Economía | OTRAS NOTICIAS
La lucha por la paridad entra en las juntas del IBEX
Dos abogadas y su grupo llevan la escasez de mujeres en los consejos ante los accionistas
Este artículo está incluido en el número de mayo de La Marea, que puedes comprar aquí
MADRID // Durante una hora larga, Antonio Brufau repasa los logros de Repsol en el ejercicio 2013 y anuncia los retos que quedan por delante. Al final del discurso, los asistentes a la junta general de accionistas de la petrolera, que han llenado el auditorio grande del Palacio Municipal de Congresos en Madrid hasta la bandera, despiden al presidente de la multinacional con un prolongado aplauso. Comienza el turno de preguntas. Las personas que previamente habían solicitado su intervención se acercan al micrófono situado entre la primera fila y el escenario del auditorio. Algunos felicitan a Brufau y a la directiva por su gestión, otros expresan sus quejas y malestar por la marcha de la empresa. Tras una docena de intervenciones toma la palabra María Jesús González-Espejo: “Soy abogada y empresaria y accionista de Repsol. Intervengo en esta junta en calidad de miembro e impulsora de la iniciativa Paridad en Acción”. Desde el escenario la mayoría de los 17 miembros del consejo de administración y los siete de la directiva la miran con curiosidad, especialmente las cuatro mujeres, dos en cada uno de los órganos de gobierno de la compañía.
“No se confundan, no vengo aquí en calidad de activista de género, vengo aquí para proteger mi inversión”, alega, haciendo referencia a estudios que muestran que las empresas con más consejeras logran mejores resultados. María Jesús hace hincapié en la escasa presencia femenina en el consejo de la petrolera y pregunta a Brufau sobre qué está haciendo la empresa para promover que más mujeres lleguen a puestos de alta dirección. Buena parte del público despide a la empresaria –que había invertido dinero hace unos años en la petrolera– con aplausos. De vuelta en su butaca, otra accionista le hace una señal de aprobación con el pulgar al pasar por su fila. Más tarde, dos empleadas del grupo le dieron las gracias por el discurso.
Una vez terminada la ronda de preguntas, Brufau contesta una por una. “Una de las máximas prioridades La lucha por la paridad entra en las juntas del Ibex desde que soy presidente es la igualdad y la diversidad”, asegura el ejecutivo catalán. “Como ven, hay dos señoras en el consejo que son muy potentes”, señala. Pero añade una pega: “El hecho de incorporar más señoras no nos debería llevar a perder el talento de los señores”. Brufau promete hacer un mayor esfuerzo y concluye: “Pido un poco de paciencia”.
La intervención de González-Espejo aquel 28 de marzo siguió el guion establecido que ella, sus compañeras y algún compañero llevan a las juntas de accionistas de las empresas que conforman el Ibex 35 para exponer la subrepresentación de mujeres en sus consejos: sólo el 17% de media. Y, a pesar de que el porcentaje subió el año pasado, aún hay tres empresas sin ninguna representación femenina en el principal índice bursátil (Gas Natural, Técnicas Reunidas y Sacyr).
En lo que va de temporada de juntas de accionistas –hasta mediados de abril–, los activistas de Paridad en Acción ya se habían presentado en las asambleas de 14 empresas en distintas ciudades. Su campaña, que co-menzó el año pasado, fue impulsada por Katharina Miller, una abogada alemana afincada en España con su marido español y sus dos hijos, siguiendo el modelo de una iniciativa en su país.
Las juntas de accionistas son un extraño ejercicio de control democrático en el que los gestores de las empresas deben rendir cuentas a sus dueños, los accionistas. Sin embargo, en la gran mayoría de las compañías mandan unos pocos grandes inversores que no necesitan esperar a la cita anual de la junta para dirigirse a los directivos. Los pequeños accionistas, por su lado, a menudo aprovechan esta plataforma para verter su descontento. Muchas empresas intentan controlar en la medida de lo posible estas intervenciones inoportunas e incómodas para sus consejeros y ejecutivos. El método de Paridad en Acción consiste en enviar un amplio cuestionario sobre la situación de la igualdad en la compañía a la oficina de atención al accionista previamente a la junta y anunciar que su representante va a intervenir en la asamblea. “Es muy importante plantear estas preguntas a los máximos directivos delante de sus accionistas”, afirma la empresaria.
