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Los jóvenes, entre la precariedad y el autoempleo

Entre el colectivo de personas de 16 a 29 años aumentan los empleos a tiempo parcial y baja la renta disponible.

La última Encuesta de Población Activa (EPA) ha venido a ratificar de nuevo una situación preocupante y que se enquista conforme pasa el tiempo: el altísimo desempleo juvenil. En el primer trimestre de 2014, el 42% de los jóvenes entre 16 y 29 años estaban en paro, porcentaje que aumenta al 55% si contamos sólo a los de 16 a 25 años. Estas alarmantes cifras dejan en un segundo plano la situación de ese 58% de los jóvenes de 16 a 29 años que sí tienen trabajo.

Estos jóvenes que tienen trabajo sufren cada vez más la precariedad, otro de los males que se afianzan en el mercado laboral español. La fundación BBVA en uno de sus informes señala la precariedad como el principal generador de desigualdad y exclusión dentro del ámbito laboral. Según los datos de la encuesta de Condiciones de Vida del INE, la renta media que reciben los trabajadores está bajando en todos los grupos de edad pero es especialmente acusada entre los jóvenes. Mientras que la renta media entre personas de 45 a 64 años ha disminuido desde los 10.347 euros en 2008 a 10.278 en 2012 (último año para el que hay datos), en ese mismo periodo la renta media de los jóvenes ha caído de 9.322 euros a 8.430.

Además de recibir menos ingresos, los jóvenes trabajan cada vez con más incertidumbre. En el primer trimestre de 2014, para los jóvenes entre 16-19 años el tipo de contrato que predomina abrumadoramente era el temporal (84%) mientras que en el grupo intermedio (20-24 años) la contratación temporal baja un poco hasta el 65%.

La mayor parte de los trabajos, tanto indefinidos como temporales, son de jornada completa. Aun así, parece ser que los jóvenes que están ocupados a tiempo parcial (28%) no tenían muchas más opciones donde elegir. Como también refleja la EPA, el 67% de los jóvenes que trabajan a jornada reducida tienen que conformarse con ese contrato  porque no son capaces de encontrar uno a tiempo completo.

Algunas personas, como Mónica Oriol, la presidenta del Círculo de Empresarios, defienden la tesis de que muchos de jóvenes no trabajan porque están mal formados o porque disfrutan de unos subsidios que no motivan la búsqueda de empleo. En su última intervención pública Oriol pidió dar una “segunda vuelta a la reforma laboral para no perder a toda esa generación perdida de los ninis” y bajar el salario mínimo para los jóvenes de menos formación. La situación de comodidad entre los jóvenes que la empresaria dibuja entre líneas choca también con los datos.

La mezcla entre la pérdida de ingresos y el alto desempleo de los más jóvenes genera, por el contrario, una situación explosiva. En 2012 los trabajadores entre 16 y 29 años eran el grupo de personas en edad de trabajar que tenían un mayor riesgo de ser pobres, concretamente un 26,8% de estas personas estaban amenazadas por la pobreza. El riesgo va disminuyendo conforme avanza la edad, situándose en un 20,2% en el tramo de 45 a 64 años. Esta diferencia es fruto directo de la crisis y su gestión ya que en el 2006 todos los tramos de edad tenían prácticamente el mismo riesgo de ser pobres (en torno al 16,5%).

Becas de formación y prácticas

El caso de las becas y las prácticas en empresa requiere un apartado diferente, ya que no entran dentro de las estadísticas laborales al ser, o por lo menos al estar concebidas en un origen, como una etapa de la educación. La Oficina Precaria lleva desde sus principios denunciando el uso masivo de las prácticas como sustitutivo de un trabajo regulado, pero últimamente han puesto su foco en este aspecto con su campaña No más becas por trabajo.

Entre las reivindicaciones de la campaña se encuentran la de que los servicios de empleo contabilicen este tipo de trabajo y que se fomente la contratación de los becarios impidiendo la sustitución de un becario por otro en el mismo puesto.

Ante la falta de datos oficiales, la situación de los becarios y su relación con las empresas sólo puede estimarse a través de estudios privados. Uno de ellos es el informe Estado del mercado laboral en España publicado conjuntamente por Infojobs, el mayor portal de búsqueda de empleo, y la escuela de negocios Esade. Las entrevistas realizadas a 11.426 jóvenes reflejaron que el 72% de ellos habían realizado alguna vez prácticas de formación, aunque solo un 22% de ellos pudieron conseguir posteriormente un trabajo relacionado con la beca. El estudio afirma también que el 52% de las empresas que han encuestado reconocen que no han contratado a ninguno de los becarios que han estado realizando prácticas con ellos.

Estudiar más y emprender como solución

El informe de Infojobs recoge también cuáles son las principales tareas que los jóvenes creen que deben realizar para tener más fácil el conseguir un contrato. En los primeros puestos están las de mejorar la formación y aprender idiomas, pero los autores del estudio destacan que cada vez son más los jóvenes que creen que emprender es la mejor herramienta para asegurarse un futuro laboral. Concretamente ha sido el 24% de los jóvenes encuestados los que han apostado por esta vía, lo que supone casi uno de cada cuatro.

Carlos Obeso, profesor de Esade, explica que parte de este 24% de jóvenes están dispuestos a emprender firmemente pero reconoce que también hay muchos «a los que no les queda otra salida», después de no encontrar ningún tipo de trabajo.

A pesar de la imagen tan positiva que se da al emprendimiento por sí mismo, existen economistas, como por ejemplo los que se agrupan en EconoNuestra, que desmienten que haya una relación directa entre el emprendimiento y la renta per cápita. En el artículo El mito del emprendedor además defienden que no ha existido ningún problema de falta de espíritu emprendedor, ya que durante toda la década previa a la crisis España superaba en predisposición a emprender a Alemania, EEUU o Reino Unido.

En cuanto a la formación, el director general de Infojobs, Jaume Gurt, asegura que hay un exceso de universitarios que «nunca van a trabajar en aquello para lo que se han formado». Gurt defiende que «cuando ves los programas de las universitarias te das cuenta de que son buenos, muy bonitos, pero que no se adaptan a lo que pide el mercado». «Las universidades no saben a quien sirven, si a ellas mismas o a las personas que forman», concluyó.

El estudio de Infojobs y Esade apunta a que las profesiones que más están aumentando su demanda de trabajadores son las relacionadas con las tecnologías de la información. La primera de ellas es la de programador de aplicaciones de móvil, a la que le sigue técnico energético (la única no relacionada con la información), programador HTML5 y gestores de Big Data y Cloud Computing.

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