Los socios/as escriben
A la casilla de salida
"Lo siento, pero estamos en mitad de la partida y no se permite cambiar las reglas. Así que nos guste o no ahora toca 'trabajar más y ganar menos'", apunta el autor
Recuerdo en décadas pasadas, antes de entrar en la C.E.E. (hoy U.E.), que se hablaba de la escasa competitividad de los productos españoles. Acostumbrados a viajar por el mundo con la cámara de fotos en la maleta para ver lo que se podía copiar a los alemanes y japoneses, no éramos conscientes de que eso sólo significaba que éramos muy buenos en eso, en copiar. Pero a su vez significaba que siempre llegábamos tarde a todas partes. Como aquí lo de invertir en I+D no se llevaba…
En aquel momento nos llegó el primer aviso. Se nos dijo de forma tajante: “O mejoramos nuestra productividad o no vendemos ni un peine”.
Algo debimos de espabilar puesto que tan mal no nos ha ido, ahora bien, todo hay que decirlo: nos hemos cargado el tejido industrial y hemos fiado todo al turismo y a la construcción. Y ahora se nos están viendo las vergüenzas.
La cuestión es que, además, se juega una nueva partida en el tablero global. Hay que competir con otros países, que “parece” (sólo lo parece) que están muy lejos y nos hemos dado cuenta de que la importante competitividad de los productos del Norte de Europa es el menor de nuestros problemas.
Nos decía hace un tiempo el que fue tristemente famoso Presidente de la CEOE, Gerardo Díaz-Ferrán, que “…hay que trabajar más y cobrar menos”, y no voy a ser yo un defensor esta tesis, pero lo cierto es que para poder competir con los China, India, Vietnam…, países que tienen totalmente desregularizado el mercado de trabajo, no nos queda más remedio que “cobrar menos”.
¿Calidad? ¿Innovación? Venga hombre… que nadie me venga con eso ahora para tratar de justificar lo de la “productividad”, que eso ya no se lo cree nadie. Ese tren ya se nos ha escapado hace tiempo. Y además dudo de que en algún momento hayamos tenido opciones de viajar en él, porque en él sólo caben los países que tradicionalmente han trabajado e invertido para estar en primera línea. ¿Alguien se puede creer que se puede trabajar con “calidad” o que se puede “innovar” porque salgan en la prensa dos iluminados diciéndonos todos los días que tenemos que ser más imaginativos, mientras recortan el presupuesto para I+D? Como si a base de repetir consignas de este tipo, el personal las fuese a interiorizar cual canción del verano con Georgie Dann al frente. Desengañémonos. Esto no funciona así. Pues eso: que el bueno de Ferrán tenía razón.
Pues sí, insisto: estoy con Diaz-Ferrán. Las reglas de juego son las que son y el bueno de Díaz-Ferrán sólo se ha atrevido a recordárnoslas.
Bueno, otra opción nada descabellada es decirles a los chinos que su mercado de trabajo es una “mierda” y que lo que tienen que hacer es trabajar menos, ganar más y regular su mercado para que se parezca al nuestro. Entonces ya estaríamos hablando de otra cosa. Ya, claro, pero ¿quién es el guapo que se lo dice?
Entonces, ¿por qué nos quejamos? ¿Qué pasa, que resulta que ahora no nos gusta la globalización? ¿Que ahora que nos va mal queremos cambiar las reglas de juego? Pues hace unos añitos, cuando aquí todo el mundo arramplaba lo que podía, nos parecía que esto era Hollywood. Pues lo siento, pero estamos en mitad de la partida y no se permite cambiar las reglas. Así que nos guste o no ahora toca “trabajar más y ganar menos” o como algunos prefieren llamarlo “tenemos que ser más productivos”. O sea, que a los de siempre, nos toca volver a «la casilla de salida» otra vez.
¡Qué mezquinos somos! Cuando todo ha ido bien, no nos ha importado compartir mesa con los poderosos. Por un momento hemos sido como ellos, se nos ha permitido unirnos al festín y coger todo lo que queríamos de la mesa. ¿A quién le ha importado lo que pasa a nuestro alrededor? ¿A quién le importaban los trabajadores chinos?
Miseria, pobreza, injusticia…crecían y crecían y nosotros mirando para otro lado. Ay amigo, cuando la tortilla se da la vuelta y nos dicen que “se acabó el festín”, entonces, y sólo entonces, hemos sacado del cajón la polvorienta y agujereada bandera de la «justicia social», que enarbolamos sin convicción, mientras nos limpiamos disimuladamente la cáscara de gamba que se nos ha quedado pegada… del bigote.
En lo que tiene toda la razón el autor es en que todas estas frases y consignas que repite ahora la gente por la calle, cuando España estaba «de fiesta», decirlas te costaba ser etiquetado como ratito, loco, utópico, pesado o inmaduro.
Así que hacer a la gente apechugar con las consecuencias de lo que NO quisieron escuchar, a lo mejor no está tan mal para que no se vuelva a repetir. Aunque tampoco estaría tan seguro…
Hubo un tiempo en España en que el presupuesto para I+D ( público y privado) crecía. Era poco, comparado con nuestro entorno. Y nos quejábamos. Pero crecía.
Las políticas seguidas desde la crisis es la que se ha llevado por delante la I+D. Justo cuando más falta hacía. Pero ha sido la mala política. No estamos condenados a aumentar la productividad de forma extensiva. Somos tan buenos como cualquiera para aumentarla de forma intensiva. Pero hace falta invertir, claro.
claro, la solución es que los trabajadores cobren menos, como siempre, la MODERACIÓN DE BENEFICIOS NI SE TOCA, los empresarios responsables de ser un país sin industria competitiva, seguirán ganando lo mismo, los trabajadores que cada día CUMPLEN , se tienen que rebajar el sueldo. Por cierto en Euskadi sí se ha sabido invertir, y no solo con dinero público en I+D y así los efectos de la crisis son extremadamente inferiores a los de elo resto del Estado. PD: ¿y los que no nos beneficiamos de las vacas gordas? ¿por que tenemos que pagar platos rotos?
«¿A quién le ha importado lo que pasa a nuestro alrededor? ¿A quién le importaban los trabajadores chinos?»
No sé si la pregunta es retórica, pero obviamente tiene respuesta. El movimiento alter-globalización, llamado muchas veces anti-globalización, existe desde mucho antes de la crisis. ATTAC, el Foro Social Mundial… muchas personas y muchas organizaciones -no suficientes- han estado trabajando muchos años para cambiar las reglas de la partida. Y claro que hay que seguir trabajando para cambiarlas, aquí y en China.
😀 nada más leer el artículo me ha venido a la cabez<a eso de piensa el ladrón que todos son de su condición. Por supuesto que muchos llevamos mucho tiempo denunciando la situación global y poniéndonos frente al FMI y banco mundial. ha habido hasta compañeros muertos, multitudianrias manifestaciones, foros y actos de protesta y propuestas alternativas.
Me imagino, por otro lado, que esa provocación es precisamente la intención del autor, porque para el público en general seguramente la primera vez que se escucha la palabra «globalización» es en el telediario, con el «manifestantes anti-» delante. Pero también hay mucho de verdad, porque si hubiéramos sido mayoría, si hubiéramos creado un contrapoder, no estaríamos en las que estamos. Era nuestra responsabilidad, no se hizo lo bastante, y como sociedad sí que nos tenemos que echar eso en cara, si somos sinceros.