Lobatón: “Necesitamos una memoria sin revancha pero con contundencia”

MADRID // Cerca de un centenar de personas acudieron ayer a la mesa redonda sobre la Brigada Político Social (BPS) que organizó La Marea en el Club de Amigos de la Unesco (CAUM). El encuentro contó con la presencia del periodista Paco Lobatón, el militante de La Comuna y CeAQUA Manuel Blanco y el exmagistrado Juan José del Águila.

Paco Lobatón contó su experiencia con la BPS, cuando fue detenido y pasó 72 horas en la Dirección General de la Policía, donde recibió los golpes y malos tratos de Antonio Pacheco, alias Billy el Niño.

El periodista recordó sus años de lucha antifranquista y el boicot de exámenes en la Complutense por el que fue detenido y que a su juicio “no tenía nada que envidiar como lucha estudiantil al Mayo del 68”. Por su participación en esos actos fue detenido y acabó en la cárcel de Carabanchel. A la salida de prisión decidió exiliarse en Ginebra (Suiza) hasta la muerte del dictador.

Además, aprovechó el encuentro para criticar la reforma del principio de justicia universal que ha llevado el Partido Popular al Congreso de los Diputados y elogió la decisión de llevar los crímenes del franquismo ante la justicia argentina. “Necesitamos una memoria sin revancha pero, eso sí, con contundencia”, concluyó.

El testimonio de Lobaton sobre la actuación de la BPS coincide en líneas generales con el ofrecido por la mayoría de detenidos que pasaron por las manos de la policía franquista y que La Marea documenta en este reportaje.

Como explicó el exmagistrado Juan José del Águila, “falta hacer un estudio exhaustivo de la BPS, no sabemos ni cuántos eran ni quiénes eran sus informadores”. En este sentido Del Águila presentó un documento en el que  quedaba constancia que el juez del Tribunal del Orden Público (TOP), Jaime Mariscal de Gante, era miembro de la BPS de Zaragoza en el año 1954.

El exjuez, que ha realizado la investigación más importante jamás realizada sobre el TOP, denunció que “en la mayoría de atestados de la BPS las declaraciones de la policía eran consideradas directamente como pruebas”. Asimismo, “no se admitían preguntas sobre los malos tratos (nunca decían torturas) calificándolas de impertinentes”.

Finalmente, Manuel Blanco contó su experiencia al vivir en primera persona los últimos juicios del franquismo en septiembre de 1975, que a su juicio “comenzó con un secuestro por parte de la BPS”. En su intervención, criticó “la permanencia de la tortura” dentro de los actuales Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado, algo “alarmante ya que se prolonga en las nuevas generaciones al haber una cultura de la tortura que aún hoy en día permanece intacta”.

“En la tortura cada uno tenemos nuestras excepciones, las mías son tan legítimas como las demás. Yo puedo ver bien que se torture a Botín o a la Infanta, pero si hay excepciones nunca acabaremos con ella”, denunció.

Manuel Blanco también se refirió a la querella argentina que investiga los crímenes del franquismo y aseguró que “no va contra las personas, sino contra los crímenes que se produjeron durante la dictadura. Salvando las distancias debería ser nuestro Nuremberg”.