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Manel Rivero: “Las tarifas planas de electricidad buscan que cada vez gastemos más”
Manel Rivero, formador de formadores y miembro activo de Som Energia, la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético y Greenpeace, ofrece consejos para ahorrar energía sin gastar más dinero
Después de que el Gobierno haya subido un 100% el coste del término de potencia (la parte fija) en menos de un año, en medio del estupor generalizado ocasionado por el último capítulo del culebrón regulatorio con la modificación del sistema de tarifas, hablamos con Manel Rivero, impulsor de Intiam Ruai, una pequeña empresa de formación en eficiencia energética y energías renovables.
Manel es uno de los pioneros del nuevo modelo energético, lleva 17 años tratando de generar una cultura energética distinta basada en el ahorro, la sensatez y la sostenibilidad, en un contexto en el que el crecimiento de la demanda energética era entendido como uno de los grandes éxitos del milagro español. Manel trabaja con numerosos ayuntamientos, institutos y colegios de Catalunya, es formador de formadores y miembro activo de organizaciones como Som Energia, la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético y Greenpeace.
Manel, una de tus banderas es que es perfectamente factible gastar menos sin vivir peor, ¿cómo lo hacemos?
Lo primero es entender cómo consumimos la energía y cómo la malgastamos, y luego, actuar en consecuencia realizando medidas de ahorro y eficiencia. Empecemos por el consumo eléctrico, hay que hacer un pequeño esfuerzo y visualizar, o hacer un pequeño inventario de todo lo que tenemos enchufado, para ver realmente qué aparatos usamos y entender cuándo están siendo útiles y cuándo están desperdiciando energía. Yo recomiendo:
1- Desconectar todos los aparatos que estén enchufados a la red cuando no los estemos usando. Todos los aparatos consumen cuando están apagados, eso se llama consumo oculto, y la suma de muchos consumos ocultos puede llegar al 10% de la factura. Aquí incluyo electrodomésticos como vitrocerámicas, impresoras, cargadores de móvil, bombas de calor, etc… ¡Repito! cuando están apagados, hay que desconectar, lo podemos hacer más sencillo, usando regletas con interruptor o el automatico PIA que tenemos en la entrada de casa. Nos hemos acostumbrado a dejar encendidos electrodomésticos informáticos: el ordenador, el módem… En las horas que no estamos en casa, estamos durmiendo o simplemente no los estamos usando, ¡hay que apagarlos! Nuestras neuronas nos lo agradecerán y nuestros bolsillos también. Lo mismo en los centros de trabajo. A veces, cuando hacemos auditorías y entramos en un colegio a las 9 de la mañana, todavía no han llegado los profesores y la mayoría de los ordenadores están encendidos. Esto es un derroche que no nos podemos permitir.
2- Cuando hayamos dejado de despilfarrar, debemos pasar a optimizar nuestra tarifa eléctrica. Hay que saber lo que se paga y cambiar dos cosas: Pasarse a tarifa con discriminación horaria (la 2.0 DHA), pues con ella ahorraremos mucho dinero en las 14 horas del día en que sólo pagaremos el 50% del precio de la energía. Podemos adecuar nuestros principales consumos a esas horas (de 22h a 12h, y aunque no lo hagamos, seguiremos ahorrando. La segunda es bajarse -si se puede- la potencia contratada. Cada tramo de bajada supone nada menos que un ahorro aproximado de 60€/año. Para saber qué potencia necesitas, puedes consultar a un electricista o hacer tú los cálculos. Esto lo pueden hacer todas las personas ya hoy y empezar a ahorrar.
Las grandes eléctricas han empezado a ofertar tarifa plana de electricidad, ¿qué opina de eso?
