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Lecciones de la dignidad con pregunta al fondo
El autor enumera algunas de las lecciones que se pueden extraer de las Marchas de la Dignidad para "posibilitar el avance social"
Con las Marchas de la Dignidad, protagonizadas por una ciudadanía activa, plural y determinada a no soportar los retrocesos democráticos ejecutados por el Gobierno e impulsados desde el epicentro neoliberal de la UE, se deben extraer algunas lecciones que posibiliten el avance social ante el contexto de recrudecimiento represivo que está viviendo el conjunto de la sociedad.
1. Explicitando las causas y el programa del 22M. Más allá de las razones evidenciadas por los movimientos sociales y organizaciones que han articulado las Marchas de la Dignidad y que han sintetizado bajo el lema de “pan, trabajo y techo”, es crucial reseñar tres pulsiones consustanciales a estas movilizaciones.
A) Pulsión destituyente. Ni monarquía, ni turnismo político, ni capitalismo desbocado empeñado en una constante transferencia de riqueza de la sociedad hacia unas elites cada vez más aisladas en su endogamia. Las críticas vertidas en las Marchas de la Dignidad, tomadas en su conjunto, representan un cuestionamiento que soslaya lo coyuntural para profundizar en la crítica a todo un sistema: político, económico, laboral, ético, informativo, etc.
B) Pulsión de unidad. La instantánea de las Marchas de la Dignidad ha reflejado la pluralidad de un conjunto social alejado de sectarismos improductivos. Las Marchas se han significado como un cruce de caminos donde los participantes mostraban su voluntad de compartir y asumir un programa de transformación diverso. La compresión y el disfrute de las diferencias han orillado la ambigüedad y la falta de definición.
C) Pulsión Creativa. La alternativa plural ha latido incontenible en las Marchas de la Dignidad, dando una respuesta con tres factores esenciales y simultáneos: la deslegitimación de quienes están destruyendo el sistema para transformarlo en una suerte de darwinismo social, la defensa de los derechos sociales y los servicios públicos de calidad y universales, así como el apuntalamiento de redes de solidaridad permanente desde la propia sociedad con los más golpeados por los recortes.
2. Aprendiendo inteligencia colectiva. El Gobierno sigue empeñado en avanzar hacia su embrutecimiento político, como lo demuestra el intento de desestabilización y criminalización de las Marchas por parte de destacados dirigentes del PP. Referencia especial debe hacerse al papel represivo y brutal de la policía antidisturbios y sus “reventadores” de paisano, que poco a poco van subiendo el tono, con el propósito de disuadir y de avanzar en una escalada de violencia que, si hacemos caso a los comentarios vertidos en diferentes foros policiales, terminará en una tragedia de consecuencias impredecibles, para todos. Por ello, resulta más imprescindible que nunca que la sociedad activa siga desarrollando mecanismos de inteligencia colectiva y de resistencia no-violenta ante la barbarie política y policial.
3. Apoyando medios de comunicación democráticos. Si algo ha subrayado con terca claridad las Marchas de la Dignidad, es el emponzoñamiento moral y la pérdida de calidad periodística, no ya de referencias mediáticas de la derecha y la extrema derecha, sino de otros medios que, como El País, venían ocupando otros espacios sociológicos. Finalmente, la deriva panfletaria de El País nos demuestra hasta qué punto su independencia termina donde comienza su precariedad económica, que es mucha. Así las cosas, emergen otras cabeceras que siendo mucho más pequeñas, aportan informaciones más honestas y mejor documentadas. La refundación de un nuevo modelo debe pasar por apoyar a aquellos medios de sensibilidades diferentes que, sin embargo, están apostando por periodismo de calidad, frente a aquellos otros que han optado por las mamandurrias del poder y las multinacionales.
4. Reclamando altura de miras a las alternativas políticas. Las energías sociales puestas en marcha en la defensa de la dignidad de todo un país, no pueden ni deben ser arrumbadas por la miopía de aquellas opciones políticas que quieran realmente ser una alternativa al actual Gobierno y al turnismo que emergió en la Transición. La sociedad se está armando de dignidad, pero no perdonará una falta de altura histórica en las actuales circunstancias. ¿Tendrán las fuerzas políticas progresistas y transformadoras suficiente madurez y generosidad cómo para comenzar a pilotar desde la coordinación o la unidad la necesaria y urgente reconstrucción del país?
Una lección que no aprendemos es que la actuación de los violentos puede estar motivada por el propio poder utilizando infiltrados y falsas fotografías para incriminar y reprimir cualquier protesta en contra del gobierno. Casualmente, en otras manifestaciones no se producen altercados. http://wp.me/p2v1L3-uE
Podeis empezar por la parte que os toca.