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Censura en el País Valenciano: Alberto Fabra contra sí mismo
Acció Cultural del País Valencià tiene que desenchufar los repetidores que permitían que se escuchase Catalunya Ràdio o se enfrentarán a una multa de hasta 500.000 euros
“Parece mentira que en el siglo XXI se limite la posibilidad de que las personas podamos elegir el medio de comunicación que queremos sintonizar”. Así se pronunciaba el presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, en su perfil de Facebook el 22 de febrero de 2011, cinco meses antes de suceder en el cargo a Francisco Camps. El entonces alcalde de Castellón se refería a la decisión de multar a Acció Cultural del País Valencià (ACPV) por tener repetidores para que se viese TV3 en el País Valenciano.
Hoy mismo, ACPV ha hecho público un expediente sancionador de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones en el que le instan a cerrar los repetidores a través de los cuales se puede escuchar la señal de Catalunya Ràdio en Castellón, Valencia y Alicante. En los próximos días o semanas deberán cortar la señal o de lo contrario se enfrentarán a una multa de hasta medio millón de euros.
La decisión del Ministerio de Industria, Energía y Turismo llega tras una denuncia del grupo ultra Círculo Cívico Valenciano, un grupúsculo conservador que se creó hace poco más de un año y que tiene entre su objetivo principal hacer desaparecer todo aquello que suena a “catalanismo” en el País Valenciano.
En su deriva anticatalanista, Círculo llega a atacar a la Acadèmia Valenciana de la Llengua (un órgano dependiente de la Generalitat Valenciana con mayoría del PP) calificándola de “pancatalanista” mientras se lanza a los brazos de organizaciones amigas como el Grupo de Acción Valencianista (GAV) o la plataforma Hazte Oír .
La resolución del Ministerio llega casi dos meses después de que el gobierno de Fabra dejase sin televisión en lengua propia a todo el País Valenciano. Con esta nueva sentencia no habrá ningún medio público que informe a los valencianos en lengua catalana, ni de Valencia ni de Cataluña.
La obsesión de la extrema derecha valenciana se entiende como una forma de conseguir rédito político a costa de crear un enemigo fuera. No muy lejos quedan aquellas pegatinas que invadieron el centro de Valencia con el lema “No mos [sic]] fareu catalans” (no nos háreis catalanes) que siguieron a la ‘Batalla de Valencia’ por las señas de identidad (nombre de la lengua, bandera y denominación de la autonomía).
Con la connivencia del Partido Popular en el País Valenciano, que quiere eliminar esta denominación (pese a que se nombra explícitamente en el preámbulo del Estatut d’Autonomia), el secesionismo lingüístico busca su espacio de cara a unas elecciones que se prevén muy ajustadas.
Limitar las emisiones de Catalunya Ràdio en el País Valenciano en defensa de una supuesta injerencia del Principat en los asuntos de sus vecinos del sur es una muestra más del desconocimiento y un ataque a la libertad de expresión. En pleno siglo XXI, donde se pueden escuchar comunicaciones desde cualquier parte del planeta, es imposible establecer una frontera al norte y al sur del río Sénia. ¿Qué harán los técnicos de la Generalitat Valenciana con Internet? ¿Irán casa por casa para que los ordenadores no accedan a las direcciones .cat?
Las decisiones del gobierno de Fabra (apoyado por Rita Barberá y el ala más blavera del PP) y su deriva anticatalanista no servirá para romper puentes entre el norte y el sur. Las obsesiones nunca son buenas, pero en este caso, poner vallas al campo en la era de la información es muy difícil. Ya lo decía el mismo Alberto Fabra cuando era alcalde de Castellón, ahora tendrá que sintonizar la radio a través de Internet. Él mismo se autocensura.
Este personal mediocre, atrasado y sin nivel para Valencia, que se nos metió en todas nuestras instituciones de la mano de una minoría de vendidos inicialmente y que se han traído sus votantes de los pueblos de otras partes de España, (que todos sabemos cual es) no puede competir con las sociedades más demócratas y avanzadas como la Catalana, ni con sus profesionales de sus medios de comunicación (a mil años luz) y mucho menos si estas son encima otros territorios de España. Este es el verdadero motivo del ataque a la cultura Valenciana-Catalana-Balear. El fascista siempre es el más inferior culturalmente, (y él lo sabe) por eso mata y extermina al que él considera rival insuperable, quema los libros y cierra las radios y televisiones. La proximidad de estas elecciones Europeas y el fracaso que tendrá el PP les ha llevado a esta acción que probablemente esta vez les costará muy caro electoralmente.
Qué bien calados los tienes, amigo.