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La filosofía de la ventana rota
"Si vivimos en una cultura en la que se denigra a las mujeres y esos cristales no se van reparando, el edificio de la dignidad y la ciudadanía acabará destruido", advierte la autora
En la teoría de la Ventana rota, basta dejar sin reparar un cristal hecho añicos en una ventana de un edificio vacío para que los más vándalos rompan los demás. Comenzado el proceso de deterioro, en poco tiempo, todo el edificio se convertirá en una ruina por acción de destrozo o dejación.
Caitlin Moran utiliza la explicación de la filosofía de la ventana rota en su libro Cómo ser mujer –publicado hace unos meses por Anagrama-, trasladada a la desigualdad de las mujeres: si vivimos en una cultura en la que se denigra a las mujeres y esos cristales no se van reparando, el edificio de la dignidad y la ciudadanía acabará destruido.
Moran, que además de divertida es muy, muy clarita escribiendo, hace una propuesta rotunda para solucionar la cuestión: tolerancia cero con las ventanas rotas de la vida de las mujeres. “Quiero una política de Tolerancia Cero con Toda Esa Mierda Del Patriarcado”, escribe. Y todo esto viene a cuento del alud de declaraciones histriónicas, de la avalancha de piedras tiradas a los cristales en las últimas semanas.
Un ministro, en este caso, el del Interior, Jorge Fernández, asegura que “el aborto tiene algo que ver con ETA” y al poco tiempo, otro ministro, nada menos que el de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, se saca de la manga del franquismo un anteproyecto de ley del aborto en el que asegura por escrito que privar a las mujeres, a todas las mujeres, de la capacidad de decisión sobre sus cuerpos y sus vidas significa que está protegiendo su derecho a la vida, a la salud y a la dignidad cuando estos entran en conflicto con los derechos del no nacido.
Sostiene, además, que las trabas burocráticas y administrativas que el anteproyecto de ley prevé para que la mujer pueda acceder a esta prestación sanitaria (un informe que acredite el riesgo grave para su salud firmado por dos médicos, asesoramiento previo y un periodo de siete días antes de la intervención, por ejemplo) “protegen” en realidad su libertad.
Claro, dicho esto, van otros y se lanzan, como Julián Huete Cervigón, vicepresidente de la Diputación de Cuenca (PP) quien aseguró que el aborto, aunque es legal, es equiparable a la esclavitud, a la solución final de los nazis, a los gulags soviéticos o incluso al despeñamiento de recién nacidos por parte de los espartanos, que también fueron prácticas legales en su tiempo.
A partir de aquí se envalentonan y vuelve el ministro del Interior, Jorge Fernández, a sacar pecho considerando como «satisfactorios» los datos sobre criminalidad de 2013 a pesar de que se confirme el repunte de violencia contra las mujeres.Así, tras la tendencia a la baja registrada en el último lustro, las violaciones registraron el pasado año un aumento del 1,4% y las fallecidas a manos de sus parejas y ex se incrementaron en un 3%.
Dos ascensos que se enmarcan dentro de un contexto generalizado de caída de la delincuencia en el país, que se sitúa actualmente en su nivel más bajo (46,1 infracciones penales por cada 1.000 habitantes) desde 2002; según el balance anual de Interior. ¿Y qué hace el consabido ministro ante los datos? Minimizar. “España no representa un «oasis» con relación a este asunto porque este problema se encuentra presente en todas las sociedades”.
Menos mal que hay medio país –y miles de personas fuera de nuestras fronteras- reparando los cristales. Si fuese por este Gobierno, el edificio de la dignidad de las mujeres ya estaría a punto de demolición okupado por los integristas.
¿Entiende el talibán Ruíz Gallardón que en un país con decenas de millones de personas que no llegan a fin de mes, que están siendo expulsadas de sus casas y enviadas a la miseria más absoluta lo último que necesitan estas familias es tener que atender de por vida y sin ningún tipo de ayuda a una persona con graves malformaciones?¿Es que su asquerosa religiosidad católica no entiende el sufrimiento tanto para el nacido como para su familia que va a generar año tras año y década tras década hasta que el siempre irascible diosecillo al que adora tenga a bien llevárselo al cielo (puesto que muy seguramente ya ha vivido en el infierno durante su terrenal vida). La pena es que no podamos obligar a nuestro piadoso ministro a que él directamente cuidara año tras año cristianamente (pero eso sí con sus propias manos y su propio esfuerzo, sin ayuda de nadie) a todos estos pobres niños nacidos de su ignorante y fanática locura. Así seguramente, podría reflexionar sobre sus irrenunciables principios teniendo verdaderos elementos de juicio. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2013/12/los-irrenunciables-principios-del-nuevo.html
¿Estar proponiendo matar a los que molestan? Porque eso el lo que veo.
Los antiabortistas defienden la vida humana desde su concepción. Los demás parece que entienden que unos plazos son aceptables para abortar. Siendo así parece razonable pensar que éste es el debate, a partir de cuando se debe proteger al no nacido. Y para mi es difícil saberlo. No tengo ni la más remota idea.
Si todavía no se puede considerar un ser entonces es igual que sufra deformaciones o no. Si lo es entonces no puedes matarle porque molesta o porque los recursos son escasos.
Para el caso de que un pequeño embrión pueda ser considerado un ser humano el «derecho» de la mujer ya no debeira existir. No puede prevalecer su derecho sobre el de la vida de los demás. No puede concebir un ser humano y luego matarlo. No es su propiedad, es su responsabilidad. Para el caso de que no se pueda considerar un ser humano todavía, entonces si, debe prevalecer el derecho de la mujer.
La concepción no hace una «persona» (esa es una creencia religiosa), sino en todo caso un eventual proyecto de futuro ser humano (¿saben que sobre un 20% de los embarazos acaban en abortos espontáneos?). Se trata de una cuestión jurídica y filosófica.
Según nuestras leyes, el nacimiento determina la personalidad, que “se adquiere en el momento del nacimiento con vida, una vez producido el entero desprendimiento del seno materno” (art. 30 Código Civil, tras su reforma por Ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil; antes exigía el transcurso de 24 horas), si bien al concebido se le tiene por nacido (art. 29 CC) a los efectos favorables (esto se instituyó para garantizar los derechos del no nacido a la sucesión hereditaria, cuando el progenitor fallecía antes de su nacimiento). El embrión o el feto es un ser vivo, dependiente, aún no «persona». Científicamente se reconoce que la atribución de «humanidad» al ser en gestación, es cuestión creencias personales, ideológicas o religiosas, una cuestión filosófica. Y sus repercusiones igualmente válidas para los embriones producto de la fecundación natural y la asistida. [http://medicablogs.diariomedico.com/biojurista/2010/03/01/una-cuestion-polemica-el-comienzo-de-la-vida-humana/]
Entonces se suele considerar que el carácter humano le es atribuible desde que se inicia su actividad cerebral, o desde que es viable (cuando ya podría vivir desprendido del seno materno).
De lo que no cabe duda es de que la mujer embarazada sí es ser humano y sus derechos (libertad, igualdad, dignidad, libre desarrollo de su personalidad, etc….) han de defenderse, por encima de las consideraciones religiosas y morales de un gobierno y ministro que se preocupan muy poco por los nacidos (recortes sociales, en educación, en sanidad, en dependencia, desregulación laboral que las deja sin trabajo…) y que no van a criarles a los hijos. No quieren seres humanos, quieren mandar a las mujeres a casa a criar mano de obra barata.