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Por qué Rubalcaba no va a gobernar nunca

Para el autor, el discurso del líder del PSOE es un discurso fracasado, pese a que está explicado y defendido con brillantez

Es un magnífico orador y parlamentario. Habla mejor que nadie, tiene experiencia y conoce como pocos los resortes de un sistema político en el que, se le reconocerá cuando se retire, ha jugado un papel completamente central desde los años 80.

Pero no le vale. Cada intervención parlamentaria, cada aparición pública coloca un paso más cerca de cualquier cementerio de elefantes al político más brillante de la historia reciente del PSOE. Y, lo peor de todo, ni él ni los suyos parecen advertir, como el cuento de la rana en la olla que se calienta de a poco, que se están cociendo en su propio jugo.

El problema de Rubalcaba, el mejor de los suyos, y de su partido lo expuso él mismo con brillantez en el argumento que orientó todo su discurso hasta rematarlo con la cita (supremacista y terrible) de un texto escrito por Rajoy en el año 83: el PP está llevando a cabo su programa político, mientras que los recortes y el austericidio fueron aplicados por el PSOE porque «no había más remedio». El problema endémico de ese partido es que nunca hubo más remedio en los últimos 30 años que ir aceptando, contorsión política tras contorsión política, lo que había: inventaron el «juancarlismo» para justificar el apoyo a la monarquía de una formación republicana; el «de entrada no» para entrar de cabeza en la OTAN, el «me cueste lo que me cueste» para aplicar políticas de austeridad desde el gobierno contra la población. Y así todo.

Mientras «lo que había» consistió en ser la alternativa a la derecha rancia «por dentro» de un Sistema Político que generaba expectativas razonables de bienestar a la mayoría de la población, no hubo problema. La Transición y el ciclo político de los últimos 30 años se caracterizó por consolidar la democracia y ampliar derechos respecto del Franquismo. Eso es indudable. También, en el terreno de los discursos políticos y la batalla por la hegemonía ideológica, se caracterizó por hacer «lo que hay», por la inclusión sistémica de la izquierda, la incorporación de sus élites políticas (y económicas) y por el estrechamiento de los márgenes de lo que podía discutirse en la esfera pública. Se blindó el relato de lo existente como lo único posible y se asentó como cultura política.

Y funcionó bien mientras se mantuvieron ciertas cotas de bienestar y la expectativa de mejorar las condiciones de vida generación tras generación. El problema es que hoy se pierden derechos a la velocidad del rayo y mejorar las cotas de bienestar de sus padres es, para la generación precaria, una quimera.

Por eso el discurso de Rubalcaba, explicado y defendido con brillantez, es un discurso fracasado. Porque la sociedad no tolera más que le digan que «esto es lo que hay» y que unos lo hacen con gusto y otros con la nariz tapada.

Nadie quiere que este estado de cosas perviva en el tiempo y corre de la cuenta del campo político de la izquierda, hegemonizado durante los últimos 35 años por el PSOE, ofrecer la alternativa porque, efectivamente, este no es el modelo de ninguna izquierda y, por tanto, lo que urge es construir puentes entre lo deseable, lo justo, lo que funcione y lo que es posible.

Hacer posible lo que la mayoría quiere, que es la operación fundamental de la política transformadora y democrática. Para eso, la mochila del PSOE no es la más adecuada: ni la cultura política del «es lo que hay» sirve ni los antecedentes permiten que nadie confíe en ellos.

Por eso, el mejor parlamentario, pierde todos los debates: porque es incapaz de conectar con lo que la mayoría y, desde luego, su base social demanda. No son las cifras ni la oratoria: es la recuperación de la política como herramienta para transformar, estúpido.

*Ramón Espinar Merino es investigador en Ciencia Política y activista social.

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Comentarios
  1. Este individuo, Rubalcaba, ni quiere gobernar ni le importa demasiado. Ya gobernó y le ha ido muy bien: poco esfuerzo, muchísimo dinero, mucho poder. Esto del Pesoe, con Rubalcaba, es la travesía del desierto político pero este tema lo tenían totalmente previsto. Las traiciones y agresiones de Zapatero a los que le votaron no podían traer muchas alegrías. Los políticos del Pesoe de la primera línea seguirán viviendo muy bien de la política, podrán conservar el escaño. Rubalcaba no puede aspirar a gobernar porque ha quemado el partido de cara a su base social, lo hizo en compañía de los F. González-Guerra-etc. Ahora Rubalcaba hace su papel, de «líder» del horrendo partido, haciendo tiempo hasta que fabriquen los nuevos líderes de este tinglado político, más jóvenes, menos quemados, que traerán nuevas mentiras con las que contentar a esa base social a la que tanto han mentido y maltratado políticamente.
    Este partido nada tiene en común con el de Pablo Iglesias. Este es el partido de Suresnes, un engaño.

  2. Justamente pienso lo mismo cada vez q le veo o oigo..es un walking dead. De hecho prácticamente todo los políticos tienen el mismo aspecto ideológico… Innoven señories o cambien de oficio

  3. La verdad es que tampoco tenemos ninguna gana de que nos gobierne este señor.
    Pero lo que es aún mas grave; es que el pesoe no tenga ningún candidato, ninguno, que entusiasme y en el que confiar.

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