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Esperanza Aguirre a lomos de Babieca
"Al comenzar su huida el coche de Aguirre privatizó una moto de la policía municipal, dejándola tirada en suelo público"
No es la primera vez que Esperanza Aguirre se da a la fuga tras llevarse por delante algo público. Se conduce como se gobierna. Puedo imaginarme a la presidenta del PP de Madrid escrutando con la mirada en ese primer momento al agente de Movilidad, mirándolo de arriba abajo, intentando encontrar en él un gesto, una mirada, algo que le indicase si el policía que se acercaba hacia su coche, tenía espíritu de tránsfuga y poder así solucionar el asunto a su manera, al modo Aguirre. Pero no encontró complicidad en él; ese hijoputa venía con malas intenciones. Parecía decidido a multarla por haber parado en mitad de la Gran Vía sobre el carril bus. Puro machismo.
La Condesa Consorte y Grande de España se vio entonces, contra toda lógica, allí, retenida en su vehículo como una criminal de sudadera con capucha cualquiera, pasando el mal trago de entregarle la documentación a ese hijoputa que probablemente lo único que buscaba era hacerse un selfie. Cuando le devolvieron el carnet y parecía que el Estado había terminado su labor opresora, nueva indicación del sóviet: “Espere un momento, que tenemos que rellenar la multa y entregársela”. Y la paciencia de toda lideresa tiene sus límites, ¿sabéis? Así que la esperanza liberal decidió arrancar su coche y decir aquí os quedáis, en lo que en un principio pudo parecer una fuga, pero que fue un canto de libertad en toda regla a lomos de un Toyota Auris, blanco como el caballo del Cid Campeador.
Al comenzar su huida el coche de Aguirre privatizó una moto de la policía municipal, dejándola tirada en suelo público. Moto externalizada, pensó la lideresa mientras metía segunda y pisaba el acelerador, dejando atrás a los agentes de Movilidad que se hacían cada vez más pequeñitos en el espejo retrovisor del coche Babieca. En esos momentos, la condesa consorte y líder del PP de Madrid no pudo evitar recordar las sabias palabras de su, en aquellos tiempos en los que fue ministra, jefe. Ese hombre con aspecto de contable de la Diputación Provincial de Cuenta tuvo años atrás la misma sensación que ella disfrutaba en ese preciso instante “¿Quién te ha dicho que quiero que conduzcas por mí?”. La adrenalina fluía por las venas de Aguirre a más velocidad de lo que hubiera imaginado la mismísima Margaret Thatcher mientras apaleaba mineros.
Si a esos pringados a sueldo de Ana Botella les hubiera dado tiempo de haberla hecho soplar cualquier tipo de aparatito que midiera el amor por lo liberal, lo revienta. Durante lo que duró la fuga estuvo tentada de pasar por encima de una rotonda que estaba malísimamente colocada ahí en medio y de embestir contra un grupo de personas con pinta de sindicalistas que tomaban café en una terraza, pero supo contenerse. Eres una persona conocida, Esperanza, se dijo. Piensa en el qué dirán. Y decidió encender la radio para relajarse con algo de música y continuar su camino sin más complicaciones, no sin murmurar un ya os cogeré al pasar a la altura de la terraza. Al llegar a la entrada del garaje de casa, Esperanza Aguirre, con las pupilas dilatadas y una medio sonrisa, bajó la ventanilla y el volumen de la radio en la que un tal Steppenwolf cantaba Born to be wild para saludar a los guardias civiles que escoltaban la entrada a su vivienda con su característico tono de voz: ¿Qué tal chicos? Si llega visita dentro de un momento decid que no estoy. Luego os saco unas galletitas. Que paséis buena tarde.
¿Y qué se puede esperar de esta granuja que ganó las elecciones a la Comunidad de Madrid comprando traidores, a la que Díaz Ferrán, presidente por entonces de la CEOE, la calificaba, por sus ideas ultraneoliberales, como la política más cojonuda.
Esta aristócrata metida a política, representa la quintaesencia de la ancestral derecha española; irrespetuosa, intolerante, mezquina, chulesca, prepotente, retrógrada, arrogante. Y en casos como este es donde se ve su verdadera cara. Muchos deberían tomar nota y pensarse bien qué papeleta meten en la urna.
Digo yo que el pie de foto está mal, ¿no? Que lo de «su dimisión» aquí confunde un poco.
O eso o estoy desinformadísimo.
Aguirre siempre ha pensado que vive en la Edad Media con sus siervos de la gleba. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com/2013/10/el-partido-antisistema-popular.html
Darse a la fuga, tirarle la moto al agente y luego mentir a prensa es sólo el reflejo de cómo gobiernan los politicos
Hago lo que quiero, como quiero y estoy por encima de todo y todos. POLITICOS CORRUPTOS, MENTIROSOS Y CADA DIA QUE PASA, MÁS INTOCABLES.