OTRAS NOTICIAS | Sociedad
La Policía impide el Rodea el Congreso y amedrenta a la prensa
Los agentes han obligado al pequeño grupo de manifestantes que consiguió reunirse ante las vallas de Neptuno a desplazarse hasta el museo del Prado. La prensa se queja del trato recibido y de las dificultades que encuentran para ejercer su trabajo.
MADRID// Los diputados del Congreso comenzaban a votar en voz alta la ley orgánica que regula la abdicación de Juan Carlos I y abre la puerta al reinado de su hijo Felipe. Mientras, a pocos metros de allí, en la proximidades de la fuente de Neptuno, un grupo de periodistas esperaba la llegada de los manifestantes que estaban convocados a las 12:30 por la Coordinadora 25-S para pedir la abolición de la monarquía. La Policía Nacional blindaba la zona antes de que los ciudadanos hicieran acto de presencia. El lugar se llenaba de gentes apostadas en las vallas que cortaban el paso a las Cortes, decenas de furgones a lo largo del paseo del Prado y una unidad de policía a caballo patrullando ese área.
Los primeros manifestantes llegaron poco después de la hora acordada. Eran cuatro personas con banderas republicanas atadas al cuello. Se colocaron ante el cordón policial y antes de articular palabra un par de agentes los obligaron a abandonar la zona y les indicaron que tendrían que dirigirse al paseo del Prado en dirección a la estación de Atocha. Los manifestantes, aunque a regañadientes y mientras criticaban que «esto no se puede hacer en una democracia», obedecieron a las autoridades sin oponer resistencia. Mientras se alejaban comenzaron a gritar una consigna que se repitió a lo largo de la concentración, «¡Viva la República!». Dos mujeres que también estaban cerca de las vallas y que no tenían ningún elemento identificativo, aplaudieron los vítores. También fueron obligadas por la Policía a abandonar el lugar.
Hasta aquí duró la tranquilidad para manifestantes y periodistas. Después de expulsar a estas dos últimas personas, un grupo de unas diez manifestantes se sentaron ante la Policía, y los reporteros, cámaras y fotógrafos se arremolinaron para captar las imágenes y declaraciones. Los agentes no tardaron en interponerse entre protestantes e informadores y obligaron a la prensa a retroceder y alejarse del foco de los concentrados, que seguían sentados en el mismo lugar.
Comenzaron aquí los momentos de tensión entre los periodistas que se quejaban de que los agentes impedían ejercer su trabajo pese a estar claramente identificados, muchos de ellos incluso con el chaleco autorizado por Interior y la FAPE. Cuando tanto la mayoría de manifestantes como periodistas habían sido apartados hasta la esquina del paseo del Prado, un par de policías comenzó a arrastrar hacia la pared, cogido por la parte trasera del cuello, al fotorreportero Jaime Alekos, que estaba tomando fotografías a las personas que habían quedado rezagadas tras el avance del cordón policial. A las 12.50, solo los clientes que estaban en la terraza de las cafeterías pudieron continuar en el lugar.
En un momento de tranquilidad, uno de los integrantes de la Coordinadora 25-S, megáfono en mano, comenzó a denunciar que «ahora mismo se está dando un doble golpe de Estado, uno dentro del Parlamento, poniendo a un rey sin que nadie lo vote, y otro fuera, porque no nos permiten ni manifestarnos». El portavoz no pudo acabar su argumento: la policía volvió a ampliar lo que según ellos era un «perímetro de seguridad necesario», desplazando a prensa y manifestantes a empujones. Periodistas de las cadenas de televisión 13TV y Canal Sur se quejaban del trato que estaban recibiendo por parte de los agentes.
La policía siguió desplazando al grupo de personas, formado casi a partes iguales por manifestantes y periodistas, en dirección a Atocha. En ese momento un policía se lanzó sobre una chica que grababa la actuación con su teléfono móvil, la agarró por el brazo y tras un forcejeo y un intento de huida, acabó siendo apartada del grupo e identificada.
El cordón de seguridad seguía ampliándose, obligando a los asistentes a alejarse de las cercanías de Neptuno, hasta que a las 13.15 los agentes se plantaron a la altura del Ministerio de Sanidad y el museo del Prado. El mismo portavoz que había intentado hablar antes volvió a coger el megáfono para recordar que «la Audiencia Nacional ya ha sentado jurisprudencia con dos sentencias que dicen que el derecho a manifestación está por encima de la obligación de comunicarlas, por lo que esto que nos están haciendo es ilegal«. Después de él tomó la voz uno de los periodistas que estaban cubriendo el evento. «La prensa tenemos que decir basta a actuaciones como ésta. Nos están tomando el pelo, si no somos libres no somos prensa, y un cordón policial como éste no tiene ningún motivo justificado».
Después de esto, la poca gente que había conseguido reunirse frente a las vallas de Neptuno y que ahora estaban frente al Prado comenzaron a abandonar el lugar. «Si este va a ser el primer síntoma del reinado de Felipe VI, aviados vamos», se lamentaba uno de los más mayores mientras se alejaba.
En lo que el lema sea rodea el congreso y no sea ariete y rifle en mano asalta al congreso esta complicado un cambio.
o vuela el congreso, o guillotina al opresor…
Me gustaría saber cuánta de la prensa que cubrió esta nueva ignominia de que tanto se queja, publicó lo que realmente ocurrió como ha hecho La Marea.
Les molesta que los aparten a empujones porque son prensa libre. Sí libre de estar para luego editar y desinformar lo que sus dueños desean.
Que no se pongan tan dignos y hagan un apagón informativo denunciando que sus medios están en manos del poder y que son unos meros esbirros al igual que la policía (cada uno cumpliendo su función para la continuidad del sistema).
Mientras las manifestaciones sigan siendo pacificas, no se va a cambiar nada. Se ríen de nosotros.
A ésto le llaman democracia.
Bien es verdad que en este país después de la dictadura democracia plena nunca la ha habido, pero much@s hemos conocido tiempos mejores, con más aires de libertad.
Pero es que ahora gobierna el fascismo con mayoría absoluta en un reino obsoleto que nos ha vendido a la dictadura capitalista.