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Despliegue policial en torno a un pacífico perroflauta motorizado
El profesor de Filosofía Antonio Aramayona hace 44 semanas y 210 días que se mantiene al pie del portal de la vivienda de la consejera de Educación del Gobierno de Aragón
Me preocupan -por la simpleza inquisitorialmente resolutiva que comportan- los efectos policiales que la jornada del pasado 22 de marzo en Madrid tuvieron al lunes siguiente en la céntrica calle Alfonso I de Zaragoza, donde desde hace 44 semanas y 210 días un solitario ciudadano que se hace llamar Perroflauta Motorizado se mantiene al pie del portal de la vivienda de la consejera de Educación y demás del Gobierno de Aragón.
El profesor de Filosofía Antonio Aramayona, que así se llama quien así nos demuestra la forma y voluntad de luchar por nuestros derechos y libertades, no luce precisamente un ánimo beligerante, capaz de suscitar tamaño derroche de fuerza pública. Antonio se limita a reclamar con pacífica paciencia y actitud tan civilizada como las propias de su profesión y persona una educación pública y laica, aunque la autoridad a través de la Delegación de Gobierno parezca considerar ese derecho todo un desafuero que atenta contra la seguridad ciudadana, a juzgar -ya digo- por el desafiante dispositivo policial que exhiben la fotografías.
«Al entrar en la calle Alfonso I, el perroflauta motorizado se ha quedado atónito -escribe Aramayona en su blog diario-. Nadie ha sabido explicar por qué y para qué había tantos furgones de la policía nacional en la calle, uno delante mismo del portal de la consejera, flanqueado por un agente» Las imágenes ilustran sobradamente lo que se dice. El dispositivo se mantuvo durante una hora. Luego -como en el estrambote del soneto de Cervantes al túmulo del rey Felipe II-, miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
¿Volverá a instalarse tal dispositivo en el futuro o lo del último lunes obedece a posibles y miméticos instintos transferidos desde la capital de España a la de Aragón, como consecuencia de la resaca del 22-M, sin que a quienes los ordenan les importe demasiado la diferencia de matiz entre un millón de personas abarrotando casi tres kilómetos de calles y plazas en la capital de este reino en declive y una sola persona que se manifiesta en libertad desde el escueto espacio de su silla de ruedas?
¿O será que temen que esa sola persona se convierta en modelo y se torne en un millón con la misma resolución que mi apreciado Antonio en sus demandas, mañana tras mañana, ante una consejera de Educación que lo ignora, pero que lo sabe ahí, como testimonio de una ciudadanía que se resiste a perder los derechos y valores de una democracia digna, degradada por su gobierno día tras día?
Quien lleva tanto tiempo haciendo defensa de su profesión merece el máximo respeto. Porque Aramayona profesa la enseñanza laica, libre y de calidad, esa que en España lleva camino de perecer por culpa de los gobiernos de uno y otro partido.
Altura de miras, coherencia, voluntad, coraje, persistencia, sólo son algunas de las virtudes del profesor Aramayona.
Partidos políticos, asociaciones y ciudadanos que realmente queremos otro mundo más justo y libre, en estos tan peligrosos como decisivos momentos, deberíamos aprender de su ejemplo.
Al perroflauta ya se le impuso una multa, que no pagó, y recibió en varias ocasiones la visita de la policía. No es la primera vez que la tiene al lado, al margen de las luchas de la Marea Verde.
Igual un poco de contexto le iba bien a este texto. El hecho adquiere relevancia porque miembros de Marea Verde fueron llamados a juicio (y absueltos) por realizar una acción simbólica con tuppers en este mismo lugar. Lugar que por otra parte es zona de paso de todas las manifestaciones que hay en Zaragoza y que siempre está protegido cuando estas pasan. Si no se cuenta esto la historia parece distinta, comida si el motorizado fuera un iluminado especial que se ha plantado ahí por su lucidez. Hay toda una lucha colectiva que hace que su gesto tenga algún sentido.