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Las series de televisión: una nueva forma para estudiar sociedades
Un profesor de química, asfixiado por problemas económicos, se lanza a la producción de metanfetamina para asegurar la vida de su familia después de que le diagnostiquen un cáncer terminal (Breaking Bad). La policía de su ciudad lo investiga, y a través de unas escuchas (The Wire) descubren las interconexiones que van desde el mundo de la droga a la política local. Al tirar del hilo se descubre cómo en los pasillos del ayuntamiento se teje una red de traiciones y negocios sucios que forman parte de un complejo castillo de naipes (House of Cards). Mientras, en el resto del país, el orden establecido se desmorona, y los poderosos que hasta hoy gobernaban con mano de hierro se tambalean sobre la fina cuerda del Juego de Tronos, donde se gana o se muere. La historia de nuestros días contada por las series de éxito.
Durante los últimos tiempos se ha convertido casi en costumbre que el nombre de alguna de estas producciones termine apareciendo en cualquier conversación entre amigos, donde los que han visto el último capítulo recuerdan sus momentos más impactantes y el que va más atrasado se tapa los oídos para que no le caiga ningún spoiler (un adelanto de la trama). También es frecuente que muchos de los serieadictos vayan más allá y trasladen las historias ficticias con las que disfrutan al análisis de la realidad que les rodea. ¿Quién no ha escuchado alguna vez eso de “esto es lo mismo que pasa en no sé cual capítulo de Los Simpsons”?
Cada vez son más investigadores de la comunicación los que aprovechan el tirón de popularidad que viven las series para que estas interconexiones que aparecen entre la realidad y la ficción no se queden en charlas informales y sirvan para acercar las teorías académicas de las ciencias sociales a públicos que no están acostumbrados a pensar en esas claves.
Eduardo Vega es el coordinador del curso sobre análisis de series que ha estrenado este viernes la asociación cultural Cruce en Madrid. Este investigador sostiene que lo interesante de los productos audiovisuales es la doble vertiente que tienen, ya que una serie o una película puede ser tanto “el retrato de una realidad dada, por ejemplo, una película que cuenta lo que pasó el 11-S”, como un reflejo de los cambios que producen estos hechos en la forma de concebir el mundo de las personas. Esta característica de los relatos audiovisuales hace concluir a Vega que, “por tanto, no podemos investigar el cine desde el cine, sino desde las diferentes perspectivas de las ciencias sociales, como la politología, la geografía, la historia…”.
“Estamos en un situación en la que es inevitable realizar una radiografía de las series de televisión para entender un poco mejor la sociedad en la que nacen”, explica Sergio Cobo, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla y otro de los encargados de unir en Cruce la realidad social con las mejores ficciones de la tele. Cobo es uno de los fundadores de la Liga de Investigadores en Comunicación, una asociación de docentes de la hispalense que ya han publicado dos libros sobre series, sobre Juego de Tronos y Breaking Bad, que será el hilo conductor de su intervención en las jornadas de Cruce.
Para Sergio, el auge de proyectos como el de la Liga y de los estudios de las series en general se debe “de forma directa al aumento de calidad del relato de las series”. “Con el nacimiento de un relato más complejo se convierte en una necesidad el entendimiento e interpretación crítica de los mismos”, explica Cobo. Si las series se vuelven cada vez más profundas, con más sustancia, Eduardo Vega opina que debemos “aprender a sentarnos frente a la pantalla, a entrenar nuestro ojo, que sería como un músculo más, para tomar conciencia de que no existe ninguna serie o película pura u objetiva, sino que todas tienen unos intereses detrás (que no tienen por qué ser malos)”.
Sergio Cobo se lamenta de que “desde pequeños aprendemos a leer y a escribir en la escuela y más tarde en los institutos, pero sin embargo todavía en los primeros niveles no se reflexiona sobre la alfabetización audiovisual”. Aun así, aunque aparentemente las series son cosa de jóvenes, el aprender a ver es algo que incumbe a todas las edades, ya que “cuando nos enfrentamos a determinados discursos de ficción seriados tendemos a relajarnos, vamos a divertirnos y es justo en ese momento en el que somos más vulnerables frente a determinados mensajes”, explica Cobo.
El que quiera construirse un escudo ante las manipulaciones, o desee entrenarse el ojo para sacarle todo el jugo a sus series favoritas, está de enhorabuena porque cada vez es más fácil dar con libros sobre el tema. La editorial Errata Naturae cuenta con una amplia colección en la que se han publicado estudios sobre Los Sopranos, The Walking Dead, The Wire y otras grandes series. El libro coordinado por Sergio Cobo sobre Breaking Bad también forma parte de esta colección.
Por otro lado, Akal acaba de lanzar un adelanto del libro que publicará próximamente y que usa las tres primeras temporadas de Juego de Tronos para explicar cuestiones sobre teoría política. Los dragones, los diferentes ejércitos de los siete reinos y los tejemanejes de la corte servirán de percha para hablar sobre qué es el poder, cómo se legitima… Para el que quiera sacar esta segunda o tercera lectura de las historias que ocurren en el mundo de Juego de Tronos pero no pueda comprarse uno de estos libros, en Internet es fácil encontrar varios sitios muy interesantes para leer sobre el tema, entre los que destaca el blog Juego de Tronos y la Filosofía.
Con todo esto los amantes de la series ya tienen otra cosa más para añadir al kit del seriéfilo: la manta, las palomitas y, a partir de ahora, un buen libro para que ningún detalle de su historias favoritas se les escape.