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Ganan Merkel y los mercados

A pesar de haber perdido votos, los conservadores son la primera fuerza en Alemania y en el Parlamento Europeo. A la canciller le conviene repetir el modelo de gran coalición con los socialistas en Berlín a nivel continental.

Los mercados han celebrado hoy los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo del domingo con fuertes subidas de las bolsas, sobre todo Fráncfort y Milán, y la caída de la prima de riesgo de muchos países. Es lógico porque los comicios continentales tienen un ganador incuestionable: Angela Merkel. A pesar de sufrir un ligero receso de votos, la CDU/CSU de la canciller ganó en Alemania y también es el partido con más escaños (34) en la nueva Eurocámara. Claro que a Alemania le corresponde el mayor número de eurodiputados (96), pero entre los grandes países de la Unión Europea, sólo el Partido Democrático del primer ministro italiano Matteo Renzi supera a los democristianos de Merkel en porcentaje de votos (40% frente al 35%).

El Partido Popular Europeo (PPE) es la fuerza más grande en el Parlamento Europeo, pese a haber perdido decenas de diputados. Siguiendo la promesa de que el Consejo, formado por los 28 gobiernos nacionales, debe respetar la voluntad del votante, el próximo presidente de la Comisión Europea sería el veterano Jean-Claude Juncker, que gobernó el paraíso fiscal de Luxemburgo durante largos años, un candidato al gusto de los mercados.

A pesar del respaldo de las urnas, Juncker sería un presidente débil. Ha perdido empuje tras su derrota en Luxemburgo el año pasado y su estilo de vida está pasando factura a su salud. Sería un jefe de la Comisión manejable desde Berlín, al igual que lo ha sido el actual presidente José Manuel Durao Barroso. Aun así, Merkel parece preferir otra alternativa. En las quinielas suena el nombre de Christine Lagarde, la actual directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), una opción que seguramente tampoco espantaría a los mercados. Juncker podría heredar el puesto de presidente del Consejo del belga Herman van Rompuy.

El mercadeo por los puestos de la nueva Comisión –además del presidente, se renuevan todos los comisarios- empieza ahora. Es cierto que los conservadores necesitan apoyos. Ya no les basta con apoyarse en el grupo de los liberales, dada la alta representación de las variopintas fuerzas antieuropeas y derechistas, como el británico UKIP o el Frente Nacional de Francia, y también de la izquierda. Ya se habla de una gran coalición entre el PPE y el grupo de los socialistas europeos (SD). En Alemania, Merkel está a gusto con su socio de coalición, el Partido Socialdemócrata (SPD) al que pertenece Martin Schulz, el derrotado candidato de los socialistas europeos.

Una gran coalición en el Parlamento Europeo, que pactaría un presidente de la Comisión del agrado de la canciller alemana, sería la garantía para que el actual rumbo económico en la UE no cambie. De hecho, populares y socialistas suelen votar juntos en asuntos trascendentales. Hace pocas semanas aprobaron una pieza de legislación que abre la puerta a que grandes multinacionales podrían llevar a los estados ante cortes de arbitraje internacional si consideran que sus leyes perjudican su negocio.

Es uno de los muchos aspectos controvertidos del Tratado de Libre Comercio (TTIP) que están negociando la UE y EEUU en estos momentos y al que se oponen solamente los verdes y la izquierda europea. Los primeros han sufrido un pequeño retroceso el domingo mientras la izquierda gana fuerza, gracias sobre todo a la victoria de Syriza en Grecia y el auge de Izquierda Unida en España, al que habrá que sumar el espectacular resultado de Podemos que pretende formar parte del grupo de Izquierda Europea con sus cinco eurodiputados.

Una alianza de socialistas con el resto de la izquierda parece complicado. En el caso más probable de que el SD acabe apoyando al PPE solo cabe esperar que los socialdemócratas se tomen en serio sus promesas durante esta campaña electoral y peleen por un cambio de rumbo en las políticas europeas marcados por la austeridad que impone Alemania. Tras el batacazo en varios países, sobre todo España y Francia, los socialistas harían bien en renunciar a la complicidad con las recetas neoliberales y defender a los ciudadanos. De momento, los mercados no parecen estar muy preocupados.

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