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El miedo a las primarias
"Los que tantos peros ponen a las primarias están defendiendo eso: un sistema opaco que no representa, no ya a la ciudadanía, sino ni siquiera a la militancia", sostiene la candidata a las primarias de EQUO
En las últimas semanas una palabra parece haber tomado protagonismo político: Primarias. Y esto ha desatado las alertas y han puesto en guardia a las cúpulas de los partidos y sus guardianes del orden.
Por eso, cuando hablamos de Primarias rápidamente aparece el «sí, pero…» Sí, pero: no son la panacea, son un invento americano, hay que poner límites, no todo vale, solo para algunas responsabilidades, son un producto de la democracia liberal, etc.
Es entonces cuando una se da cuenta de lo que cuesta tomar riesgos cuando más se necesita. La configuración actual de los partidos políticos no convence a nadie, ni siquiera a los propios afiliados. Sin embargo, cuando hay que apostar por el cambio e intentar superar la crisis de representatividad y legitimidad existente, vienen los peros, y todos los miedos y prejuicios. El inmovilismo triunfa.
Y en este tema, el de las Primarias, se ve muy claro. Hay organizaciones, como el PP, para las que no existen. Pero, ¿el resto? De una manera u otra todos dejan claro su desconfianza en la participación y ponen rápidamente el freno de mano. Veamos:
El PSOE ha anunciado unas Primarias para las próximas generales olvidándose así de la cita europea. En ellas, los candidatos tendrán que recoger entre el 5% y el 10% de avales y quienes quieran participar tendrán que pagar 2 euros. Más allá del tema económico y que este peaje no anime a la participación, la petición de avales de afiliados puede suponer una nueva decepción para la ciudadanía, que percibe este proceso como poco auténtico, tal y como ocurrió con las «primarias» andaluzas, en las que solo pudo presentarse una candidata, Susana Díaz, la oficial.
Por su parte, en UPyD también se ponen muchas limitaciones. Así, los candidatos son solo del partido y deben tener dos años de antigüedad (algo curioso en un partido nuevo) o ser propuestos por el órgano competente. Además, solo se elige el cabeza de lista. El resto de la candidatura se hace por el método antiguo, es decir, en un despacho a puerta cerrada.
Por su parte, Izquierda Unida no lo acaba de tener claro y parece que apostará por un método que nada tiene que ver con Primarias, en el que las federaciones territoriales propondrán a los distintos candidatos. Es además especialmente llamativa la ofensiva que parece llevar a cabo en las últimas semanas contra este sistema, tanto por parte de la dirección oficial como por elementos en principio más renovadores, como Alberto Garzón, que de forma sorprendente, parecen defender el sistema «tradicional».
En EQUO, nuestras primarias son abiertas. Esto, ¿qué quiere decir? Que cualquier persona se puede presentarse como candidato y que cualquier persona puede votar, participar en la confección de toda la lista. ¿Puede eso pervertir los objetivos de nuestro proyecto? Nosotros creemos que no. Y los procesos que hemos llevado a cabo hasta ahora (incluido nuestro Congreso Transparente, la primera iniciativa de democracia directa del Congreso de los Diputados) nos da la razón.
En nuestras primarias se han inscrito de hecho cuatro personas que no eran ni afiliados ni simpatizantes. Personas activas socialmente y que vienen a sumar al proyecto, no a pervertirlo. Porque además, EQUO no es un espacio cerrado, un coto privado al margen de lo que pasa en la calle y en el que solo pueden entrar sus afiliados. Es un espacio abierto, también cuando confeccionamos nuestra lista.
Habrá quien piense que todavía somos demasiado pequeños y que por eso podemos permitirnos estas cosas. No lo creo. EQUO ha emprendido un camino y las Primarias son parte del mismo. Seguro que mejorable y cambiante, pero las decisiones a puerta cerrada, pactos entre corrientes y familias o acuerdos entre barones (la mayoría varones, por cierto) no tienen cabida en nuestra organización. Porque no olvidemos que los que tantos peros ponen a las primarias están defendiendo eso: un sistema opaco que no representa, no ya a la ciudadanía, sino ni siquiera a la militancia.
