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Telefónica: los beneficios de la precarización
La compañía que preside César Alierta anuncia 4.593 millones de euros de beneficio en 2013 tras ejecutar un ERE que ha dejado sin empleo a 6.830 personas
El pasado jueves, Telefónica hizo públicos los beneficios netos obtenidos en el 2013. Un total de 4.593 millones de euros -un 17% más que los de 2012-, que sitúan a la multinacional presidida por César Alierta a la cabeza en volumen de ganancias entre las empresas del Ibex 35, por encima del Banco Santander, segunda con un beneficio neto de 4.370 millones.
La compañía obtuvo estos beneficios después de poner en marcha un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para el período 2011-2013 que finalmente ha afectado a 6.830 trabajadores, 330 más de los previstos inicialmente. Las grandes compañías del sector de las telecomunicaciones hace años que emprendieron el camino de las reducciones de plantilla, y la apuesta por las externalizaciones, contratas y subcontratas.
La bajada del número de trabajadores con contrato fijo en Telefónica en los últimos veinte años es espectacular. Fuentes sindicales cifran este descenso en 50.000 empleados desde las Olimpiadas de Barcelona de 1992. El mismo César Alierta confirmaba, en la Junta de Accionistas celebrada en junio del año pasado en Madrid, que la compañía pasó de tener 40.000 trabajadores en el año 2003 a 20.000 el pasado año.
La estrategia pasa por adelgazar la plantilla fija de Telefónica y externalizar la mayoría de los servicios a empresas en las que prima el contrato temporal o, en su defecto, que fuerzan a los empleados a hacerse autónomos para contratar sus servicios. Las obligaciones de la multinacional para con estos empleados, de esta manera, se reducen al mínimo, cuando no desaparecen.
Un ejemplo de los perjuicios de estas prácticas sucedió el pasado 1 de febrero en Sant Pere de Ribes (Barcelona), cuando un hombre que se encontraba trabajando para una empresa subcontratada por Telefónica caía al vacío desde un puente y moría al cabo de pocos días en el hospital. El comité de empresa de Telefónica en Barcelona anunció que se personará en la Fiscalía y en la Inspección de Trabajo para aclarar estos hechos, y denunció que “el sistema de producción impuesto por Telefónica obliga a jornadas interminables para llegar a los ‘puntos’, que hacen que se degraden las condiciones laborales y en consecuencia las de seguridad y salud en el trabajo”.
“Telefónica dice que no es accidente de trabajo porque era autónomo, cuando viajaba por motivos de trabajo, trabajando 12 horas un sábado”, denuncia Josep Bel, miembro del sindicato Co.Bas. El sindicalista cifra en 500 las contratas y subcontratas de la multinacional sólo en la provincia de Barcelona. “Imagínate las que serán en el conjunto del Estado”, apunta.
Sueldos millonarios
Las movilizaciones que han emprendido en los últimos años decenas de empleados de Telefónica por la creciente precarización laboral, que tuvo uno de sus puntos álgidos en la huelga de hambre que llevaron a cabo seis trabajadores para denunciar los despidos improcedentes de la compañía, apuntan también a los elevados sueldos de los directivos y a la dinámica de puertas giratorias que nutre las capas dirigentes. “El gran pastel de la privatización se lo ha llevado la clase directiva. Hoy tenemos a directivos como Alierta que están cobrando 10 millones de euros, más los premios en acciones”, critica Bel.
Especialmente abultadas son las indemnizaciones cobradas por altos directivos de Telefónica cuando la empresa ha prescindido de sus servicios. El exconsejero delegado Julio Linares recibió una indemnización de 24,7 millones de euros en 2013, según publicó el diario económico Cinco Días, y posteriormente fue contratado por Telecom Italia, dominada por un holding en el que está integrada Telefónica. Otro ejemplo lo encontramos en el expresidente de Telefónica Digital, el británico Matthew Key, que ha dejado la compañía en febrero de este año con una compensación próxima a los 20 millones de euros.
Los cuantiosos sueldos e indemnizaciones de los directivos escuecen entre una plantilla que ha visto como se ponían en marcha EREs en momentos de récord de beneficios. No en vano, el recorte del 20% de la plantilla fija de Telefónica emprendida en 2011 se gestó poco después de que, en 2010, la multinacional obtuviese los mayores beneficios obtenidos hasta entonces por una empresa española, 10.167 millones de euros.
El negocio se desplaza hacia América Latina
Telefónica Latinoamérica ya supuso el 51% de los ingresos totales de 2013. Ante la bajada de su volumen de negocio en Europa, la multinacional ha encontrado en América Latina un nuevo filón. El 68% de los nuevos clientes los obtuvo el año pasado en Latinoamérica.
Sindicatos de países como Brasil, Perú o Colombia ya han mostrado su inquietud por las prácticas de la multinacional. “Compañeros de Brasil, de la Central de Trabajadores de Brasil y del PT nos llamaban diciendo: ‘Oye, estos de Telefónica que vienen a comprar las empresas, tela como están insistiendo con favores a algunos diputados para que voten a favor de la liberalización y la privatización”, asegura Bel.
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El tema está no solo en los beneficios de los altos y medios directivos sino de la connivencia de la clase sindical y política aún más vergonzosa si cabe ya que presume de socialdemócrata (el ERE se aprobó cuando Zapatero era presidente con la connivencia de UGT y COMISIONES). La denuncia solo serviría si el perjudicado tuviese que ser readmitido e indemnizado, el político, los miembros sindicalistas que intervinieron y directivos implicados, fuesen encarcelados por prevaricación y estafa. La denuncia posterior a los hechos solo sirve para cabrear aún más al ciudadano que siente como le toman el pelo y se van de rositas.
A principios de los años noventa Telefónica llegó a tener 74.000 empleados. Hoy en día se ha convertido en refugio de presuntos delincuentes como Urdangarín o Rato.
Eduardo Zaplana, siendo ministro de trabajo en el gobierno Aznar, firmó un ERE en 2003 que supuso la pérdida de casi 20.000 empleos en cinco años, poco después cuando dejó el gobierno, fichó por Telefónica con un contrato millonario, cuando jamás había tenido nada que ver con el mundo de las telecomunicaciones, ¿agradecimiento por los servicios prestados?.
Juan Villalonga, antecesor de Alierta en el cargo, y amigo íntimo de Aznar (al igual que Miguel Blesa) dejó a miles de trabajadores de Sintel (filial de Telefónica) en la estacada debido a la venta fraudulenta de esta filial, Villalonga aún está a la espera de juicio, mientras se hacía millonario con el uso de información privilegiada en la venta de acciones.