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¿Un donativo para un nuevo rico?

"Lo contrario de Robin Hood, lo contrario de los impuestos progresivos, lo contrario de la solidaridad: la lotería consiste en quitárselo a los muchos pobres para dárselo a los pocos ricos"

Lo confieso: soy de esos bichos raros. De esos que, año tras año, nos negamos a comprar lotería. La ofrezca quien la ofrezca. Y lo cierto es que no me parece una rareza personal. De hecho, creo que es la única opción razonable, si tienes en la cabeza:
(a) unos conocimientos básicos de estadística y
(b) una mínima conciencia de clase.
Mi esperanza es que, después de exponer mis motivos, el año que viene alguna de las personas que me lea deje de participar en este despropósito, o, al menos, que compre menos papeletas.

Creo que todos tenemos claro que la lotería es una apuesta donde unos pocos ganan y muchos pierden. Los pocos que ganan, se hacen ricos a costa de la inmensa mayoría. Los muchos que pierden, se hacen un poco más pobres para traer al mundo a unos pocos nuevos ricos. Y luego está la pedrea, las devoluciones, los premios menores: todo irrelevante porque consiste en devolver parte del dinero, como si se hubiera jugado algo menos. También es bastante obvio que, si se juegan suficientes números durante suficiente tiempo, se pierde dinero, como en todos los juegos de azar en los que hay una banca que se queda comisión. En estadística, esto se llama el valor esperado, o la esperanza matemática. Si te ofrezco tirar una moneda con las siguientes condiciones: «si sale cara te doy un euro, si sale cruz tú me das dos euros», ¿por qué no te parecería un trato justo? Porque a la larga vas a perder dinero. En el caso de la lotería, basta con imaginar que una sola persona compra un billete de cada número y, por tanto, le toca una vez cada uno de los premios: ¿qué pasaría? Que perdería muchísimo dinero. Si hacemos las cuentas, en concreto se gastaría 20 millones de euros y le tocarían 14 millones (de los cuales Hacienda se llevaría un buen pico, pero esa es otra historia).

Otra estrategia útil en este caso para darnos cuenta del despropósito de invertir en Lotería es cambiar la escala: ¿qué pasaría si cada billete costara un euro? Lo primero, que el décimo tendría el coste apropiado a su nombre, esto es, 10 céntimos. El premio gordo correspondería entonces a 2000 euros por un décimo premiado. Por comodidad, pensemos que las participaciones que voy a comprar son la décima parte de un décimo, esto es, juego un céntimo, aunque en la práctica pague 1,1 céntimos y de esa forma doy un donativo a la Cruz Roja / un viaje de fin de curso / la Falla (aquí en Valencia). Supongamos que 20 vecinos de la finca nos gastamos 55 euros en Lotería al año cada uno. Cada uno compramos nuestros números (no vamos a repartir el premio), y además compramos números variados para tener mayor probabilidad de que a alguno nos toque el Gordo. Cada uno estaremos haciendo 5 euros en donativos e invirtiendo 50 euros en lotería: a un céntimo, 5000 participaciones por persona. Entre 20 vecinos estaremos comprando 100 000 participaciones, tantas como números entran en el bombo. A la larga, casi todos los años la mayoría de los premios van a caer en la finca al menos una vez, y algunos años más de un vecino llevará una participación del Gordo. Pero la finca se vuelve cada año más pobre, aunque a alguien le toque el Gordo casi todos los años: a la larga, de los 1100 euros que nos estaremos gastando al año entre todos, 100 se irán en donativos, 300 irán para el Estado (impuestos aparte) y lo que haremos será repartirnos de forma desigual los otros 700 euros: 200 irán, por ejemplo, para cada vecino que lleve una participación del Gordo. Estaremos jugando a la creación arbitraria de desigualdad en nuestra finca repartiéndonos de forma injusta parte de lo que ya teníamos, y por el camino le pasamos una tajada a Hacienda y damos una limosna birriosa a unas cuantas buenas causas. Y si trasladamos a este ejemplo el 20% de impuestos que se lleva Hacienda de todos los premios interesantes la perspectiva es todavía peor. ¿Quién jugaría a esto con sus vecinos? ¿Y por qué esta versión miniaturizada de la Lotería es menos atractiva que la real? Porque en la versión real se crea desigualdad a una escala tan fantástica que la posibilidad de que seamos nosotros los nuevos ricos nos hace olvidar las probabilidades y lo que estamos haciendo.

