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El rap marroquí que pone letra a la indignación
La juventud del país norteafricano utiliza la música como vía de expresión y reivindicación en un contexto donde la libertad de expresión está limitada.
Desde que en los 70 el rap hiciera su aparición en los EEUU, este tipo de música ha servido a las capas más desfavorecidas para expresar sus reivindicaciones. Cuando éste se extendió por el mundo, Marruecos no fue una excepción. Muchos jóvenes magrebíes, con medios precarios, agarraron el micro y empezaron a rapear contra aquello con lo que no estaban de acuerdo, a criticar la pobreza, la censura, el paro, a reclamar la educación o la igualdad. Poco a poco, se fueron atreviendo a más y, hoy en día, las críticas de algunos de ellos apuntan al mismísimo rey en un país donde eso tiene consecuencias.
Además, cuando el rap llegó a Marruecos se fusionó con los registros y tradiciones musicales del lugar. De este modo, el hip hop marroquí ha logrado una personalidad única, mezclado con sonidos amazigh (bereberes), gnaoui, africanos y orientales. Esto no ocurre, por ejemplo, en España, donde el rap no se ha fusionado en tanta medida con el flamenco, la jota o cualquier otra expresión musical tradicional. Por otro lado, el rap se hizo en la lengua de la calle, el dariya, el dialecto marroquí, de modo que esta manifestación cultural se diferenció otras más elitistas, hechas en francés y en árabe clásico, y fue así como se extendió por los barrios. Algunos raperos forman parte de estos, los representan, cuentan las injusticias que ellos también viven y sufren, y sirven de altavoz a unas comunidades habitualmente marginadas en el debate público.
A modo de ejemplos, se puede citar a Fnaïer o H-kayne como representantes de una corriente más moderada. Fnaïre, más afín al régimen, fue formado en 2002 y es uno de los grupos que mejor rompe la barrera entre el rap clásico y los géneros tradicionales marroquíes. Una de sus canciones más destacadas es A Llala Menana, que habla de la igualdad y defiende el nuevo código de familia marroquí, el Mudawana, impulsado por Mohammed VI, que ofrece una mayor protección de los derechos de la mujer.
En cuanto a H-kayne (en español, “¿Qué pasa?”), se estrenó en 2003 ante más de 80.000 personas, lo que la convirtió en una formación muy conocida en Marruecos. A pesar de ser uno de los grupos más moderados, en la canción Li Liha Liha (Pase lo que pase), critican a los “lobos” que provocan desigualdades en el país. “Está escrito que todo lo que tienes es robado, vuestras tripas se han llenado con dinero público. Hoy o mañana lo acabaréis pagando”, cantan contra los políticos corruptos. También rapean contra la represión: “No queremos que nos peguen en las escuelas cuando somos niños y que una vez licenciado lo hagan delante del parlamento”. Esta frase viene al caso porque en Marruecos hay un nivel de paro muy alto incluso entre gente que ha pasado por la Universidad. Estos licenciados organizan sentadas delante del Parlamento y son reprimidos duramente por la policía.
En un plano intermedio, se encontraría el rapero tangerino Muslim. Sus letras son muy críticas y tocan todos los palos sociales. Hay que entender que la libertad de expresión en Marruecos es estrecha y puede acarrear censura, vigilancia e incluso cárcel. Muslim es uno de los más veteranos y críticos. Con él caen muchos tabúes en la sociedad marroquí. Comenzó sus andadas en los 90, con temas inspirados en el barrio donde nació, Jmaa, una zona popular de Tánger. Su repertorio es inmenso y variado. Sus temas hablan, entre otras cosas, de la heroína, de las madres solteras que se ven obligadas a abandonar a sus hijos, de la gente que abandona su país huyendo de la miseria en una patera, de la falta de oportunidades que arrastra a muchos jóvenes a la delincuencia. Este último tema lo trata en una canción que editó hace unos días, Al Rissala (La carta). En ella, Muslim envía una misiva simbólica al Gobierno. “Queremos que sintáis la situación por la que estamos pasando. Que sepáis que somos pacientes pero, cuando nos rebelemos, nuestra revolución durará hasta la tumba. No somos ovejas ni vosotros nuestros carniceros. Os hemos pillado, traidores, vuestras palabras son traicioneras. Decidme cómo os sentís cuando veis a jóvenes sin nada que hacer, con años perdidos en las cárceles, en el extranjero, nuestros hijos en las calles drogándose y nuestras hijas en la prostitución”.