Se trata de construir las organizaciones del siglo XXI, espacios que trabajan en abierto y con la participación de cualquiera que se sienta concernido en la acción, en la causa concreta. Organizaciones en las que nos unen los objetivos políticos, organizaciones en las que importe dónde vamos y no de dónde venimos. Y no es solo una cuestión de democracia interna de los partidos. Esto no es una democracia de militantes. La cuestión es que no se puede representar a quien se teme, a quien no se entiende. No se puede hablar por quien se desconfía porque no hay que hablar por nadie. Ya no valen los despotismos ilustrados. Es mejor escuchar. En política, no puede ni debe haber “zonas de confort”. Es el momento de que las cosas cambien. Sin miedo.
*Reyes Montiel es candidata en las Primarias Abiertas de EQUO
Escribí un comentario hablando de programa, programa, programa, que no han publicado, porque se conoce que eso no es importante y lo importante son las primarias.
Tengo una idea, hagamos unas primarias como en eeuu. Que bien lo vamos a pasar votando a los candidatos y despues que hagan de su capa un sayo como en el pais mencionado.
Programa, programa programa y el que gobierne y no lo cumpla que la sociedad se lo demande o los jueces por incumplimiento de contrato. Aunque el tema de los jueces, esta muy desacreditado.
A ver si lo entiendo, Reyes (candidata en EQUO). Dices que esto de las Primarias “parece haber tomado protagonismo político” últimamente, ¿no? Y ya entras directamente al trapo. Pero aún quedamos algunos con la cansina costumbre de analizar críticamente, sobre todo cuando nos topamos con este tipo de ‘casualidades’ que vienen surgiendo de vez en cuando en las útimas décadas (fíjate si me remonto en el tiempo, aunque sólo sea por tomar perspectiva). A mí es que me llama mucho la atención que esto de las primarias (nada nuevo, por cierto) reaparezca justo ahora que, casualmente, hay elecciones inminentes y hay que presentar candidaturas. Lo de que no haya tenido ese “protagonismo” durante todo estos meses atrás (para desarrollar ‘participativamente’ propuestas y programas alternativos a la dura crisis y la podredumbre que nos ahoga) tal vez se deba simplemente a la mala suerte. Pero eso ahora ya no importa; apresurémonos, que hay elecciones a la vista y tenemos el tiempo justo de elegir muy ‘abiertamente’, eso sí, a las personas (a ser posible, muy conocidas y ‘estelares’) que intentarán ‘salvarnos’ con su arrollador encanto.
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También dices, como de pasada, que “cuesta tomar riesgos cuando más se necesita”. Como en esta vida todo tiene sus ventajas e inconvenientes (que podríamos asimilar a riesgos), entiendo que no te refieres a los pequeños riesgos sino a los importantes (los que pueden suponer muchos más perjuicios que beneficios, o los que tienen más posibilidades de ocasionar lo 1º que lo 2º). Así que no termina de convencerme esa vinculación directa que estableces entre necesidad de riesgo e indecisión para tomarlo; creo que es más bien al contrario: si hay mucha necesidad de tomar riesgos será porque no quede alternativa y, por tanto, no hay mucho que decidir, se toman casi obligadamente. Y de nuevo el apresuramiento, la escasez de reflexión; o esto de “tomar riesgos” ¿no suena como a último intento, ya a lo loco, a la deseperada?
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Sí comparto (aunque seguramente no por lo mismo que tú) que las primarias ‘abiertas’ son un riesgo (y no pequeño). Y, precisamente por eso, cabe preguntarse (otra vez mi sentido crítico se dispara): ¿no queda otra?, ¿sólo las primarias pueden sacarnos del atolladero? Y aún más: ¿para quién es el riesgo?, ¿sólo para las cúpulas de los partidos ‘fosilizados’? Precisamente esos partidos (con ejemplos muy claros en España) han desarrollado ‘mecanismos’ de todo tipo (y de probada eficacia) para que cualquier cambio, novedad o imprevisto (en las formas) no les impida permanecer inalterados (en el fondo).
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Pero qué pasará con los que podrían ser alternativa (aunque sea imperfecta) al ‘dinosaurio bipartidista’ y se lancen ingenuamente (porque son muy demandadas, ¿no?) a hacer esas primarias tan abiertas como para que, por ejemplo, toda la canalla PPerra ‘a sueldo’ (¡ay!, las donaciones ilegales ‘desinteresadas’ no sólo sirven para hacer mítines con un bonito fondo azul) pueda ‘participar’ en ellas sin trabas de ningún tipo (nada de avales, ni vinculación demostrable de ninguna clase). ¿NO serán adulterados por ‘infiltrados’ (a sueldo o no) del PPSOE (y de alguno más que participa de la oligarquía que tienen tan bien montada)? ¿No serían inmediatamente desvirtuados, manipulados, corrompidos y llevados (una vez más) al fracaso?.