Controlar las preguntas incómodas
El mismo día que María Jesús asistía a la junta de Repsol, en Madrid, Katharina Miller madrugó para aprovechar el viaje de un familiar a Santander y estar en la junta del mayor banco del país, con sede social en la capital de Cantabria. Al llegar al recinto se sorprendió de que los accionistas fueran repartidos por salas distintas. “Los accionistas o representantes que iban a tomar parte en la junta con preguntas más o menos incómodas fueron relegados a una de las salas probablemente más alejadas de la principal”, cuenta la abogada. Cuando le tocó su turno, la presidenta de Paridad en Acción sí pudo entrar en el auditorio principal, donde estaban los accionistas de primera, y formular sus preguntas ante Emilio Botín y su directiva. Anteriormente, ya había recibido por escrito una respuesta oficial del banco, que cuenta con cuatro mujeres en el consejo, el 25%. “El liderazgo femenino es una de las prioridades del Grupo Santander”, aseguraba la entidad.
Miller también fue la encargada de enviar el cuestionario a Mapfre. Y la aseguradora le respondió con una llamada del departamento legal. “Me dijeron que no podía intervenir en la junta porque mis preguntas no tenían nada que ver con el orden del día”, cuenta la abogada. “Entonces les expliqué que sí tenían que ver, en concreto con el punto sobre el procedimiento de nombramientos y la retribución de los consejeros”. Al final la dejaron asistir a la junta y hacer su intervención. Más sorprendidos aún estuvieron en Mediaset, el grupo italiano propietario en España de Telecinco. “Me preguntaron quién era, y al presentar mi pregunta en la junta, la reacción del notario mostraba que no estaban acostumbrados a que los accionistas interviniesen”, afirma. Al acabar, el secretario del consejo se acercó a ella y dijo que le interesaba colaborar con los asuntos que había planteado.
Estos obstáculos no son exclusivos de las empresas del Ibex 35. También en Alemania las activistas de este proyecto a favor de la igualdad entre sexos se han topado a veces con el rechazo y recelo de los consejos y directivas, igualmente dominados por hombres. “A algunas compañeras en Alemania les llegaron incluso a abuchear. Esto no nos ha pasado aún en España”, dice la abogada. Y reflexiona: “En Alemania el machismo es aún peor porque es un machismo disimulado”. En España, el problema en el camino hacia la igualdad, a menudo, son las propias mujeres, opina Katharina. Ha buscado apoyos y aliados para Paridad en Acción, “pero muchas organizaciones de mujeres no quieren poner en peligro su relación con las empresas”.
La frustración sobre la falta de eficacia de buena parte de estos grupos también fue lo que llevó a María Jesús a unirse a Paridad en Acción. “Hace diez años era directiva en un despacho y veía de primera mano cómo muchas abogadas muy preparadas y talentosas no conseguían ser ascendidas. Decidí explorar el mundo de las asociaciones de mujeres, con el fin de ver si lo que yo percibía era compartido por otras y, en su caso, hacer algo para cambiar la situación. Pronto me di cuenta de que, por lo general, en esos foros, sólo hablábamos de nosotras y de nuestros problemas. Algo similar a lo que debe ser una reunión de alcohólicos anónimos”, recuerda González-Espejo, que hoy tiene su propia consultora de estrategia, marketing y comunicación. A través de una iniciativa que impulsó para fomentar que hubiera más mujeres que publicaran artículos como expertas en los medios de comunicación, conoció a Katharina Miller y su proyecto de llevar el asunto a las juntas de accionistas.
Títulos prestados
Todavía hay reparos, o incluso cierto miedo. Para poder asistir a las juntas y hacer preguntas hay que tener un mínimo de acciones. En algunas empresas del Ibex basta con un solo título, mientras otras exigen hasta 1.000 acciones para poder intervenir. Por ello, Miller y sus colegas en muchos casos buscan accionistas que les presten sus acciones y les deleguen la representación de sus títulos. A las mujeres que les conceden su derecho a intervenir las invitan a que sean ellas mismas las que hablen en la junta. Sin embargo, la mayoría no se atreve y prefiere simplemente delegar la representación en Paridad en Acción para apoyar la causa.