Yo no recomiendo pasarse a tarifa plana. Ese tipo de tarifas buscan que gastemos cada vez más y con ello, que sigamos engordando los multimillonarios beneficios de las grandes eléctricas. ¡No a las tarifas planas! A la vez que ahorramos, yo recomendaría no seguir pagando la electricidad a ninguna de las 5 grandes compañías que forman el oligopolio en España. Hoy hay alternativas. Podemos cambiar a pequeñas cooperativas energéticas que no fallarán nunca en el suministro y que proporcionan electricidad producida de una manera limpia con renovables. Yo hace 10 años que no alimento al monstruo del oligopolio, ni en casa ni en la oficina, y nunca me ha faltado la electricidad.
El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado medidas para combatir la pobreza energética. La primera es evitar que corten la luz a las familias que no pueden pagarla y retrasar la deuda hasta el verano, ¿qué opinión le merece esta medida?
Tenemos que tener cuidado con esto. La medida es muy populista, pues «sólo» se congela el pago del recibo durante los meses invernales, pero al acabar el invierno hay que pagar la deuda (eso sí, se puede pagar en varios meses). No se han parado a pensar que cuando la deuda sea de 400-500€ será mucho más difícil afrontar. Entonces, se cortará el suministro a estas familias. Es de locos pensar que vaya a resolver algo. Entiendo que una familia que acceda a esa medida, al principio le dé un respiro, pero es una trampa pensada para que las compañías eléctricas no pierdan ganancias. Necesitamos emprender una reforma estructural del sector y, en el corto plazo, proteger a estas familias, pero no aparcar su problema hasta el verano.
Ahora llega la sustitución de los contadores de la luz por otros ‘inteligentes’, que suministrarán de forma instantánea a la compañía eléctrica los datos de nuestro consumo. ¿Por qué se está realizando este cambio?, ¿qué beneficios aportan a los consumidores?, ¿podemos negarnos a que nos lo instalen?
Estos contadores sólo aportan más datos a las compañías suministradoras, pero para los consumidores -de momento- no aportan nada nuevo. Este cambio se realiza porque hay muchos contadores que tienen más de 40 años. Desde el año 1985, las compañías están obligadas a hacer revisiones periódicas de los contadores y cobran por ello. Pero esto es parte de la estafa eléctrica que hoy se empieza a destapar, pues se calcula que se han cobrado más de 10.000 millones de euros de más por el alquiler de los contadores, y nunca han realizado revisiones.
Lo propio sería que los usuarios particulares tuviésemos acceso a esos datos que emiten, para entender mejor nuestro consumo horario/diario y poder ahorrar. Pero esta opción está capada por decisión, nuevamente, de las grandes compañías eléctricas. De momento, no podemos negarnos a que nos los instalen, pues estamos obligados por el BOE (desobediencias aparte). El usuario no tiene que pagar nada por él y los datos son enviados por tecnología PLC a traves de la red eléctrica. En resumen, podrían facilitar el ahorro a las familias, pero, tal y como han sido implantados, a las familias hoy no nos aportan nada bueno.
Con la crisis, vemos que cada vez más ayuntamientos empiezan a realizar planes de ahorro y eficiencia. ¿Cómo se escapa la energía en los edificios públicos?, ¿por dónde se puede empezar a trabajar?
Cualquier edificio público tiene un componente de consumo con incidencia humana muy importante. Nosotros siempre empezamos formando a todos los trabajadores que «viven» en los edificios públicos. Empezamos desmontando mitos energéticos como el que afirma que los fluorescentes u ordenadores consumen mucho más cuando se encienden. Te sorprendería la cantidad de gente que deja los fluorescentes encendidos durante horas y horas, para ahorrar el pico de encendido.
Luego, identificamos con ellos los consumos inútiles, que van desde los ordenadores a las máquinas de café o de venta de comestibles, que permanecen encendidas día y noche, fines de semana y festivos, con los edificios completamente vacíos, para deleite de Iberdrola o Endesa. También regulamos mejor los horarios y temperaturas de las máquinas de clima. Después de la formación, son los propios trabajadores los que proponen y gestionan las soluciones.
