OTRAS NOTICIAS | Política

Los principales sindicatos ven la huelga general necesaria pero lejana

CCOO, UGT y CGT consideran que no se da el clima adecuado para que la protesta sea exitosa, y señalan la paradoja de que las medidas del Gobierno provocan un efecto desmovilizador en la sociedad

En la mañana de ayer, los máximos dirigentes de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, se reunieron en la Moncloa con Mariano Rajoy. El encuentro se saldó con un documento firmado junto a patronal y Gobierno en el que se apuesta por el diálogo y la cohesión social. Esta imagen es muy diferente a la que se dio dieciséis meses atrás, cuando el 14 de noviembre de 2012 los sindicatos tensaron la cuerda y convocaron una histórica jornada de huelga, la segunda en un mismo año, que se celebraba de forma coordinada a nivel europeo.

Tanto CCOO como UGT y CGT coinciden en que los motivos que llevaron a convocar la última huelga general no sólo siguen existiendo sino que se han agravado con las diferentes medidas económicas y sociales que ha llevado a cabo el Gobierno del PP. Aun así, los tres sindicatos también están de acuerdo a la hora de señalar que en la situación actual no se dan las circunstancias necesarias para poder llamar a una huelga general exitosa, aunque sí difieren en el porqué de esta situación. “Las huelgas generales no se convocan sólo cuando hay motivos”, explica José Javier Cubillo, secretario de organización y comunicación de UGT, sino que “la convocatoria depende de la voluntad de nuestros afines”. Cubillo hace hincapié en que los sindicatos no son entes independientes de lo que ocurre en la sociedad, por lo que para llegar hasta una huelga fructífera “habría que conseguir un clima mucho más beligerante de la opinión pública hacia las medidas que ha tomado el PP”. CCOO realiza una lectura similar de la situación para llegar a la conclusión de que es una “necesidad estratégica establecer vínculos con la ciudadanía y contribuir a consolidar la organización social”, como asegura su secretaria confederal de movimientos y redes sociales, Empar Pablo.

Los sindicatos, en este intento de organizar la lucha contra la dirección de las actuales políticas, se encuentran con la paradoja de que estas mismas decisiones del Gobierno tienen un efecto desmovilizador en la sociedad. Así lo afirma Daniel Raventós, profesor de Sociología de la Facultad de Economía de la Universitat de Barcelona, que explica que “cuando la situación empeora para la mayoría de la población, más que una voluntad de hacer frente a este deterioro de las condiciones de vida lo que acostumbra a imponerse es el acojono. Esto es lo que lleva cada vez a más personas a la posición de aceptar condiciones en el trabajo cada vez peores a cambio de seguir manteniendo su puesto”.

El secretario de acción sindical de CGT, José Aranda, añade otro motivo más que según su punto de vista contribuye a la desmovilización: la situación interna de los sindicatos mayoritarios y el papel que han jugado en la historia reciente. “CCOO y UGT están muy pillados por varios casos de corrupción y además están hipotecados por muchos acuerdos a los que llegaron con el anterior gobierno y el actual. Esto les ha llevado a un desprestigio absoluto frente a la sociedad que no les permite liderar una movilización”, sentencia Aranda. El dirigente de CGT considera que “habría fuerza [para una nueva huelga general] si hubiera voluntad por parte de los sindicatos mayoritarios”, ya que existe un gran caldo de cultivo entre una “sociedad civil que está cabreándose lentamente”, aunque apunta a que actualmente “no se dan las mejores circunstancias para echar a un pulso al Gobierno pero hay que seguir construyendo la futura huelga y en eso estamos”.

Por su parte, Empar Pablo asegura que CCOO también tiene como objetivo la organización y movilización continua, que va más allá del “recurso final de la huelga general”. Según Empar, su sindicato mantiene un pulso diario con el Gobierno que le lleva a mantener una “estrategia que pasa por mantener la movilización de forma continuada e implicando a la ciudadanía”, además de los conflictos que se están dando a nivel empresarial y que tienen en las luchas de los trabajadores de la limpieza viaria de Madrid, de Coca Cola y de Panrico un posible referente.

Implicar a la sociedad civil

Para UGT, lo prioritario de cara a una posible nueva huelga general es “conseguir el necesario acompañamiento ciudadano” que provoca que una movilización de este tipo sea exitosa. Según Cubillo, hay que crear conciencia para que si, por ejemplo, la huelga afecta al transporte público, “los ciudadanos comprendan que es una acción para defender los derechos de los trabajadores”.

CGT da un paso más allá y plantea objetivos más ideológicos y de largo alcance a la hora de la construcción de lo que consideran “el embrión de la próxima huelga”. “La huelga que planteamos ya no es la huelga de un día, primero tiene que estar conectada con los movimientos sociales y segundo tiene que ser una huelga sindical y social porque los dramas no sólo pasan en las empresas, sino que también hay que luchar por las libertades sociales, contra los desahucios, etc.”, explica José Aranda. Desde CGT consideran que las marchas del 22 de marzo son una buena ocasión “para buscar continuidad y construir una huelga general para cambiar la sociedad a otra donde la participación de la sociedad civil sea más importante”. “Esto es lo único que podría desbordar la pasividad de las organizaciones antiguas o institucionales”, sentencia Aranda.

La importancia que siguen teniendo los sindicatos es innegable y crucial para el profesor Raventós, tanto que considera que a pesar de la importancia de que los sindicatos busquen conexiones con los movimientos sociales, un llamamiento a huelga por parte de una organización social que no sea CCOO y UGT (o ELA y LAB en el País Vasco) es “un brindis al sol”. A pesar de ello, Raventós lamenta que se haya llegado a una situación como la actual “donde la situación de la clase trabajadora no es favorable a las grandes movilizaciones” debido en gran medida a que, antes de la crisis, CCOO y UGT no tuvieron una actitud “más ambiciosa y menos aceptadora de pactos sociales en un momento donde las fuerzas sí hubieran respondido”.

 

La Marea está editada por una cooperativa de periodistas y lectores
Suscríbete aquí para ayudarnos a hacer sostenible este proyecto

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Comentarios
  1. Dicen que «las decisiones del gobierno tienen un efecto desmovilizador en la sociedad».
    ¡Vega ya!, lo que tiene un efecto desmovilizador es la actitud de los sindicatos colaboracionistas (CCOO y UGT), totalmente entregada, pasiva, prisioneros de las millonarias subvenciones que reciben, alejados de los obreros, encorbatados y encorsetados, dirigidos por cúpulas que cada vez se parecen más a las de los partidos políticos. En tiempos de Camacho y de Redondo, jamás tuvieron que pasar sus sindicatos la vergüenza de verse implicados en casos de corrupción, ahora son una patética caricatura de lo que fueron. Representan el «despotismo sindical», o sea; todo por el trabajador, pero sin el trabajador.
    ¡Como va a tener éxito una huelga liderada por esta gente!, si son un engranaje más del sistema capitalista.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.