Opinión | OTRAS NOTICIAS | Política
Ricardo Blázquez, el discurso amable del conservadurismo
"No debe llevar a engaño la apelación de progresista del nuevo jefe de la Iglesia española. (...) La principal diferencia entre Rouco Varela y Ricardo Blázquez es una cuestión de formas", sostiene el autor
Al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, se le considera actualmente un progresista en el seno de la Iglesia en comparación con Antonio María Rouco Varela, que junto con Monseñor Reig Pla, formaban parte de la sección más conservadora y radical de la curia eclesiástica. Es por ello, que no debe llevar a engaño la apelación de progresista del nuevo jefe de la Iglesia española. Las líneas fundamentales de influencia de la Iglesia en la sociedad y la política española continuarán bajo la dirección de Ricardo Blázquez, del mismo modo que en su anterior trienio del mandato del 2005 al 2008 al frente de la Conferencia Episcopal. En palabras del propio Blázquez cuando tomó posesión de la dirección en su primer periodo de gobierno: «Quiero decir la verdad amablemente, con la confianza de que, de esta forma, se abren no solamente las puertas de la inteligencia, sino también las del corazón». Es esa la principal diferencia entre Rouco Varela y Ricardo Blázquez, una cuestión de formas.
Ricardo Blázquez es Arzobispo de Valladolid y anteriormente fue Obispo en las diócesis de Valladolid y Bilbao. Fue este último nombramiento en que le puso en el disparadero de la actualidad al no ser bien recibido por el PNV por no ser un miembro del clero vasco y no hablar euskera. A pesar de que el prelado se comprometió a aprender el idioma para su apostolado no convenció a los miembros del PNV. “Loro viejo no aprende a hablar”, declaró al respecto el entonces diputado del PNV, Iñaki Anasagasti.
Su paso por el País Vasco se fomentó sobre un marcado carácter conciliador y una sentida apuesta a favor del proceso de paz. Pidió perdón a las víctimas de ETA por el olvido al que se habían visto sometidas y exigió desde su púlpito un profundo proceso de diálogo para acabar con la violencia y el terrorismo. Además, Ricardo Blázquez se mostró muy crítico con el proceso de ilegalización de Batasuna. Vaticinó que crearía más confrontación y un enconamiento de la situación en Euskadi y pidió el acercamiento de los presos etarras.
Ricardo Blázquez no se diferencia en demasía de Rouco Varela en lo que respecta a la doctrina social de la Iglesia. Se ha mostrado un enemigo acérrimo del matrimonio homosexual al considerarlo contra natura, ya que en su opinión el matrimonio lleva implícito la característica de heterosexualidad. En una homilía en Santiago de Compostela calíficó el matrimonio entre personas del mismo sexo como “un atrevimiento desmedido que pretender cambiar el orden inscrito en la naturaleza”. Paradójicamente, su nombramiento como presidente de la Conferencia Episcopal en el año 2005 fue bien acogido por las asociaciones de Gays, Lesbianas y Transexuales debido a la virulencia del mandato de Rouco Varela.
Una de las mayores diferencias entre Ricardo Blázquez y Rouco Varela es la posición ante el papel de la Iglesia en la Guerra Civil. Rouco se negó a pedir perdón por el papel de la Iglesia en el conflicto. Equiparó a ambos bandos y calificó de proceso complejo el golpe de estado de Franco contra la República. Por el contrario, Ricardo Blázquez en el año 2007 lanzó un mensaje rupturista con el papel que hasta entonces había mantenido la Iglesia al respecto de su participación y apoyo al bando nacional. La curia eclesiástica siempre había dedendido que la Iglesia había sido víctima del conflicto. Sin embargo, Monseñor Blázquez pidió perdón por actuaciones concretas de la Iglesia en su discurso de la XC Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal.
“Al recordar la historia nos encontraremos seguramente con hechos que marcaron el tiempo y con personas relevantes. En muchas ocasiones tendremos motivos para dar gracias a Dios por lo que se hizo y por las personas que actuaron; y probablemente en otros momentos, ante actuaciones concretas, sin erigirnos orgullosamente en jueces de los demás, debemos pedir perdón y reorientarnos, ya que la “purificación de la memoria”, a que nos invitó Juan Pablo II, implica tanto el reconocimiento de las limitaciones y de los pecados como el cambio de actitud y el propósito de la enmienda”.
Una declaración laxa sobre la implicación del papel de la Iglesia en la Guerra Civil pero que fue novedosa en su momento y que posteriormente no ha tenido continuación en las altas esferas de poder eclesial. Tal y como demostró la reacción del Arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, al declarar que las palabras de Blázquez no eran representativas de la Iglesia como institución
Ya lo decíamos nosotros hace poco: La Iglesia quiere modernizarse en España y avanzar hasta el siglo XVIII:
http://etcnoticias.wordpress.com/2014/01/07/la-conferencia-episcopal-quiere-modernizar-la-iglesia-y-adelantarla-hasta-el-siglo-xviii/
De allí arriba, de los cielos, me viene un eco que grita: ¡no nos representan!.
Pues igual que los gobiernos del bipartidismo: unos y otros sinvergüenzas, granujas y muy malos hermanos.