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Investigadores denuncian “listas negras” en el CSIC
Varios trabajadores que acudieron a los juzgados de lo social para demandar al CSIC aseguran que tienen paralizados sus contratos como represalia
MADRID // Lista negra. Estas dos palabras siempre han sobrevolado sobre algunas decisiones del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), pero en los últimos meses han tomado más fuerza con la denuncia de varios científicos que acusan a la entidad de mantener paralizados contratos de investigadores.
Según una decena de documentos a los que ha tenido acceso La Marea a través del portal Filtrala (la plataforma de filtración de documentos secretos en la que colaboran La Marea, eldiario.es, Diagonal y Mongolia), los sindicatos llevan meses pidiendo a la Administración que aclare la situación de bloqueo de una docena de contratos que estarían paralizados desde el año 2012.
CCOO, UGT, CIG y CSI·F preguntaron a la Administración a finales de 2012 “por la situación de contratos de obra y servicio ya resueltos y que no se llevan a efecto”. A lo que la dirección les contestó que esa paralización se debe a que “las funciones que se especifican en el contrato son la mismas que tiene una plaza que se ha sacado a consolidación”.
En el CSIC niegan las listas negras y minimizan las cifras. “Son pocos casos, hablamos de 12 contratos sobre los 3.000 que se hicieron durante el año 2012”, recuerdan.
Desde UGT señalan que el CSIC ha tomado la decisión de no adjudicar las plazas a aquellas personas que demandaron a la entidad y ganaron en Magistratura su plaza de indefinido no fijo, por realizar funciones de carácter estructural, lo que los tribunales consideraron fraude de ley.
“Hay presiones sutiles”
Es bastante fácil conseguir testimonios de científicos que trabajan o han trabajado en el CSIC y que hablen abiertamente de presiones, pero muy complicado que esas opiniones aparezcan con nombres y apellidos.
“El mundo de la ciencia es muy pequeño, hay muy poca gente porque es un círculo muy reducido y todos nos conocemos. Sabemos quién trabaja bien y quién no, pero también sabemos qué investigadores son más o menos conflictivos”, señala un director de un centro de investigación.
Luis (nombre ficticio) demandó al CSIC hace un par de años y hoy en día aún arrastra “la mancha” de haberlo hecho. De hecho, lo contratan para trabajos muy puntuales y no termina nunca de recuperar su plaza.
Otro investigador, L. F. asegura que “las presiones son muy sutiles, debe ser el presidente o el director el que tiene que firmar al final y esto en una institución tan jerarquizada y donde se necesitan tanto las firmas, es muy importante”.
Llamadas telefónicas con malos modos a los investigadores responsables del contrato o a la gerencia del instituto de que se trate o cartas amenazantes son algunos de los métodos denunciados que apuntan al departamento de Recursos Humanos del Centro.
Un investigador del CSIC reconoce que “los directores hacen un poco lo que les da la gana”. “Yo más que de listas negras hablaría de que hay poca gente que se pueda dedicar a esto y esa pequeña élite es la que controla todo”. Otros vinculan estas presiones al “contexto de precariedad” de la investigación en España.
Un polémico documento
Desde el CSIC aseguran que para evitar denuncias y que se repitan algunas situaciones, tomaron la decisión hace un año y medio de pedir a los jefes de proyecto que firmasen un documento en el que se comprometiesen a que el personal contratado únicamente trabajaría para lo que fue contratado.
La entidad pide así “un mayor compromiso del investigador que tendrá que dar su consentimiento por escrito, confirmando los trabajos a realizar por dicho contrato y a la vez informar sobre los antecedentes de la persona contratada”.
Los sindicatos denuncian que la firma de ese papel implicaría que se podrán pedir responsabilidades civiles al investigador encargado de los proyectos si los trabajadores vuelven a reclamar por idénticos motivos. Por ese motivo varios jefes de proyecto ya se han negado a firmar ese documento.