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Atresmedia y Mediaset: Las (no) víctimas de la TDT
Desde hoy ya no es posible sintonizar en la televisión los nuevos canales que fueron adjudicados sin concurso público por el gobierno de Zapatero en 2010
Una familia feliz y unida pasea alegremente por una gran avenida aprovechando el buen tiempo de la primavera. Todo son risas y abrazos cuando el semáforo de los peatones les indica que pueden cruzar la carretera. En el mismo momento, a pocos metros de donde están, un vehículo de alta gama y que parece ser oficial, adelanta a todos los demás en una conducción endiablada e irresponsable. El desenlace fatal se acerca. Dos de las mujeres de la familia acaban volando por los aires mientras que los demás se salvan por los pelos. Poco después, ya en su hogar, todos reciben la llamada del hospital con la triste noticia del fallecimiento de sus seres queridos.
“Entre todos la mataron… en memoria de La Siete y La Nueve”, reza finalmente el anuncio con el que Mediaset despedía a sus dos canales, que desde esta medianoche han dejado de emitir. El motivo del apagón se debe a una resolución del Tribunal Supremo, que ha declarado nula la concesión de nuevos canales de la TDT en 2010 por parte del gobierno de Zapatero al no mediar concurso público en la adjudicación.
Mediaset no es el único que ha tenido que reducir su oferta: Atresmedia, su pareja de baile en el duopolio que domina la televisión en abierto, también ha tenido que deshacerse de tres canales: Nitro, Xplora y La Sexta 3. Otras cuatro estaciones también echarán el cierre, tres de ellas ocupadas actualmente por la teletienda, además de AXN, que pasará a estar disponible exclusivamente en la televisión de pago.
El tono melodramático que han utilizado Mediaset y Atresmedia en los spots con los que anuncian el fin de estos canales, donde se presentan como víctimas del Gobierno, choca frontalmente con el verdadero papel que han tomado en el desarrollo de la televisión digital en España. Enrique Bustamante, catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad Complutense de Madrid, explica en su obra Alternativas en los medios de comunicación digitales (Gedisa) cómo las sucesivas modificaciones de la ley de televisión privada han favorecido a estas empresas, principalmente aumentando su tamaño y dejando el control de la televisión en muy pocas e influyentes manos.
Las promesas que Gobierno y televisiones hicieron con la llegada de la TDT (conseguir un escenario más plural y competitivo, instaurar servicios interactivos, etc.) se han quedado en el camino. El ejemplo más claro de cómo se desperdició la oportunidad de incluir a nuevos actores en la televisión fue esa misma concesión de 2010 que hoy se revierte definitivamente. El gobierno de Zapatero, bajo la responsabilidad de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, otorgó los nuevos canales que surgían con la nueva tecnología digital a las mismas televisoras que ya dominaban en el analógico. Según Francisco Sierra, profesor en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla y especialista en políticas públicas sobre comunicación, el gobierno del PSOE otorgó estos canales para “satisfacer a los operadores dominantes en el mercado, reunidos en el lobby privado de Uteca, ante las inminentes elecciones”.
Esta lectura dista mucho de la imagen del malévolo coche (Gobierno) que asesina a los miembros de una feliz e inocente familia (Mediaset o Atresmedia) y muestra a estos medios de comunicación como lo que son, grupos empresariales en los que prima la búsqueda de beneficio sobre cualquier cosa, por ejemplo los compromisos que asumieron al recibir los nuevos canales.
Tanto Mediaset como Atresmedia se comprometieron a utilizar los nuevos espacios para ofrecer contenidos novedosos y creados para la ocasión, como una forma de fomentar también la producción audiovisual nacional. Estas intenciones han terminado siendo otro brindis al sol y zappear por la TDT se convirtió desde el principio en un paseo entre películas estadounidenses, ofertas de batamantas y las discusiones entre unos simpáticos vecinos de bloque repetidas una y mil veces.
El espacio libre que dejan a partir de hoy los canales que cierren podría servir para dar la oportunidad a nuevos modelos de televisión alejados de la lógica comercial como las televisiones comunitarias o dirigidas por colectivos sociales, inéditos en España con excepción de contadas ocasiones. No obstante, la porción que se le quita a las televisiones se va a otorgar a otras empresas que también están guiadas en exclusiva por el ánimo de lucro, las telefónicas, para que éstas puedan expandir sus redes de alta velocidad 4G.
Francisco Sierra teme que este movimiento acabe por dañar todavía más la ya de por sí débil televisión pública. Según el investigador de la universidad hispalense, Uteca y el resto del sector privado presionarán en breve para ganar más dominio de mercado ocupando el espacio en el que se encuentra la televisión pública.
La patronal de las televisiones comerciales también ha utilizado el argumento de la destrucción de empleo para hacer presión contra la sentencia del Supremo. El anuncio de Atresmedia muestra incluso redacciones vacías o cabinas de locución y salas de maquillaje que se quedan a oscuras. Por el contrario, Sierra opina que el impacto del cierre de los canales en el empleo de estas cadenas no es tan significativo, sobre todo “considerando la legislación regresiva del Gobierno”. Según él, “hace tiempo que el duopolio ha reajustado e impuesto a la baja las condiciones salariales, cuando hace una década hablaban del apagón analógico para el impulso del sector”.
Por todo lo anterior es difícil colocar a Atresmedia y a Mediaset como víctimas o perdedoras en el desarrollo de la televisión digital en el país. La introducción de la TDT ha servido para ampliar su oferta de canales y poder ofrecer más publicidad mientras que todos los compromisos que adoptaron tanto ellas como el Gobierno han sido sistemáticamente incumplidos, con excepción de la mejora técnica de la calidad de señal. Francisco Sierra concluye que con la instauración de la TDT “tenemos más concentración, menos calidad, menos diversidad, menor empleo, mayor déficit democrático y ausencia de un modelo equilibrado de negocio, fruto de un proceso desregulado, conservador, sin coherencia ni planificación democrática, lo que previsiblemente redundará en nuevos ajustes, procesos de concentración y retroceso en los derechos de la ciudadanía a una televisión de calidad”.
Pues eso de la mejora tecnica esta por ver, lo cierto es que depende que cadenas de televisión no se ven depende que tiempo haga, cuando antes no necesitabamos de repetidor ni de muchas más accesorios que una tele y una antena, ahora el que menos tiene un amplificador en su casa por que «no ve na», las comunidades de vecinos antes, rara la vez, compartían la antena colectiva, ahora cada cual se ha montado la suya propia o contratado Ono o otro cualquiera.