Sin duda, las listas cremallera no son una medida suficiente para minimizar el sexismo.
    Espero que en las dierentes formaciones se dé espacio mediático a sus líderes mujeres, como sí hace el Partido X con Simona Levi.
    También hay que plantearse por qué en las primarias abiertas todas las cabezas de cartel fueron a parar a hombres.
    Otro partido que sí tiene mecanismos de paridad es ICV, que tiene una cocoordinación de hombre y mujer, copiado de sus juventudes (JEV), que asimismo lo copiaron de die Grüne alemanes.
    Esto en cuanto a las formas. Respecto a los programas, no entro.

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