Volviendo a la escala real de cualquier lotería, el resultado real es que al final del proceso hay unos pocos que se han hecho ricos y la inmensa mayoría se ha hecho un poco más pobre. Vamos, como después de un pelotazo urbanístico, una privatización amañada o un episodio de explotación patronal. Lo contrario de Robin Hood, lo contrario de los impuestos progresivos, lo contrario de la solidaridad: la lotería consiste en quitárselo a los muchos pobres para dárselo a los pocos ricos. Solo que en este caso los pobres dan el dinero voluntariamente, porque, año tras año, la lotería se rodea de ilusión, tradición y sonrisas. Y de amenazas de ser el único del grupo de amigos que no es un nuevo rico : «Imagínate que nos toca y tú eres la única persona que no ha comprado».

Pero por mucho que en la tele nos vendan la felicidad de familias trabajadoras premiadas, yo lo que veo es a nuevos ricos. Y, cuando me ofrecen lotería, lo que veo es que me están pidiendo un donativo para que un nuevo rico sea unos euros más rico. Me pregunto cuánta lotería se vendería si la ofrecieran así: ¿quieres hacer un donativo a un nuevo rico? (a cambio de la posibilidad minúscula de que ese nuevo rico seas tú). Me temo que habría un número considerable de partidarios sinceros de la injusticia social que participarían en algo así, pero estoy seguro de que las ventas caerían. Muchas personas no queremos que el reparto de riqueza en España sea más desigual, sino todo lo contrario.

Habrá quien argumente, con razón, que no todo el dinero se reparte en premios, esto es, pedrea aparte, no todo va a los nuevos ricos. Esto es consecuencia de lo que comentaba arriba: si compras todos los números y te tocan todos los premios, perderás dinero. ¿Que hay una parte de la recaudación (un 30%, que con el nuevo impuesto acaba siendo cerca del 40%) que va para el Estado? Pues sí, estás contribuyendo a mantener la Sanidad, la Educación, el camión de agua para disolver manifestaciones y el rescate a Bankia, enhorabuena. Hasta que privaticen Loterías y Apuestas del Estado, claro. Y, según a quién le compres, otra parte de lo que pagas puede ir para una buena causa. Pero, si de verdad lo haces por eso, ¿tan difícil es dar esos donativos directamente?

Todo lo anterior, aunque me parece poco ético, es lo legal y lo oficial, claro. Luego está la realidad, que es, aparentemente, que parte de los premios se usa para blanquear dinero negro de mafias y caciques. Algo que escandaliza, pero que a mí me parece plenamente coherente con la idea general de la lotería: perjudicar a la inmensa mayoría y beneficiar a unos pocos.

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Comentarios
  1. Otro bicho raro te da las gracias. Lo suscribo al cien por cien. Con gusto recomendaré tu artículo a los pesados que me dan la brasa todas las navidades. Tus mismos argumentos los he repetido hasta el hastío en mis discusiones y me agrada enormemente verlos publicados.

  2. Abajo el culto al dinero.
    Cambiemos de valor.
    Vivan los valores humanos!
    Salud, energía positiva en acción, dinero para lo necesario; pero no para derrochar ni para especular.

  3. Gràcies. 4lex, per l’article.
    Jo enguany tampoc he comprat loteria, per les mateixes raons que comentes.
    L’única bona raó per comprar-ne són els imposts. Però, com tu dius, preferisc donar-lo a organitzacions la funció de la qual m’agrada. Pagar el deute públic o la indústria armamentista no «me pone».
    Espere que pugueu gaudir de les festes amb la gent que estimeu!

  4. 4lex muy buen artículo, pienso como tú, y añado que el DINERO es el cáncer de este mundo; Personas + dinero = corrupción de las conciencias

  5. Por si alguien se da cuenta de la errata antes de que la editen, hay una inconsistencia con los números, debida a que la primera versión del texto empleaba 85 000 números en vez de 100 000 (y por tanto 17 vecinos en vez de 20).

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