La responsabilidad de que los edificios públicos no sean un sumidero económico y energético es de todos, trabajadores y usuarios incluidos, hay que cambiar el hábito de pasar de la energía y que cada cual asuma su papel. La formación sirve, además de para ahorrar dinero público, para tomar conciencia de que tenemos un problema medioambiental, social y económico de unas dimensiones brutales y que todos podemos ser parte de la solución.
Para cambiar la cultura energética, es evidente que necesitamos voluntad política y sin embargo, sabemos que sin presión social, la mayor parte de los partidos no se mueven, ¿cómo salimos de esta espiral perversa?
Yo creo que sólo saldremos entendiendo esta crisis como una oportunidad para cambiar las cosas. La presión social es importantísima, es la que está haciendo que las cosas cambien y se lleve a las mesas de redacción y mesas de los políticos los problemas energéticos que antes estaban silenciados.
Estoy convencido de que en los próximos meses/años vamos a percibir cambios en nuestra relación consumista de la energía. Los modelos de consumo ilimitado y fósil están acabados. La formación y concienciación son vitales para entender la gravedad del problema al que nos enfrentamos como sociedad. El único camino deseable requiere apostar por modelos eficientes y renovables de producción de energía que nos proporcionarán energía limpia, inagotable, soberana y con precios razonables y estables, para poder tener un modelo de vida digno y de acceso a toda la sociedad. De no emprender la transición energética que necesitamos, la dependencia de las energías fósiles nos va a salir mucho más cara de lo que pensamos.
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Yo estoy con todos, pero añado un granito más, si a esa tarifa de discriminación horaria, que se reduce bastante el precio del Kw, a los led, a los electrodomésticos de clase A+ o A++, a los pequeños consumos encendidos, a la formación de los empleados se le añade un instalación de renovables, por ejemplo de fotovoltaica, que se le a puesto un impuesto por instalarla, pero con ella en el periodo diurno no se consume casi nada de la red y se le puede bajar la potencia, aunque se tenga ese peaje, las cuentas salen y si a su vez se van eliminando los consumos de los termos eléctricos o gas, por placas térmicas, ese ahorro final, que en un principio es costoso, se amortizara en pocos años.
Un placer, estar con gente interesada por este mundo tan corrupto, por los grandes, no respetando al ciudadano.
Un saludo
Ggracias, Manel y Alba, por las ideas tan claras de cómoo bajar el consumo.
Otra idea que sale a cuenta a medio plazo es cambiar todas las luces a LED. Un estimación es que en un año o dos años (en función del consumo que hagas) has amortizado la inversión y desde entonces te sale mucho más barato, además de que tienes bombilla para 25 o más años.
Por cierto, mi experiencia es que el cambio en la factura en la potencia contratada y en pasar a tarifa de discriminación horaria («tarifa nocturna») me ha sido mucho más fácil y barato en la cooperativa eléctrica a la que pertenecemos Manel y yo que en la empresa del oligopolio en la que estaba antes.
Gracias por el comentario, psicoloco. Sobre el cambio a LED, no pocas veces sucede que sustituir una tecnología por otra más eficiente no supone necesariamente un ahorro de energía. Cuando pensamos que algo nos cuesta menos, en general, derrochamos más. Se han dado casos de ayuntamientos, que habiendo sustituido gran parte de la luminaria de los edificios públicos a LED, no han ahorrado una cantidad significativa de energía porque la gente se dejaba las luces encendidas pensando que no gastaba. Como señala Manel en la entrevista, es necesario concienciarnos primero de cómo malgastamos, y de que eso es un problema, luego, hay que dejar de hacerlo. Si además tenemos la posibilidad de sustituir tecnologías ineficientes por otras, mejor que mejor. Pero, en mi opinión, mejor empezar por la formación que por los LEDs.
Gran entrevista, formidable entrevistado y necesarias reflexiones. El kWh más ecológico, soberano, justo y democrático es aquel que no se consume.