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Ropa de cama para cambiar las relaciones norte-sur

La cooperativa N’klôwô, formada por tres jóvenes catalanas, impulsa el trabajo digno en dos talleres de Costa de Marfil y Burkina Faso

El continente africano hace siglos que sufre las relaciones económicas desiguales que el mundo occidental estableció y sigue manteniendo con sus países. El algodón africano, por ejemplo, crece en sus tierras pero se trata y transforma en países europeos y en China, que posteriormente lo revenden a África, negándole el beneficio que supone controlar todo el proceso de producción. Lo han podido comprobar Cèlia, Núria y Laura, tres jóvenes que, con la cooperativa N’klôwô –‘Te quiero’, en la lengua local baoulé-, tratan de cambiar las relaciones norte-sur impulsando el trabajo digno en Costa de Marfil y Burkina Faso.

La ropa de cama y hogar que venden en España, sábanas y cojines, es tejida a mano por trabajadores de los talleres de ambos países. El proyecto nació de la experiencia de Cèlia Sanz, y su estancia en Costa de Marfil como cooperante en el 2009. “Allí trabaja en una escuela, conoció al profesor de costura, se hicieron amigos, y comenzaron a coser sábanas y distribuirlas entre familia y amigos”, explica su compañera Núria Mateu. “La idea sale un poco de la crisis que tiene como cooperante porque ve que lo que está haciendo acaba siendo muy asistencialista, y piensa en cómo establecer otro tipo de relaciones”, añade.

El proyecto que Cèlia comenzó junto a Ernest, el profesor de costura, logró el propósito de crear un taller de arte y oficios en Costa de Marfil que saliese adelante con la producción de ropa para la clientela local. Una vez alcanzada esta meta, decidieron ampliarlo creando una segunda línea de producción que, sin competir con el mercado local, fabricase otro tipo de producto para vender en España. Optaron por tejer ropa de cama con un tipo de algodón africano de alta calidad, el bazin riche, “que allí no utilizan ni para hacer sábanas ni para hacer cojines, sino para vestidos de gala”, detalla Laura Bordera.

Ernest, Severin i Abu2 foto dentro[Ernest, Severin y Abu, en el taller de Costa de Marfil. ÀLEX LLOPIS]

“El objetivo no es que trabajen únicamente para nosotras sino que puedan combinar su trabajo diario con lo que les pedimos, porque no queremos volver a caer en que dependan de lo que suceda aquí”, cuenta la cooperativista. También con la idea de no emprender un proyecto que dependa de un solo país, debido a la inestabilidad de la zona, trabajan con una organización en Burkina Faso que emplea a mujeres con discapacidad física y mental. En Barcelona se realiza el diseño de las piezas, a partir de la disponibilidad de telas en el mercado local africano, y las manos de las personas que trabajan en los talleres de Costa de Marfil y Burkina Faso se encargan de dar vida, una a una, a las piezas.

Un producto con valor añadido

Los costes de producción y envío son elevados, pero la calidad del producto y su elaboración artesanal aportan un valor añadido que permite comercializar las sábanas y fundas de cojín a un precio más alto. “Si fuese una tela mediocre, vender un conjunto de ropa de cama a 280 euros quizás sería una locura”, señala Laura. “Enviar el material aquí encarece mucho el producto. Además del hecho de trabajar allí y pagar un sueldo digno, ligado a que la tela la compramos en el mercado local porque no podemos acceder a comprarla al por mayor”, relata Núria. Cuando trataron de ponerse en contacto con las empresas europeas que tratan el algodón africano para comprar las telas al por mayor recibieron un ‘no’ por respuesta. “Nos dijeron que tienen contratos de exclusividad con África y que esto sólo se vende allí. Hacer estos productos nos sirve para explicar qué pasa con las relaciones comerciales con estos países. El algodón africano no se transforma allí. En Europa y China lo transforman y se lo venden, a un precio que no es barato…”.

Tras emprender el proyecto a pequeña escala, vendiendo los productos a familiares y amigos que les dieron apoyo, decidieron dar un paso más y constituir una cooperativa, que estuvo cuatro meses incubada en el Labcoop del Grupo Cooperativo ECOS en Barcelona. Ello les aportó la ayuda y el conocimiento de otros cooperativistas que las acompañaron durante todo el proceso. “El entorno cooperativo se sale de las líneas de la empresa convencional. Existe una gran solidaridad. Por ejemplo, fuimos a ver a Teixidors, que podría ser la competencia más directa, y nos han dado una mano, nos han hecho difusión… Los tenemos como compañeros, no como competencia”, afirma Laura.

Un nuevo impulso

Tras recibir el premio Manel Arroyo a jóvenes emprendedores de la economía cooperativa, han emprendido una nueva fase de crecimiento a través de un proceso de micromecenazgo que les permita producir 25 conjuntos completos de cama y 110 fundas de cojín. “Nos planteamos hacer la campaña de micromecenazgo porque lo que nos ha gustado mucho de toda la época en la que N’Klôwô no era una empresa es que la gente se involucraba mucho en el proyecto, y no queríamos perder este espíritu. Queremos ir acompañadas en este camino y eso pasa por que la gente también se haga suyo el proyecto”, apunta Núria.

Para el próximo 23 de abril, Diada de Sant Jordi en Cataluña, también pondrán a la venta un libro, Un radiador en África, escrito a partir de las experiencias de Cèlia como cooperante en Costa de Marfil, y que repasa la historia que ha desembocado en la creación de la cooperativa.

 

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Comentarios
  1. Me parece una idea estupenda, siempre debemos de ayudar a los que más nos necesitan y más si es de esta manera.
    ¡Gran trabajo! Llegaréis lejos.

  2. Excelente iniciativa. Cualquier ayuda que se pueda dar en Africa es poca, porque es una gente tan especial que se merecen todo nuestro cariño. Un abrazo compañeros

  3. Gracias Brais por la entrevista y el artículo. Nuestros compañeros de Costa de Marfil se van a emocionar cuando se vean en un periódico 🙂 Para las personas que estéis en Barcelona, el próximo jueves 17/04, a las 19:30h estaremos presentando el libro en La Ciutat Invisible (C/Riego, 25).

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