La evanescencia de la educación en el Rey Heredia

Francisco Delgado Ruiz asiente y confirma la poca distancia que hay entre el pacto que el Ángel Gabilondo alcanzó en la anterior legislatura con el PP, y la ley Wert de educación. Lo que hay, afirma, es una disolución, una evanescencia de la educación pública pactada por las principales fuerzas políticas al servicio de los dictámenes del Tratado de Lisboa.

-“…y no nos olvidemos de la CEOE…”

(Interviene un asistente a la presentación del libro La evanescencia de la educiación pública, de Francisco Delgado).

– «…de qué países la crearon, con qué fines y qué supone para ellos la educación y el informe PISA…».

(Continúa el asistente con turno de palabra mientras la puerta de la pequeña aula del colegio ocupado Rey Heredia donde se celebra el acto de presentación se abre suavemente y aparece la figura de Julio Anguita).

Sigue la charla y mientras me entero de la diferencia entre el 7% del PIB que invierte el País Vasco en educación y el 3% que invierten comunidades como Canarias, Julio Anguita vuelve a llamar mi atención al cambiar de asiento en la sala. Lo cierto es que los rayos de luz de este atardecer cordobés se cuelan por las contraventanas caribeñas provocando un ambiente precioso pero molesto en ciertas zonas de la misma.

– “No  tenemos tiempo para más. Ya sabemos que desgraciadamente, hoy aquí, hay asuntos más graves que tratar…”

El que fuera diputado nacional en la primera legislatura, senador después, miembro del Consejo Escolar de Estado, presidente durante años de la CEAPA y actual presidente de Europa Laica, Francisco Delgado, se refiere a la asamblea convocada por los colectivos que gestionan el colegio okupado Rey Heredia con motivo de la Notificación del Juzgado de Instrucción Nº4 de Córdoba “…con requerimiento expreso de que abandonen el inmueble, si es que aún lo continúan poseyendo en el término de 30 días naturales a contar desde su notificación, procediéndose en caso contrario a su lanzamiento por vía judicial”.

Los pasillos y las estancias del colegio son un trasiego constante de gente, algunos cuelgan cuadros por los pasillos para una futura exposición, otros animan a una niña de unos 10 años con ojos llorosos; la mayoría se dirigen hacia el patio escolar donde ya están colocadas unas cuantas sillas en círculo a la espera del comienzo de la asamblea.

Aún queda un poco de luz y el ambiente y la temperatura son perfectas.

Poco a poco el patio se va llenando. La noticia ha corrido como la pólvora y lo que en principio iba a ser una asamblea de los colectivos implicados en la gestión del colegio, se ha convertido en un acto de apoyo de la sociedad cordobesa.

– ¡Qué pena que la charla de Francisco Delgado Ruiz haya durado tan poco! Me hubiese gustado comentarle el caso del Grado de Ciencias Ambientales como muestra del fracaso de este modelo que aspira a diseñar el sistema educativo en función de unas supuestas expectativas laborales. Tanto dinero tirado para nada…

(Mientras los asistentes a la charla anterior siguen ojeando el libro de Francisco Delgado y comentando la tragedia de la educación pública, la presencia de Julio Anguita vuelve a llamar mi atención. Camina despacio entre la gente buscando un asiento entre saludos y besos aquí y allá. No podría ser de otra manera. Con su presencia esta noche cordobesa adquiere el estatus de califal).

– “Buenas noches y gracias a todos por venir. El objetivo de esta asamblea era en principio ayudarnos a superar el golpe que nos han dado. Todos los que a lo largo de este tiempo habéis encontrado refugio en este colegio; los que habéis colaborado limpiando, pintando; los que lleváis adelante la cocina popular, las clases particulares…; que sepáis que esto no es una derrota… que la lucha sigue…”.