Para Katharina Miller, María Jesús González-Espejo y sus compañeras y compañeros se trata evidentemente de hacer justicia y acabar con la discriminación de la mujer en la vida profesional. Para ello, en su campaña emplean otro argumento que cala mucho mejor en este ambiente de supuesta racionalidad económica: Se presentan ante los ejecutivos como accionistas que quieren “proteger su inversión” mejorando la eficiencia de la compañía. Por este motivo, el discurso estándar que leen en todas las asambleas incluye la referencia a los “numerosos estudios” que demuestran que las empresas con una mayor presencia de mujeres en el consejo funcionan mejor.
Varios de estos estudios, como un informe de Crédit Suisse de agosto de 2012, se encuentran en su web (www.paridad.eu). Los analistas del banco suizo examinaron la marcha de 2.360 grandes empresas de todo el mundo durante seis años. Los resultados mostraron que las empresas en las que hay mujeres en el consejo de administración superan en rentabilidad, crecimiento y también en la reducción de la deuda a las compañías de monocolor masculino. Todo esto se traslada en una mejor evolución en bolsa de las empresas más femeninas. Puede ser casualidad, pero la empresa del Ibex 35 con mayor representación de mujeres en el consejo, Jazztel, lo confirma. La compañía de telecomunicaciones logró aumentar ingresos y resultado operativo el año pasado mientras los grandes de su sector, como Telefónica y Vodafone, registraban caídas en sus cifras de negocio.
“Muchas empresas ven el asunto de la igualdad como un tema de marketing”, afirma María Jesús González-Espejo, “pero no entienden realmente que una mayor presencia femenina en sus órganos de gobierno beneficiaría sus resultados ya que aporta una visión más amplia y diferenciada del negocio. Estamos en un mundo diverso, abierto, global. Negarlo es limitar las oportunidades de negocio a la empresa”.
Capacidad y talento
Es un argumento que, con frecuencia, cae en saco roto. En algunas grandes empresas el dominio masculino es abrumador, como en el Banco Popular. El 7 de abril, Katharina Miller se acercó al micrófono en el auditorio del recinto ferial Ifema, en Madrid, donde se celebraba la junta de la entidad financiera. Con voz firme y acento alemán, la abogada se dirigió al público, unos 200 accionistas, al presidente Ángel Ron y a su directiva, todos hombres: “No se confundan, no vengo en calidad de ac-tivista de género, vengo para proteger mi inversión…..”, empezó siguiendo la pauta establecida desde el podio situado en el centro de la sala. Algunas cabezas de las primeras filas, donde había muy pocas mujeres, se giraron para ver de dónde salían estas palabras, que desentonaban bastante con las demás intervenciones.
Luego, en el turno de respuesta, el presidente Ron destacó que la proporción de mujeres en la plantilla del banco había subido del 25 al 37%. Para “la selección interna y externa se aplican exclusivamente criterios de capacidad y talento”, dijo. Y parece que los hombres que trabajan en la entidad superan ampliamente en capacidad y talento a sus colegas femeninas, a juzgar por las cifras que el banco ofreció a sus accionistas en la junta: En la franja de empleados mayores de 50 años hay más hombres que mujeres (3.406 y 519, respectivamente) y, en consecuencia, también hay más en puestos directivos (523 versus 19). Pero entre los trabajadores de menos de 30 años, son clara mayoría las mujeres (542 frente a 388 hombres). En cualquier caso, la superioridad masculina se mantiene de manera aplastante en los puestos directivos (16 hombres y sólo dos mujeres entre los directivos más jóvenes).
Como en todas las juntas a las que asiste, la abogada preguntó al presidente del Banco Popular si su entidad se había apuntado a proyectos para fomentar la igualdad, como el programa Promociona o el acuerdo voluntario que firmó la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, con una treintena de empresas en enero. El banquero explicó que la entidad no participa en estas dos iniciativas, aunque sí en otras.
