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El padre de los minijobs alemanes se reúne con el presidente francés Hollande

Un diario alemán informa de que el gobierno francés está interesado en lo servicios de Peter Hartz, exasesor del canciller alemán Schröder,

PARÍS // El presidente francés François Hollande ha mostrado interés por el experto alemán en liberalización de mercados Peter Hartz, según revela el diario local aleman Saarbrücker Zeitung, que asegura que el hombre que inspiró la desregulación del mercado laboral alemán en la década de 2000 ya ha sido recibido en el Elíseo, una supuesta colaboración que la Presidencia francesa ha desmentido, aunque ha reconocido que Hartz estuvo con Hollande en el marco de una visita en la que su objetivo era «invitar al presidente a a un coloquio».

Hartz fue el padre de la reforma del mercado de trabajo alemán en la época del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, incluida en la llamada Agenda 2010, un paquete de medidas liberales que recortaron el Estado de bienestar en Alemania. El diario del estado federal de Sarre, del que el mismo Hartz es originario, informa de que el exasesor de Schröder se negó a dar detalles de su reunión con el jefe del Estado francés.

Si se confirma esta información, este hecho aportaría nuevos argumentos para confirmar el giro liberal adoptado por el Elíseo con el llamado Pacto de Responsabilidad. Peter Harz, ex miembro de la junta directiva de la compañía automovilística Volkswagen, fue el inspirador de las reformas del mercado de trabajo alemán adoptadas por Schröder, un escenario que podría ahora retomar el gobierno socialista francés.

El modelo alemán : entre el sueño estadístico y la pesadilla real

Con un 5 % de desempleo, las cifras del mercado laboral alemán impresionan a líderes y expertos de la ortodoxia liberal europea. Sin embargo, detrás de los números, la realidad es menos idílica.

Como ha señalado recientemente el INSEE en un informe dedicado a Alemania , el descenso del desempleo desde 2005 en Alemania podría deberse a un crecimiento más fuerte, una buena demanda externa y también a las reformas Hartz, aplicadas desde 2002 por la administración Schröder. En aquel momento, la tasa de desempleo en Alemania luego fluctuaba entre el 7,5 % y el 8 %, al igual que en Francia. Diez años más tarde , Alemania roza el pleno empleo, mientras que el desempleo en Francia no deja de crecer. Según la OCDE, la tasa de paro estimada a finales de 2013 era de 11,25 % .

Sin embargo, si se analizan los mimbres del llamado milagro alemán, se comprueba que la inspiración de las reformas de Schröder consistió en luchar contra lo que se llamó «desempleo voluntario» deshaciendo el mercado de trabajo alemán. Las leyes destinadas a ese fin fueron aprobándose entre 2003 y 2005 en forma de cuatro paquetes cada vez más onerosos para los derechos de los trabajadores. Si bien la ley Hartz 1 hablaba sólo de «simplificación de los procedimientos de contratación», con la segunda entrega de la reforma se incitó ya a los parados a aceptar empleos de baja remuneración del tipo conocido como «minijob» (contratos de trabajo precarios con baja carga impositiva) y «midjob», con salarios comprendidos entre 400 y 800 euros mensuales por entre 15 y 20 horas de trabajo semanales. Esos dos tipos de contrato ocupan en la actualidad al 20% de los trabajadores alemanes.

La reducción de las prestaciones por desempleo

Más tarde, la ley Hartz 3 suavizará las condiciones de despido, mientras que el cuarto paquete de la norma redujo de 32 a 12 meses las prestaciones para los parados de larga duración que rechazaran trabajos por debajo de su cualificación. La consecuencia fue, como señalaba un informe del Senado francés de 2012 «si bien el paquete Hartz tuvo efectos sobre el empleo en términos de volumen, un análisis cualitativo indica una degradación de las condiciones de empleo». De esta forma, numerosas organizaciones locales consideran a estas reformas responsables del empobrecimiento general de la población activa con salarios congelados y la generalización del trabajo a tiempo parcial que maquilla cifras de paro engañosas.

Esta misma filosofía ha sido impuesta por el muy germanófilo primer ministro Jean-Marc Ayrault al pretender imponer al Acuerdo Nacional Profesional a los franceses. Un acuerdo que en teoría se dirige a «asegurar los empleos» pero que ante todo es un ataque violento al derecho a trabajo. El segundo tiempo de este escenario «a la alemana» se ha desencadeno con el Pacto de Responsabilidad.

Artículo publicado originalmente en el diario L’Humanité

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