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El alquiler social compensado de Andalucía no arranca

En los tres primeros meses, el programa piloto para probar una de las medidas estrella de la Junta apenas avanza y ha beneficiado sólo a cinco familias

Artículo publicado en el número de marzo de La Marea, ya a la venta en quioscos y aquí

El alquiler compensado se vendió como una medida que vendría a garantizar la dignidad de las “clases trabajadoras y populares en Andalucía” y fue recibido con elogios cuando la consejera de Vivienda, Elena Cortés (IU), impulsó la iniciativa el pasado noviembre. El proyecto debería permitir a las familias con pocos recursos y que habitan viviendas sociales reducir sus deudas con la Junta mediante trabajos comunitarios. La Consejería seleccionó inicialmente tres barrios humildes situados en Granada, Sevilla y Córdoba para comenzar con talleres de aprendizaje y pequeñas reformas pero, tres meses después, lo que prometía ser un proyecto que iba a brindar esperanza a zonas con un 80% de desempleo está teniendo un desarrollo más lento de lo esperado.

Pese a que Cortés señaló ante el Parlamento andaluz que el programa ayudaría a “reducir las políticas de empobrecimiento masivo que dan a elegir entre el pago de la renta de una casa y el de la propia comida”, La Marea ha podido constatar que el mismo está lejos de contar con un plan firme de aplicación e, incluso, con un presupuesto definido. La Administración no ha detallado las cifras, ya que se encuentra en una fase piloto, y será en verano de este año cuando se valorará si se incluye definitivamente en el Plan de Vivienda y Rehabilitación, según señalan fuentes de la Junta. Además, restan importancia a la cuantía de la partida, ya que, alegan, se trata de condonar deuda, y el resto son pequeños gastos como pintura, brochas y escayola, entre otros materiales.

De momento, sólo cinco familias del barrio de Almanjáyar, en Granada, han comenzado los trabajos. Estos vecinos, los pioneros del proyecto, arreglaron la fachada de sus viviendas durante las dos primeras semanas del mes de noviembre pero no saben, a día de hoy, cuándo se les compensará por estas tareas. Y es que el plan está yendo más lento de lo previsto, tal y como admiten fuentes de la Junta, y pese a que quedan pocos meses para extraer conclusiones para incluirlas en el plan definitivo. Los vecinos desconocen cuándo se reanudarán los trabajos previstos de pintura en las rejas y zonas interiores del edificio. Además, el descuento en el alquiler por estas primeras reformas no ayudará a rebajar demasiado las elevadas deudas que acumulan estas familias, todas ellas de un mismo bloque de la calle Casería de Aguirre.

En ese edificio vive José Gómez, un joven de 25 años que recuerda cómo, hace un lustro, los vecinos de Almanjáyar iban a trabajar en la obra. “A mí no me gustaba poner ladrillos y me metí a reponedor”, rememora. Cada mañana, Gómez colocaba los lineales de batido y mantequilla en el supermercado cercano a su casa mientras su mujer, Estefanía, trabajaba en una residencia para mayores. Al poco tiempo, la pareja comenzó a vivir en un piso de protección social. El alquiler de la vivienda, de 60 metros cuadrados con tres habitaciones, ascendía a 300 euros y la comunidad sumaba otros 40 euros. Su hijo José, que tiene hoy cinco años, no ha vivido la buena época de sus padres, que hoy se encuentran en paro.

Cuando se les ofreció este nuevo reto del alquiler compensado, la pareja trabajó durante dos semanas, el pasado mes de noviembre, para intentar compensar la deuda. “Estefanía y yo echamos cuentas, y con los días de trabajo que llevamos acumulados no da para casi nada”, señala José. Pintar la fachada por 12 euros el metro cuadrado y limpiar el portal por ocho la hora ha restado muy poco del impago. De hecho, la pareja sólo ha logrado compensar el alquiler de una quincena del mes de noviembre, pero quedan aún más de 12 meses pendientes y la deuda sigue aumentando. Otra vecina del bloque, María Orozco, denuncia que no entró en el programa: “Si no vas a la reunión te excluyen, no van a llamar a tu puerta”. Con 28 años, vive junto a su novio y cuenta que pudo pagar el alquiler el año pasado gracias a la matrícula de sus estudios. “No tenemos ayudas familiares y lo estamos pasando muy mal. Si no tienes hijos y te estás muriendo de hambre no van a compensar tu deuda”, lamenta.

Alquileres de 60 a 300 euros mensuales

El programa del alquiler compensado se publicó el pasado 18 de noviembre y marcó como beneficiarios en un principio a tres barrios con un alto porcentaje de deuda: la Almanjáyar, en la ciudad de Granada, Las Palmeras, en el extrarradio de Córdoba, y la Arboleda, en los Palacios (Sevilla). Las dos primeras ciudades están gobernadas por el PP y la tercera, por IU. En esta última, el programa cuenta con la participación del Ayuntamiento. En Córdoba, admiten desde la Junta, “la fase de selección de las familias se está prolongando”.

La media a pagar cada mes por una familia en viviendas sociales –alquiler más comunidad– se sitúa entre los 60 y 300 euros mensuales. En todo caso, la región fue la primera, en junio de 2012, en suspender los desahucios a familias que no pudieran hacer frente a la renta mensual. De los 80.000 hogares de este tipo en Andalucía, el 10% tiene pagos pendientes, lo que implica que 35.000 personas tienen deudas con la Junta. En este contexto, el alquiler compensado no alivia la verdadera emergencia social. A un lado queda el aspecto más esencial: la alta tasa de desempleo en estas zonas, castigadas por la crisis. Aunque la medida aún no ha calado, es la primera vez que una administración pública en España impulsa un proyecto de este tipo.

