Los socios/as escriben
Una limosna por caridad
El autor critica el programa de TVE, 'Entre todos': "Ser caritativo no tiene nada que ver con ser justo ni con ser solidario. Ser caritativo es actuar bajo el sentimiento de 'pena', de 'resignación'", apunta.
Es notorio que solemos confundir la caridad con la solidaridad. Supongo que es una buena manera de tranquilizar nuestras conciencias, pero a nada que te pares a reflexionar, las diferencias son abismales.
Hay un programa en «la 1» que me da vergüenza ajena. Se llama «Entre todos». En él sacan a una persona necesitada, dando mucha pena, que nos cuenta su trágica historia, y un espectador «generoso» ayuda con una aportación económica a paliar tan dramática situación.
Con unos minutos de visionado he tenido más que suficiente.
¿He dicho vergüenza ajena? Es algo más que eso. Tendría que darnos vergüenza a todos como sociedad, permitir que de la tragedia personal se haga espectáculo.
En uno de los programas, llamó en directo un trabajador social denunciando este lamentable espectáculo. Dejo aquí un enlace para el que quiera oírlo. Merece la pena ver la cara que se le quedó a la presentadora.
Vivimos en un país en el que las diferencias sociales han llegado a extremos desconocidos. Una ínfima minoría domina el 90% de todos los recursos del país. Son ellos los que tienen mucho interés en que seamos «caritativos», que ayudemos a los «pobres». Suelen decir que «han tenido mala suerte los pobrecitos». ¡Mala suerte!
A veces hasta hablan de «solidaridad», de arrimar el hombro, pero ¿quién arrima el hombro y quién no? No nos dejemos engañar, la solidaridad es otra cosa muy diferente. Esto es pura y dura «caridad».
Ser caritativo no tiene nada que ver con ser justo ni con ser solidario. Ser caritativo es actuar bajo el sentimiento de «pena», de «resignación», de asunción de unos roles sociales que son injustos pero… «qué le vas a hacer, la vida es así». De asumir una sociedad de «castas». Desde la caridad nos consolamos, admitimos que «ricos siempre ha habido».
Ser solidario tiene mucho más que ver con el compromiso personal, con ayudar a que los demás crezcan desde la lucha contra la injusticia, con la expectativa de un mundo más justo. La caridad no. La palabra clave asociada a la «caridad» es «limosna». «Te doy un poco, sólo un poco, de lo que a mí me sobra».
Ese es el camino que parece que hemos tomado. Recortes, despidos y como consecuencia, la supervivencia de mucha gente queda en manos de la caridad de unos cuantos.
Sí, ya sé que esto no hay quien lo pare. O tal vez sí. Pero mientras tanto permitidme que me desahogue.
Totalmente de acuerdo respecto del programa. Totalmente en desacuerdo respecto del desprestigio de la palabra «caridad». A fuerza de repetirlo, podremos hacerla corresponder con lo que queramos. Caridad es ETA, por ejemplo. Pero la caridad es amar a los demás como a uno mismo. Este amor lo mueve a uno a hacer propias las penas ajenas, a empatizar, a solidarizarse, a luchar por los demás. Tener caridad es algo que está muy por encima del uso popular que se ha dado a la palabra (en algunos rincones de este mundo) recientemente.
Este desagradable programa televisivo, ademais de ser ofensivo, es unha demostración de como en nuestra sociedad existen miserias humanas de las que el gobierno no quiere saber. Ya que nos muestra la miseria y vemos como los ricos «hecen su penitenci dando unas migajss de su mesa con mantel, para que los gobernantes se dieran cuenta de como tienen abandonados a tantos ciudadanos en situaciones de escándalo. No es así; solo sirve para que la m iseri se utilice como programa televisivo sen pagar a los actores.
Las penurias del capitalismo se sanean con caridad. Lástima de programa.