La Uni en la Calle

Pobreza y crisis

El autor es licenciado en Sociología y Técnico Urbanista por el INAP, profesor Asociado del Departamento de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Carlos III de Madrid

Imagen de archivo de una manifestación contra los recortes en 2013 en Madrid. FERNANDO SÁNCHEZ

¿La pobreza es un problema coyuntural, derivado del excepcional periodo de crisis que vivimos, o es estructural? La primera es la argumentación neoliberal, que entiende que la pobreza se reducirá con el fin de la crisis. Pero otra lectura permite hacerse la pregunta: ¿es la pobreza una necesidad para la supervivencia del propio orden económico capitalista y, por lo tanto, vamos a asistir a un periodo de mantenimiento de la pobreza y la desigualdad?

Para intentar contestar a esto, podemos analizar qué ha pasado en el periodo anterior a la crisis. Desde 1994 hasta 2007 hemos asistido a una época de crecimiento económico muy significativo. Sin embargo, la pobreza y la desigualdad, como veremos, no se han reducido en estos años.

Según datos del Banco Mundial, la Renta Nacional Bruta per cápita en España fue de 14.550 dólares en el año 1995. En el año 2007 subió a 29.400 dólares, es decir, el indicador se dobló en ese periodo de tiempo. El máximo se alcanza durante el año 2009, con un valor de 32.020 dólares, para iniciar una caída desde ese momento, aunque aún se sitúa por encima de los 30.000 dólares. En cuanto a la pobreza, según el Panel de Hogares de la Unión Europea, el porcentaje de población que se encuentra por debajo de su umbral se mantiene relativamente estable al principio: 18,2% en 1996 y 18,4% en 2000. Ya en 2007, según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida, el indicador sube hasta 19,7%. En los años de crisis, la tasa de pobreza ha seguido aumentando, hasta afectar al 21,8% de la población en el año 2011.

No se produce, pues, un descenso de la pobreza durante los años de crecimiento, a pesar de que la riqueza nacional se dobla en términos de Renta per cápita. Es decir, la distribución de la riqueza ha estado muy concentrada en las rentas del capital. Según la OCDE, mientras que los beneficios empresariales aumentaron un 73% entre 1999 y 2006, el salario medio real cae un 4% entre 1995 y 2005.

Por lo tanto, la crisis, medida en términos sociales, ya estaba instalada antes del año 2007 para una gran parte de la población, consecuencia de las políticas neoliberales favorecedoras de la redistribución regresiva de las rentas hacia los segmentos altos de la estructura social, con una visible reducción de la participación del salario en la riqueza, con un mercado laboral crecientemente precarizado y una economía sobrerrepresentada en sectores de bajo valor añadido, y cuyo crecimiento se basaba en el mantenimiento de burbujas especulativas insostenibles a medio y largo plazo.

Esto ha significado que el periodo de crisis sea simplemente un reforzamiento de la tendencia anterior hacia la concentración de la riqueza y el incremento de la desigualdad, que tiene una excusa perfecta en la actual situación, pues permite un ajuste aún mayor en términos de pérdida de poder adquisitivo para las rentas medias y bajas.

Las políticas neoliberales aplicadas persiguen un objetivo muy definido: la recuperación de la tasa de ganancia del capital. La vía utilizada para ello es la rapiña de las rentas de las clases medias y trabajadoras, a través de algunos mecanismos, explicitados por David Harvey en su modelo de acumulación del capital por desposesión: devaluación salarial y precarización del empleo, reduciendo los costes de despido y la seguridad en el empleo (reforma laboral); transferencia de la deuda privada hacia deuda pública (rescates y diferencial de deuda entre países centrales y periféricos); política fiscal regresiva y privatización de los servicios públicos para abrirlos al beneficio privado, especialmente sanidad, educación y pensiones.

La crisis es una estafa en la medida en que sirve para realizar una transferencia intensiva desde las rentas del trabajo hacia las rentas del capital. Pero esa tendencia es un proceso que se inicia con la llegada al poder de los gobiernos neoliberales en la década de los 80, si bien la excepción española de la consolidación democrática aplaza hasta la década de los 90 este hecho en nuestro país. Y esto es importante para no dejarnos engañar sobre la salida de la crisis: algún día nos anunciarán que hemos llegado al final del túnel, pero ello sólo será desde la perspectiva de los datos macroeconómicos, nunca en términos sociales, pues el modelo neoliberal, para su supervivencia, necesita la desposesión de las clases medias y de los trabajadores como único camino para asegurar su supervivencia. He ahí la principal contradicción: su riqueza sale de nuestra pobreza.

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Javier Camacho Gutiérrez es licenciado en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid y Técnico Urbanista por el INAP, profesor Asociado del Departamento de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Carlos III de Madrid. Su trayectoria profesional en el ámbito de la investigación social se ha desarrollado en la empresa consultora CEMYC SL, dedicada al asesoramiento e investigación en los ámbitos social y urbanístico, con el puesto de director responsable de investigación, desarrollando en la misma labores de diagnóstico de demandas y necesidades, diseño de planes y programas de intervención, gestión de procesos participativos, ejecución de programas integrales y evaluación sistemática de la implementación administrativa de programas y servicios públicos.

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