Con el surgimiento del 20-F, el reflejo de la primavera árabe en Marruecos, el rapero Mouad El Hacked (“El Indignado”) cobró relevancia con el movimiento, del que formó parte activa. Tras rapear en varias manifestaciones, por sus letras directas y críticas con el régimen y la monarquía, fue encarcelado hasta en dos ocasiones. En ningún momento se ha echado atrás ni se ha arrepentido de sus letras y, nada más salir de la cárcel, volvió a rapear. “Queremos un responsable al que se pueda juzgar y no una criatura inviolable. Se nos ha dicho: Atención, no hables demasiado porque ellos te harán desaparecer. Yo lo grito alto y fuerte: ¡que me hagan desaparecer!”, dice la letra de su tema Ida shaebo yawman arad lhayat (Si el pueblo un día quiere la vida), en alusión a Mohammed VI.
Por último, en esta lista me gustaría destacar a L’Bassline , un grupo formado por seis raperos, muy jóvenes, de varias ciudades marroquíes, también muy críticos. Son parte de la generación de marroquíes que dio lugar al 20-F, pero ellos siempre han querido dejar claro que no son representantes del movimiento. L’Bassline ha sido censurado por los medios oficiales, como la televisión y la radio. A pesar de esto, no han podido evitar que sean hoy por hoy uno de los grupos más conocidos. Sus integrantes rapean tanto juntos como por separado y nutren al grupo con una diversidad única. Critican la actitud pasiva de los diputados en el Parlamento, el pucherazo en las elecciones, el miedo que genera el régimen en los ciudadanos, la comercialización de la música, los festivales, y su vaciamiento de ideas políticas. «El sistema idiotiza, te deja hambriento. Deja al perro hambriento para que te siga, para que te escuche, nunca te diga que pares, y lo que pidas, se postrará ante ti. Todo está en manos del Makhzen [el régimen]. El rap, la televisión, el fútbol y algunas asociaciones, el fosfato, y hasta el pescado”, denuncia la letra de la canción Chayllah Systéme (Menudo sistema).
En esta otra canción, Hamza, uno de los integrantes, canta en solitario su tema Panorama, en el que habla de los discursos wahabistas (ideología islamista radical de Arabia Saudí), los golpes de Estado y asesinatos de líderes socialistas en África, como Thomas Sankara o Mehdi Ben Barka, así como de la colaboración de los países del Golfo con EEUU. “¿Habéis pensado por qué África muere de hambre con oro y diamante de todas clases? Esto no es nuevo. El colonialismo sigue presente”, denuncia. “Las lágrimas ya no bajan por Palestina y Bagdad, la generación está ocupada con Iphone y Ipad”, añade, antes de apuntar al imperialismo: “Los EEUU están tranquilos porque aquí gobiernan sus amigos y los perros saudíes financian salafistas. No me digas que te has creído que son terroristas”.
El mejor y que hablo de todo el rollo de la desigualdad es Don Bigg
Casawii ou menfugh kolxi hadchi hakum klawi
muy bien articulo que he visto que habla de la democracia que hay en maruecos
MUSLIM ==> THE KING OF RAP?
Para mi, Muslim es el mejor Rapero en marruecos. Porqué Muslim siempre habla sin ocultar la realidad in su música
Fantástico artículo. Gracias!!! El mundo arabo-musulmán, en este caso concreto, el Magreb, no es un todo compacto lleno de gentes sumisas. Además, es un gran desconocido.