CiU, la única formación soberanista catalana que asume el relevo en la Corona

BARCELONA // “Después del anuncio de hoy habrá cambio de rey en España. Pero el proceso político catalán seguirá adelante. Pedimos en este sentido a todas las instituciones del estado que respeten la voluntad del pueblo catalán a decidir libremente su futuro colectivo, y que se haga con una actitud de respeto mutuo y de leal colaboración”. Así valoraba este lunes el presidente de la Generalitat, Artur Mas, el anuncio de la abdicación del rey Juan Carlos I en favor de su hijo, Felipe De Borbón.

Tanto el Govern como los partidos que apoyan la celebración de una consulta de autodeterminación en Cataluña el próximo 9 de noviembre han reafirmado su compromiso con la celebración del referéndum, si bien han mantenido posturas divergentes respecto a qué proceso debería seguirse en el conjunto del estado tras la renuncia del monarca.

Mientras que CiU ha asumido en sus declaraciones la sucesión de Felipe en el trono, ERC e ICV-EUiA han reclamado que la abdicación del rey implique una consulta a los ciudadanos sobre qué modelo de estado quieren. La CUP, por su parte, ha llamado a “empujar con más fuerza que nunca hacia la ruptura democrática con la monarquía y con el Estado”.

“Las grandes instituciones del estado, no sólo la monarquía, debían ser la garantía del pacto constitucional que los catalanes suscribieron. Aquella apuesta que hizo mayoritariamente el pueblo catalán de manera sincera y comprometida ha quedado hoy en buena parte incompleta, insuficiente. Hay un distanciamiento de buena parte de la sociedad catalana con la mayoría de las instituciones del estado”, ha afirmado Mas, poniendo sobre la mesa la desafección de buena parte de la sociedad catalana hacia las instituciones españolas, entre ellas la Corona. También el líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, ha subrayado la “gran desconfianza” que “una gran mayoría de la sociedad catalana” tiene respecto a las instituciones españolas, y ha pedido a Felipe de Borbón “que sea muy consciente de cuál es la voluntad de ser de Cataluña”.

Duran ha subrayado que Felipe “es una persona muy capaz, muy preparada”, y Mas le ha deseado “que tenga suerte, acierto y éxitos; porque en la actitud de las instituciones catalanas siempre ha habido una voluntad de que a España le vaya bien”.

Sin embargo desde Esquerra Republicana, los socios de Govern de Mas, han criticado que la sucesión en la Corona “no es un proceso basado en la democracia popular, sino en la dinastía y la herencia”. “No estamos de acuerdo como no lo estuvimos en 1978”, ha sentenciado la portavoz nacional de ERC, Anna Simó, que ha convocado a los ciudadanos a concentrarse frente a los ayuntamientos con esteladas “para reclamar la república catalana y reafirmar nuestro compromiso con que la ciudadanía vote el 9 de noviembre el futuro político de Cataluña”.

También desde ICV-EUiA han reivindicado la necesidad de consultar a los ciudadanos sobre el modelo de estado. La coordinadora nacional de ICV, Dolors Camats, ha asegurado que su formación no acepta que “desde una mayoría absoluta del Partido Popular se plantee el relevo del Jefe del Estado con una ley orgánica aprobada por el rodillo que supone la mayoría absoluta del PP, y los que se quieran añadir, sin ningún debate ni cuestionamiento de la forma de Estado”. “No nos vale cambiar un rey por otro. Se abre la oportunidad de saber qué quiere la gente”, ha mantenido Camats. En el mismo sentido, el primer secretario de ICV, Joan Herrera, ha manifestado en su cuenta de Twitter que “la abdicación supone un momento magnífico para repensarlo todo, para cambiarlo todo”, y que “no se puede aceptar el reinado de Felipe VI como un automatismo”. Desde EUiA han surgido voces a favor de la República, y el alcalde de este partido en Altafulla (Tarragona) ha colgado en el balcón del ayuntamiento la bandera republicana y la estelada.

La CUP ha hecho un llamamiento a concentrarse delante de todos los ayuntamientos catalanes a favor de la República de los Países Catalanes y ha sostenido en un comunicado que el anuncio del rey “no es casual, ya que se da en medio de una profunda crisis de legitimidad de la institución monárquica, del proceso independentista catalán, de una profunda crisis del Estado de las autonomías, de la crisis del bipartidismo español y una profunda crisis social del sistema”.