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Queda prohibido el antifascismo

La directiva del Real Oviedo ordenó retirar una pancarta con el siguiente lema: "Ama al Oviedo, odia al fascismo"

No tengo por el fútbol, tal como se concibe hoy su gran y turbio negocio empresarial y mediático, la más mínima querencia. Más bien lo repelo. Sí guardo por el deporte, concebido como un juego, el mismo gusto que me despertó en los lejanos años de mi militancia como socio infantil del Sporting. Dicho esto, que me identifica siquiera sea de memoria con el club gijonés, paso al «histórico rival», el Real Oviedo, cuya trayectoria esta temporada en Segunda B tiene muy disgustada a su parroquia, que un año más ha visto frustradas sus expectativas de ascender de categoría, tal como ciudad y afición merecen.

«Ama al Oviedo, odia al fascismo», leí hace un par de meses en una imagen que daba noticia de esta pancarta, suscrita por la Peña Otero del barrio obrero del mismo nombre y ubicada en las gradas del estadio ovetense. Por esos días, María Díaz González, la actriz avilesa conocida como La Vikinga, había sido agredida por unos ultras del Real Oviedo que voceaban gritos fascistas tras el partido disputado con el Real Avilés. La pancarta fue retirada por orden de la directiva del club carbayón, originando la consiguiente polémica.

Quienes defendieron esa postura consideraban que el deporte nada tiene que ver con la política y que así como el deporte une, la política desune. Daban crédito, pues, al fascismo como ideario con el que es posible hacer política (algo que hasta el mismo Franco negó), desconociendo o eludiendo la consideración de que allí donde el fascismo se implanta no hay posibilidad de ejercer la política. Política, tanto en su acepción griega como latina, es una actividad en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva.

Hace días, un grupo de aficionados ultras entró en el estadio del Real Oviedo durante un entrenamiento del equipo, lanzó varias bengalas e increpó a los futbolistas al tiempo que les lanzaba billetes de dinero falso. Alertados por la directiva, numerosos efectivos de la Policía Nacional acudieron al lugar para identificar a esa veintena de airados individuos.

Me ha sorprendido leer al pie de la noticia, siendo tan resolutivo y al parecer nutrido el destacamento policial, que la directiva del club no haya adelantado hasta ahora si tomará medidas contra el comportamiento de esos seguidores, cuando tan expeditiva se mostró con la pancarta aludida. Si no lo hiciera, ¿cuál será el próximo altercado en la agenda de estos ultras?

El contenido de la citada pancarta y su deseable seguimiento por parte de quienes acuden a presenciar un evento deportivo (llámese amor si se quiere a la afición apasionada por el equipo de fútbol de nuestra ciudad, llámese odio a la aversión a todo ideario basado en la intolerancia), fomentaría que no se dieran episodios tan vergonzosamente racistas como lanzarle a un jugador un plátano -según ocurrió con el barcelonista Alves recientemente-, agresiones efectivas como la sufrida por mencionada actriz o agresiones verbales como las de esos ultras en el Carlos Tartiere.

Debería reconocer la directiva del Real Oviedo que esa pancarta prohibida bien podría servir de recordatorio para combatir todo tipo de comportamientos que pretendan rememorar -por mínimo que puedan parecernos los síntomas- la enfermedad de la intolerancia y la violencia que el fascismo protagonizó en la historia de nuestro país y de Europa.

Que el Ayuntamiento de Oviedo haya decidido hermanar la ciudad con el emirato árabe de Fujairah, donde existe la pena de muerte y se deporta a los homosexuales, se flagela a las mujeres por adulterio y los ciudadanos carecen de derechos sindicales y de expresión, refuerza la idea de que la alerta contra el fanatismo y la intransigencia nunca sobra. Máxime después de haber conocido que la colonia judía de Odesa, según leo en Público, prepara su evacuación de urgencia ante las amenazas y atentados a las sinagogas por parte de la ultraderecha ucraniana.

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Comentarios
  1. Fútbol es negocio y el negocio está marcando la política, fíjate si es política el fútbol, y tú diciendo eso Tartiere, de los que se creen apolíticos como Franco.

  2. tartiere16, menuda gilipollez has escrito. Poner a la misma altura insultar a negros o repudiar al fascismo ya lo dice todo. Lo de que el fútbol no es política es un cuento inventado por derechistas acomplejados que no tienen narices a posicionarse. Además, todo es política, incluido el fútbol.

  3. Los hechos son los hechos, Tartiere, y el autor se ciñe a los que quedaron denunciados en los medios de Asturias, tanto en La Nueva España como El Comercio. Esta es la noticia en este último:

    María ‘La Vikinga’, monologuista avilesina que forma parte del equipo de actores de la serie Aída, disculpó ayer al Real Oviedo por la agresión sufrida por parte de unos aficionados al término del partido disputado en el Suárez Puerta, y al que había acudido como aficionada del Avilés.

    El presidente del Oviedo, Jorge Menéndez Vallina, se interesó ayer por el incidente y llamó a ‘La Vikinga’ para conocer su estado. «Ni el club ni la afición están representados por este grupo de fascistas, que no respetan nada ni van al fútbol a disfrutar». María aún no ha cursado ninguna denuncia ante la Policía Nacional, «estoy a la espera de poder identificar al agresor, andamos sobre la pista. De momento tengo que recurrir a la denuncia pública».

    La avilesina quiere aclarar que «se ha dicho que iba con una chica que llevaba bufanda del Sporting, pero yo iba caminando sola hacia mi casa después del partido. Al girar de José Cueto a La Cámara escuché un insulto, ‘travelo de mierda’ y de inmediato recibí un guantazo en la cara. Eran seis chicos y cuatro chicas, me rodearon y con la ayuda de otras personas que llamaron la atención y empujando me pude apartar y llamar al 112, que poco más o menos me dijo que me buscase la vida».

    Ante posibles dudas surgidas sobre los colores de quienes atemorizaron a María ‘La Vikinga’, asegura que «eran aficionados del Oviedo, llevaban las bufadas y por sus cánticos sabes de donde son, aunque no les pude pedir el DNI…». El incidente le ha servido a la actriz cómica para «recibir muchos apoyos, desde aficionados del Oviedo hasta avilesinos y gente de fuera».

  4. Qué pena da comprobar que un medio como vosotros se haya entregado de esta manera a la noticia fácil. En primer lugar, las declaraciones de la vikinga en días posteriores a la aparicion de esa noticia desmienten frontalmente que fueran ultras del Oviedo, alegando que según ella «el periódico que saco la noticia las modificó» y diciendo que no podia afirmar que fueran aficionados oviedistas. De todas formas, no parece haber denuncia cursada por esas lesiones, por lo que cuanto menos debería replantearse tal acusación.
    En segundo lugar, lo de la pancarta tiene una explicacion lógica y directa. En el Tartiere, NO se quiere POLITICA. Despues de unos años 90 coqueteando con grupos de derechas, es voluntad de todos los aficionados, y por tanto del club que no haya ninguna manifestación política, ni de uno ni de otro lado. Hay muchisimas horas para eso más alla de esos 90 minutos cada dos semanas. Así que seria de agradecer un poco de rigor y de buena información a la hora de escribir de esa manera. FUTBOL NO ES POLÍTICA.

  5. Actitudes asi y ahora cuando en Europa van a subir los votantes de extremaderecha me parece un peligro grave. Y Europa ya lleva dos desastres con Hitler y las guerras de Yugoslavia. No aprenderemos.

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