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“Mi padre se ha sentido herido y decepcionado con su banco de confianza”
Una familia consigue recuperar los 120.000 euros invertidos en Valores Santander // La sentencia judicial constata que el contrato se firmó con engaños y antes de que el producto fuese legal.
¿En qué se parecen los conocimientos financieros de un economista y antiguo ministro con los de un trabajador de la construcción y un ama de casa que nunca han invertido su dinero? Aparentemente en nada, aunque poco le importó al banco Santander cuando en 2007 vendió Valores Santander, tanto a Abel Matutes, el exministro, empresario y consejero del propio banco, como al matrimonio santanderino formado por J. A. L. y M. L. C.
Los llamados Valores Santander son unos productos de inversión de riesgo con los que el Santander consiguió la financiación necesaria para comprar el banco holandés ABN Ambro y así ampliar su negocio. Funcionan de una forma muy parecida a las famosas preferentes, es decir, durante los primeros años el dinero invertido genera una renta, como en un plazo fijo, pero cuando el plazo vence los ahorros no se pueden recuperar directamente, sino que se convierten en acciones del banco. Estas acciones bajaron mucho a raíz de la crisis que siguió al estallido de la burbuja inmobiliaria. El problema de la operación se encuentra en que gran parte de los ahorradores que acabaron invirtiendo en el producto no sabían que estaban haciendo eso mismo, jugarse sus ahorros en un producto de riesgo, como le ocurrió a la familia L. C.
“Mis padres estaban de vacaciones en Cádiz durante la primera quincena de septiembre del 2007 cuando el director de la oficina del Santander donde tenían sus ahorros los llama varias veces para ofrecerles un depósito sin ningún tipo de riesgo y con un interés por encima de lo normal, a cambio de no poder sacar el dinero hasta cinco años después”, explica Sergio, hijo del matrimonio. La confianza que se desprende de ser cliente durante más de 25 años en la sucursal y la insistencia de su director en que “iban a perder una oportunidad que no se iba a presentar nunca más en la vida” llevó a J. A. L. a acudir a su banco el 17 de septiembre para firmar lo que creía era un depósito a plazo fijo, el primer día tras su vuelta de las vacaciones en Andalucía. Esta fecha ha sido clave en la sentencia que finalmente ha dado la razón en primera instancia al matrimonio y que obliga al banco a devolver los 120.000 euros que la familia invirtió sin saberlo en los Valores Santander.
La importancia de haber firmado el producto el día 17 consiste en que ocurriera dos días antes de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aprobó formalmente su comercialización. Por tanto, como explica Sergio, “el contrato se firmó incluso antes de que el producto existiera”. Esta no es la única irregularidad que existió en el momento de la compra, ya que “a través del servicio de banca online se puede acceder a un apartado en el que se puede ver la fecha de la compra de los valores y allí aparece primero una compra del día 10, que aparecía como suspendida, y otra del día 14, cuando mis padres no habían tenido ningún contacto físico con el director, solo por teléfono”, explica el hijo de los afectados.
Sin conocimientos financieros
El otro argumento en el que se basa la sentencia judicial que da la razón a estos afectados del Banco Santander es su desconocimiento financiero. Según el juez que ha dictado la sentencia, en los Valores Santander, “como producto complejo, su comercialización requiere evaluar los conocimientos y experiencia inversora de los potenciales compradores, así como suministrarles una información precontractual lo más explícita y clara posible”.
Este requisito fue obviado por la entidad financiera en dos aspectos en el caso de la pareja santanderina. Primero, como explica la sentencia, la familia corresponde al perfil de ahorradores conservadores “carentes de especiales conocimientos financieros, y por tanto sin interés por productos financieros de riesgo”. Sergio va todavía más allá: “Mis padres tienen una formación muy básica, de primaria, y no han encendido un ordenador en toda su vida y jamás han invertido ni han tenido siquiera un depósito a plazo fijo”.
El segundo incumplimiento de la norma tiene que ver con la fecha de firma del contrato, ya que el banco argumentó que el acuerdo se había concretado el día 20 de septiembre, un día después de que la CNMV aprobara la validez de los Valores Santander. “Según las normas, la información debe de ser escrita, entendible y suficiente y si el producto se aprueba el 19 no hay tiempo suficiente para consultar con gestorías, abogados, etc. y que al otro día personas como mis padres lo firmen con garantías”, argumenta Sergio.
La situación de esta familia solo es un ejemplo, por ahora el primero victorioso, de los diferentes afectados que en su día se convirtieron en inversores de alto riesgo sin saberlo. Son varios los grupos que se están organizando tanto a través de las diferentes plataformas que existen en Internet como por agrupaciones de demandantes que se reúnen según las características de su caso (si firmaron antes de que el producto fuera aprobado, si firmaron sin tener conocimientos, etc.). Según Sergio, de las 1.100 personas que se organizan a través del grupo de Facebook que él creó, cerca del 95% de ellas son afectados y familiares, aunque algunos de ellos ya han recuperado sus ahorros tras llegar a acuerdos con el banco que “pretendía evitar demandas y denuncias de los casos más flagrantes”, argumenta Sergio.
Los perjuicios para los afectados no son sólo económicos, aunque perder cerca de la mitad de la inversión inicial es ya de por sí dramático. “Mis padres se acaban de jubilar y cuando creían que iban a empezar a disfrutar de la vida se han encontrado con esto que les ha jodido la vida e incluso la salud. Mi padre era una persona de sentido de humor, que confiaba en todo el mundo y que creía que cuando alguien daba su palabra eso iba a misa. Fue él quien habló con el director y se ha sentido engañado, herido y decepcionado con el que creía que era su banco de confianza”, explica Sergio.
A pesar de ello, la familia ha decidido dar a conocer su caso en gran medida porque ellos se dieron cuenta de que tenían un problema gracias a las movilizaciones de los preferentistas. “Descubrimos el caso a principios de 2012 cuando estalló el boom de las preferentes y veías en todos sitios información, manifestaciones, carteles y mucha gente que decía que había metido los ahorros en plazos fijos con preferentes. Cuando salió esto mi madre se alertó y decidieron acudir al banco para ver si ya podían disponer de nuevo de sus ahorros”, explica el hijo de los afectados. Fue en ese momento cuando la familia, cinco años después, se enteró que no recuperarían los ahorros de su vida y también cuando comenzó una lucha que hoy les ha llevado a ganar una sentencia al banco más poderoso del país.
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Asi es como nos sentimos muchos afectados. Atencion al Clente es una farsa, solo sirve para sus intereses. Nos obligan a demandar, aun sabiendo que la venta de este producto toxico fue un engaño.
Muy bien explicado, asi nos hemos sentido muchos, ninguneados por el Santander, su Atencion al Clente no sirve para nada, solo para sus propios intereses. Nos vemos en la obligacion de demandar por la nula respuesta del banco, aun sabiendo que el engaño ha sido claro y manifiesto.
Con la banca hemos topado amigo Sancho.