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También de pasada, afirmas que “la configuración actual de los partidos políticos no convence a nadie”, e incluyes hasta a sus afiliados. Pero mujer, pasando por alto que esa configuración no sea la misma para todos, si no gustara a nadie no se mantendría. Al menos contentará a los que se están aprovechando de ella (que no son pocos) y a los que esperan su turno (que tampoco escasean). ¡Ah! vale, que esos ‘oportunistas’ se dan por supuesto, y tú te refieres al común de los mortales. Bueno, pero algunos habrán también de entre éstos (les siguen votando elección tras elección). En cuanto a los afiliados, no sé; hay que ser muy dejado, interesado, o qué sé yo, para contribuir a un partido cuya estructura (y en consecuencia cuanto deriva de ella) no te “convence”.
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Aprovechando la carrerilla, te despachas a gusto con la sufrida IU: no lo tiene claro, apuesta (un feo vicio, en lugar de optar), seleccionará sus candidatos de sus federaciones territoriales (y no de, por ejemplo, la crema y nata de las redes sociales), y encima parece llevar una “ofensiva” contra este sistema de primarias tan eficaz y ventajoso, y que se ha vuelto a poner de moda tan oportunamente.
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En cambio, afirmas orgullosa, “en EQUO, nuestras primarias son abiertas” y cualquiera “puede presentarse como candidato” y “votar, participar en la confección de toda la lista”. Claro, claro; ya hemos visto que huele a elecciones y lo más urgente es hacer la lista (ya se sabe que un buen cartel de relucientes candidatos cala mucho en el votante); lo del programa es secundario (total, es un peñazo que casi nadie lee) y sus detalles se pueden ir improvisando cuando se necesiten. Y qué bonito que cualquiera, sin mayores requisitos (ni preparación, ni trayectoria vital, ni lealtad con el proyecto …), pueda votar y hasta presentarse. Mira, me has emocionado; me suena como a ‘país de las oportunidades’ para todos, una feliz ensoñación que no recuerdo donde he oído antes.
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En resumen y en 2 palabras: para estar en la onda hay que ser muy “abierto y participativo”. Al ciudadano del siglo XXI, cualquiera que sea su ideología (si es que tiene alguna), hay que ponérselo fácil y en bandeja, hay que ofrecerle una ‘participación’ muy ‘light’: posibilidad de elegir cómodamente (si puede ser, sin salir de casa) y rápidamente (con pocos datos, de un golpe de vista, casi por intuición) de entre un ramillete selecto de candidatos con gancho y atractivo multimedia. ¡Qué antiguo es eso de tener un ideario básico y que cualquiera que realmente lo comparta y quiera participar tenga que militar! La vida actual va muy acelerada y ya nadie tiene tiempo de pasar por el enojoso trámite de afiliarse (contribuyendo al sostenimiento del partido), participar en reuniones y deliberaciones con los demás militantes (sometiéndose a unos estatutos que impidan la adulteración y manipulación del proyecto) y elegir a los compañeros más idóneos para concurrir a una elecciones democráticas (que sí son las auténticas “primarias abiertas”). Y si no se desea, o no se puede, involucrarse tanto, tampoco es fácil conocer las complicadas posiciones ideológicas y, sobre todo, la farragosa trayectoria de los partidos para optar por el que mejor pueda representarlo a uno.
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Ya en serio, sin ironías, lo que “más se necesita” (ahora y siempre) son proyectos con claridad (de ideas), coherencia (entre lo que se dice y lo que se hace), honradez (para no engañar al electorado ni aunque se deje) y cohesión (para no romperse ante las muchas dificultades a afrontar). Nada más, y nada menos. Y eso no es flor de un día, ni surge milagrosamente de improvisadas iniciativas abiertas a toda la ciudadanía. Me atrevo a afirmar que no existe, aún. Pero si verdaderamente aparece algo nuevo, diferenciado de lo que ya hay, hará bien en sumarse (dada la actual ley electoral y el amodorramiento mayoritario de la ciudadanía) a otras fuerzas con las que pueda compartir objetivos básicos. Así, los ciudadanos decentes y despiertos (hartos de ser estafados una y otra vez) tendremos una alternativa que votar para abrir brecha en este bipartidismo podrido y endogámico que llevamos sufriendo más de 30 años.