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 [Dos calles de La Arboleda (Los Palacios, Sevilla) forman parte del programa. L. L.]

José Antonio Álvarez vive en la esquina de la calle Chopo del barrio de la Arboleda, en los Palacios (Sevilla), una zona de apenas 1.000 habitantes. Él tampoco puede hacer frente al alquiler de su vivienda social. “Si no cobro nada, ¿cómo voy a pagar?”, plantea este vecino. A sus 55 años, lleva más de cinco sin pisar el andamio. La actividad de su cuadrilla de albañiles se vino abajo cuando estalló la crisis y a partir de entonces comenzaron, implacables, a llegar las deudas. La Junta de Andalucía le adjudicó en 2011 una vivienda con una renta social de 80 euros mensuales, que lleva sin pagar desde su entrada. Sus 23 años cotizados no le dan a día de hoy para una paga digna que le permita llegar a final de mes. “Antes tenía los 400 euros del Plan Prepara pero ya ni eso. Pido ayuda a los servicios sociales o a mi hermana para comer cada día”, añade.

Álvarez vive sólo en una casa unifamiliar, adjudicada por la Junta, de 50 metros cuadrados. La fachada exterior, estropeada por la falta de mantenimiento, tiene partes de mezcla con cemento que él mismo ha ido haciendo. La humedad y el moho de las paredes se resiente en sus huesos. “Muchas noches me cuesta dormir del frío que hace aquí dentro”. Le rodean rejas oxidadas, suelos partidos y paredes carcomidas por el salitre que no requieren sólo de una sencilla mano de pintura para compensar el alquiler. “Si muchos de nosotros no podemos pagar, el hecho de tener dos latas de pintura para la fachada no va a solucionarnos nada”, declara.

En noviembre recibió una primera carta de la Junta en la que se le invitaba a participar en las reuniones sobre el alquiler compensado. “Cuando vi la cita, muchos de nosotros no fuimos ni a la reunión”, admite. Lo cierto es que no le habría servido de mucho, ya que, como reconoce Carmen Nieto, técnica de la Junta encargada de la zona, el proyecto se encuentra aún “en la primera fase del análisis de la posible compensación”. Según la Junta, no es fácil fijar las tarifas por los trabajos a realizar, un cálculo necesario para dar inicio al plan.

A pocos metros de la casa de Álvarez se encuentra la vivienda de Dolores Contreras. La medida de la Junta afecta, según los informes, a 20 vecinos de los Palacios (Sevilla). Contreras, que vive justo una calle al lado, ya en la barriada del Tren Parao, no ha entrado en el programa. Su fachada está en muy malas condiciones, igual que la de Álvarez, y ella sólo se hace una pregunta: “Mi casa es una de las peores del barrio, ¿no puedo trabajar para quitarme un poco de mi alquiler?”. Gracias a los servicios sociales, percibe una paga de 180 euros. En el mercadillo, en Cáritas y en la bondad de cualquier vecina, busca comida y ropa para su hija María, de 11 años. Se cansa de no poder hacer nada, de no hallar soluciones. Ella también es deudora de una renta mensual de 36 euros al mes desde hace un año.

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 [Dolores Contreras, frente a la fachada de su casa. L. L.]

Por su parte, en el barrio de las Palmeras, en Córdoba, la medida espera implementarse en la zona del Pico Aneto, donde residen 56 familias. Francisco José Altamirano, técnico de la Agencia Pública de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA), destaca que el programa de actuación en esta ciudad se encuentra “pendiente de borrador” hasta finales de marzo. El plan se ha retrasado ya en dos ocasiones. Esperaban comenzar en el mes de diciembre, luego quedó de nuevo congelado y volvió a retrasarse en enero.

El alquiler compensado parece confundirse ahora con iniciativas europeas como el proyecto Habitar: Tres culturas, un solo barrio, que también integra a los vecinos en la regeneración de sus barrios sin compensar la deuda de alquiler. Cortés afirma que éste servirá de “complemento”. En el plan hay zonas que se repiten, como la Almánjayar, y aparecen otras nuevas, como el Polígono Sur de Sevilla. Con un presupuesto de unos 1,5 millones de euros, la mayoría proveniente de la UE, el proyecto se está desarrollando a una velocidad mayor que la del alquiler compensado.

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Comentarios
  1. Con la intención de colaborar en deslizar la actualidad en La Marea considerando que la de hoy 11 de marzo es la mas relevante por ser el décimo aniversario del Atentado de Atocha,prefiero comentar sobre ese tema y no sobre el del artículo propuesto.
    ***
    Es el PP con su guerra contra Irak el único culpable del Atentado de Atocha, probado exahustivamente por la justicia española y por toda la opinión mundial además de que la organización Al Qaeda reivindicara la venganza contra Al Andalus (España). También hubo esas venganzas en Nueva York y en Londres.
    Cuando las calles de toda España se llenaron de manifestaciones de protesta contra la guerra pepera de Aznar, no se vió ni a un solo cura salir clamando «SI A LA VIDA» en la Plaza de Colón de Madrid.
    Hoy han montado una escenificación teatral católica presidida por el gran sacerdote Rouco en la Catedral de la Almudena, para pedir al dios de los católicos paz para los que sufrieron las consecuencias de que ese mismo dios no les protegiera y permitiera la matanza.
    No existe una palabra que defina a la hipocresia adobada con dosis altas de cinismo obscurantista.
    Flanagan, desde Nantes

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