El proyecto Promociona –también patrocinado por el departamento de Mato, aunque la mayor parte de su presupuesto proviene del Gobierno noruego– financia la formación de una empleada elegida en cada una de las 40 empresas participantes con el fin de prepararla para asumir cargos de dirección. Para Katharina Miller, el enfoque es equivocado, ya que el llamado techo de cristal no es precisamente consecuencia de la falta de formación de las mujeres. Tampoco le gustan los acuer-dos voluntarios, como el que firmaron el Ministerio y las empresas en enero. “No sirven e incluso pueden ser contraproducentes, como hemos visto en Alemania”, asegura la abogada. Se refiere a que, a menudo, las empresas se apuntan a estos acuerdos para dar una buena imagen, sin intentar atajar el problema. Por este motivo, exige el establecimiento de una cuota mínima de mujeres en la alta dirección. Alemania, siguiendo la es-tela de otros países, acaba de aprobar una ley que obliga a las grandes empresas a que, por lo menos, el 30% de las consejeras no ejecutivas sean mujeres. En el PP de Ana Mato son alérgicos a la idea de una cuota fija.
Desde Bruselas ha aumentado la presión sobre los Estados miembros. La Comisión Europea ha puesto en marcha una propuesta para incrementar la presencia femenina en los consejos de administración de las empresas de la UE, cuya media subió casi un punto, el 16,6% el año pasado, según un informe de la propia Comisión. El objetivo de Bruselas es elevar esta proporción al 40% hasta 2020, aunque en vez de una cuota fija propone que los Estados tomen medidas para garantizar una mayor transparencia y equidad en los procesos de selección de personal. “La presión reguladora funciona. Estamos empezando a ver las primeras grietas en el techo de cristal”, declaró la vicepresidenta de la CE y comisaria de Justicia, la luxemburguesa Viviane Reding.
También las activistas de Paridad en Acción perciben que las cosas están cambiando poco a poco. “El problema de la igualdad ha mejorado en los últimos años. Por lo menos tiene su lugar en la agenda. Hace diez años había muy pocas mujeres favorables a la imposición de una cuota obligatoria en los consejos. Hoy mi percepción es que al menos la mitad está a favor. Pero todavía hay muchas mujeres que creen que las cosas cambiarán de forma natural”, asegura González-Espejo.
Primeros éxitos
Ella y sus compañeras y compañeros también pueden celebrar los primeros éxitos. Unos días después de la junta general de Iberdrola, en Bilbao, les llegó una carta de la eléctrica. En ella, la empresa, cuyo órgano de vigilancia tiene una presencia femenina de las más elevadas del Ibex, afirmaba que, a consecuencia de la intervención de la representante de Paridad en Acción, Julia Suderow, el consejo había decidido adoptar nuevas medidas para “promover la igualdad efectiva entre hombres y mujeres dentro del grupo”. Son pasos pequeños que dan ánimo a María Jesús para seguir invirtiendo su tiempo y energía en acudir a las juntas anuales de accionistas: “Tengo dos hijas y no quiero que, de mayores, se vean obligadas a luchar todavía por lo mismo”.
De acuerdo con anarcobrero que me da igual que me explote un hombre o una mujer. Para mí, es equivalente a considerar un triunfo social la incoproración de la mujer al ejército. El triunfo social sería la abolición del ejército.
En cualquier caso, agradezco el artículo dentro de que trata un tema de interés social, un ejemplo más de la discriminación de género del capitalismo.
“Como ven, hay dos señoras en el consejo que son muy potentes”, señala. Pero añade una pega: “El hecho de incorporar más señoras no nos debería llevar a perder el talento de los señores”.
¿Pero qué tonterías son estas?. A mí la paridad en los consejos de administración o gestión de las empresas del Ibex, me trae completamente sin cuidado. Estas empresas están a la cabeza de la destrucción de empleo, por ejemplo Telefónica que ha pasado de tener 75.000 empleados a menos de 22.000 en unos pocos años. Estas empresas son responsables de la pérdida de muchos derechos laborales y son la mas alta expresión del capitalismo inhumano, salvaje y cruel. ¡Que mas me da a mí que las dirijan hombres o mujeres! ¡que me importa a mí el porcentaje de mujeres de la empresa que me está perjudicando como trabajador! o tal vez despidiendo para mejorar sus beneficios. Esa no es la lucha ¿hemos perdido el norte o qué?. Me parece absurdo hablar de esto. me parece indigno hablar de paridad de género en consejos de administración de los grandes bancos, por ejemplo, cuando se han estado dedicando a estafar a la gente (hombres y mujeres)con las preferentes o se dedican a desahuciar a personas (hombres y mujeres) cada dia.