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Mayores homosexuales: doblemente invisibilizados

Desde principios de marzo hay enLavapiés (Madrid), un centro socioeducativo para mayores LGTB y heterosexuales donde los únicos invitados no bienvenidos son la discriminación y los prejuicios

A pesar de los avances en igualdad de las personas LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) al llegar a edades avanzadas e ingresar en centros especializados suele darse un proceso de ‘rearmarización’. A la invisibilización de la sexualidad en los mayores se une la homofobia todavía presente en la sociedad.

Desde principios de este mes, existe en el número 27 de la calle Amparo de Madrid un centro socioeducativo para mayores LGTB y heterosexuales donde los únicos invitados no bienvenidos son la discriminación y los prejuicios. La iniciativa ha partido de la Fundación Veintiséis de Diciembre, dedicada a mejorar la vida actual de las personas que sufrieron persecución bajo la ley de Vagos y Maleantes, sustituidas después por la de Peligrosidad y Rehabilitación Social.

Federico Armenteros, presidente de la Fundación e impulsor de este centro, recuerda que la idea surgió hace cerca de diez años. Entonces, compartía militancia en la asociación COGAM con Boti García Rodrigo, actual presidenta de la FELGTB. Aunque le quedaban décadas para acercarse a la llamada tercera edad, su sensibilidad y experiencia como educador social llevaron a Boti a animarle a encargarse de ese punto ciego que suponen los mayores LGTB.

El primer paso de la Fundación Veintiséis de Diciembre fue integrarse en la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP). Armenteros no oculta las situaciones de discriminación y rechazo que se produjeron inicialmente, en especial hacia las mujeres transexuales. Sin embargo, la extrañeza inicial ha dado paso a una relación normalizada. «Al final, la gente se da cuenta de que es más lo que nos une que lo que nos separa», afirma.

El local de Amparo 27, en el barrio de Lavapiés, conserva la estructura para el uso con el que fue diseñado: una vaquería en la que se vendía la leche de los animales ordeñados in situ. En los últimos tiempos, sirvió, al igual que la mayoría de establecimientos con los que comparte calle, como pequeño almacén y tienda de venta al por mayor de productos «étnicos». El centro de mayores tiene como vecino más cercano un edificio ocupado y convertido en centro social.

¿Cómo se financia un espacio así? «Con las aportaciones de sus más de 100 socios», explica Armenteros. El proyecto ha hecho de la autogestión, virtud. Las tareas de rehabilitación y acondicionamiento del local las llevarán a cabo los propios usuarios. La dificultad de recibir una subvención para un proyecto que todavía no está en marcha ha obligado a involucrar a los futuros usuarios del centro desde antes de que éste abra oficialmente sus puertas.

Según afirman sus impulsores, el de Lavapiés es el primer centro dedicado a los mayores LGTB en España. El centro acogerá actividades culturales, educativas, terapéuticas y de ocio, pero está también abierto a eventos organizados por otras entidades. Además, la Fundación está habilitando una residencia en la zona de Miraflores en la que vivir de forma autónoma y sin necesidad de volver al armario.

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