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La clase dominante, entretanto, no permanece inocentemente a la expectativa. Su poderosa maquinaria está volcando toda su capacidad de enredo, engaño y desinformación para confundir al máximo y arruinar cualquier intento válido de conformar una candidatura unitaria con posibilidades de jugar un papel decisorio en el inevitable derrumbe (desperantemente lento) de este capitalismo delirante y corrompido hasta sus cimientos.
El artículo no me pareceespecialmente relevante, ni un argumento a favor de las primarias, ni tampocoen contra. Sólo habla de intenciones. ‘que nosotros si que lo vamso a hacer y el resto no’. No se trata de un artículo para el debate del tema, sino de un artículo de campaña. La autora ha entrado en campaña, pero no de su grupo, sino contra el grupo que representa Alberto Garzón, es lo de siempre.
Por otra parte, ni un argumento que justifique como se soluciona que se hayan presentado tantos en su equo para candidatos en primarias, lo que va a impedir realmente el debate. Lo que se hará es una elección de afines. Y luego, el debate de primarias como lo ha enfocado equo, no está enfocado a un pryecto, dado que aquí y, en Europa las actas siguen siendo de la persona y nodel grupo. ¿Cómo se controla que la persona que salga represente el proyecto general con el que el grupo quiere ir?. ¿ Cómo se evita que se vincuen a las primarias personas que finalmente diluyan el mensaje?.
La cuestión está en la particiación, no en las primarias, el Referendum Revocatorio, es mucho más importante que las primarias y de eso no hablamos. Es de lo que hablaba realmente Alberto Garzón
Las de la Confederación Pirata también soy abiertas. Así me gusta, partidos comprometidos con la ciudadanía, sin miedo a ella: http://piratas2014.eu/
No, claro, qué aburrido eso de que decidan los militantes y simpatizantes. ¡Qué va! Es mucho más guay que sean las empresas de comunicación y los supuestos líderes mediáticos quienes expresen sus apoyos a sus candidatos en las «primarias abiertas». Ya puestos, ¿por qué no hacer un concurso televisivo para que sea elegido candidato el que tenga mejor pico y sea más guapo? Seguro que tendría mucha audiencia. Ahora en modo menos irónico, Hollande fue elegido en primarias abiertas y creo que ha dado mucho peor resultado que Melènchon, que fue elegido por los partidos del Front de Gauche. ¡Si es que nos deslumbran las apariencias! http://hijodefructidor.blogspot.com.es/2014/01/es-la-hora.html
Lo que es cierto es que en los partidos clásicos hay mucho miedo a que entren otros que sean mejores que los candidatos del Aparato. Particularmente en unas primarias, Alberto Garzón no hubiese acabado de diputado. Entró por tener buenos padrinos en el aparato. De ahí que su discurso sea muy académico pero sin un ápice de aporte personal.
Este artículo está claramente escrito en oposición al publicado por este mismo medio por parte de Alberto Garzón.
A lo que voy:
«Por su parte, Izquierda Unida no lo acaba de tener claro y parece que apostará por un método que nada tiene que ver con Primarias, en el que las federaciones territoriales propondrán a los distintos candidatos. Es además especialmente llamativa la ofensiva que parece llevar a cabo en las últimas semanas contra este sistema, tanto por parte de la dirección oficial como por elementos en principio más renovadores, como Alberto Garzón, que de forma sorprendente, parecen defender el sistema ‘tradicional’.»
Sin querer defender ni a Garzón (al que le cuesta demasiado decir según que cosas) ni a IU me parece que con esta afirmación se cae en el mismo error en el que cayeron muchos de los lectores que comentaron el artículo de Garzón, tildándolo de «inmovilista», cuando lo que se dice en el artículo «Democracia y primarias abiertas» es que debería haber métodos de control de representantes para que estos sean fieles a los representados mejores que las Primarias abiertas que tienen puntos negativos difícilmente solucionables. Se podría decir que Alberto no aporta soluciones (más allá de la revocación) o que no habla de los puntos favorables a las primarias abiertas pero no de que sea inmovilista. Esto es, a todas luces, manipular su discurso.
Lo que está claro es que el sistema antiguo no funciona (tampoco para IU), así que algo distinto habrá que intentar, ¿no?