Opinión

El TTIP es una amenaza para el medio ambiente

La candidata de los Verdes europeos a las elecciones al Parlamento Europeo, junto con José Bové, alerta de los riesgos del tratado de libre comercio.

La resistencia contra el TTIP va creciendo paulatinamente en los países de la Unión Europea. El Tratado de Libre Comercio entre la UE y Estados Unidos será el más grande de la historia, tanto por su tamaño como por su profundidad. No sólo incluirá la reducción de aranceles, sino que además armonizará las regulaciones y normas que son el auténtico obstáculo para un mayor comercio libre, en opinión de los promotores del tratado. Esto conllevaría una amenaza importante para los estándares medioambientales y de consumo a ambos lados del Atlántico. Productos y procesos actualmente prohibidos en la UE probablemente serán legales con el TTIP. El ejemplo más citado es el tratamiento hormonal de la carne de ternera, una práctica habitual en EEUU.

La segunda gran amenaza para una sólida regulación medioambiental se llama ISDS. ¿Qué es eso? Llevo tiempo luchando en el Parlamento Europeo contra cláusulas en los acuerdos comerciales que permiten a los inversores llevar a los gobiernos ante tribunales internacionales de arbitraje –el llamado Acuerdo de Protección al Inversor, o Investor-State Dispute Settlement (ISDS). Ya existen tratados de comercio de los Estados miembros de la UE que incluyen esta cláusula pero ahora el mandato de los gobiernos para negociar el TTIP también prevé que se incluya el ISDS.

Empresas contra Estados

Los ISDS son tan peligrosos porque no hay una definición muy clara de los derechos de los inversores en los procesos de arbitraje internacional. La empresa financiera estadounidense Lone Star ha demandado al gobierno de Québec porque esta región canadiense decidió una moratoria en las exploraciones de fracking. El gobierno de Québec debe pagar una gran cantidad de dólares en concepto de compensación o bien ponerse de acuerdo con el inversor para retirar la moratoria.

Asimismo, la eléctrica sueca Vattenfall ha demandado al Gobierno alemán por abandonar la energía nuclear. Esta decisión fue ratificada por una mayoría abrumadora en el Parlamento alemán y tiene el apoyo de una gran mayoría de la ciudadanía del país. Vattenfall exige más de 3.600 millones de euros como “compensación” porque la decisión de Alemania supuestamente reduce los beneficios de esta empresa. Sólo con estos dos ejemplos –y hay muchos más– queda claro el impacto tremendamente negativo que puede tener el ISDS en la legislación medioambiental. La cláusula ISDS fue creada originalmente para proteger las inversiones de las empresas occidentales en países en desarrollo, Estados frágiles y débiles cuyo sistema legal presuntamente no ofrecía garantías suficientes, lo cual también es muy cuestionable.

Con el paso del tiempo se introdujeron cada vez más cláusulas ISDS en los acuerdos comerciales entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Ahora, la UE quiere incluir el ISDS en el acuerdo con EEUU a pesar de que el sistema legal estadounidense es muy sofisticado, con lo cual las empresas europeas podrían recurrir perfectamente a los tribunales americanos si consideran que se perjudican sus derechos. Sin embargo, la UE prefiere otorgar a miles de empresas estadounidenses el derecho a demandar a gobiernos europeos si éstos adoptan regulaciones que disminuyan los beneficios de los inversores. Tenemos que oponernos a esta amenaza para la democracia.

Desde la reforma del Tratado de Lisboa, el Parlamento Europeo tiene que aprobar todos los tratados de libre comercio para que entren en vigor. Es cierto que, a menudo, la mayoría de la Eurocámara desafortunadamente da prioridad al comercio libre sobre preocupaciones medioambientales o la protección de derechos humanos, pero en el pasado también ha demostrado que tiene el poner de decir no, si los ciudadanos europeos logran hacer oír sus reparos. Así ocurrió con el Acuerdo multilateral Comercial contra la Falsificación (ACTA), que fue rechazado por la Eurocámara en 2012. En muchos lugares de Europa, la gente empieza a preocuparse cada vez más por el TTIP y los adalides del acuerdo de libre comercio dentro del Parlamento Europeo están cada vez más a la defensiva.

La autora es eurodiputada alemana y candidata principal de los verdes europeos para las elecciones al Parlamento Europeo del 25 de mayo.

 

Este artículo sale publicado en el número de mayo de La Marea, disponible en quioscos y en nuestra tienda virtual

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Comentarios
  1. Llevan meses gestionándolo en silencio, pero hace apenas unos días, lo que solo eran conjeturas, se hicieron realidad con la publicación del texto que está sirviendo como base para las negociaciones del Acuerdo de Libre Comercio e Inversiones entre Estados Unidos y Europa, TTIP por sus siglas en inglés. Las peores previsiones se han confirmado y las voces críticas contra el acuerdo, que se ha llevado con el más absoluto secretismo, han dado la alarma.

    http://codigonuevo.com/que-es-el-ttip-y-como-afectara-tu-vida/

  2. Ya sólo nos faltaría el TTIP en la Europa del capitalismo salvaje, en la Europa que gira peligrosamente a la derecha.
    Quiero salirme de esta mala madrastra.

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