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El aborto y los nostálgicos de un patriarcado redondo

Esta medida va a disparar el número de abortos clandestinos que se produzcan en el Estado español, devolviéndonos a los tiempos de la ruda, el perejil y la percha

Al final ha venido el lobo. Después de que, durante casi dos años, las amenazas del ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón con la “inminente” reforma de la ley del aborto quedasen en nada, hoy el ministro se ha salido con la suya. Y esto a pesar de la fuerte oposición social y de las aparentes reticencias internas del gobierno.

Podríamos perdernos en elucubraciones políticas (¿cortina de humo para tapar qué?, ¿pero tan fuerte es el sector ultracatólico?) y psicoanalíticas, ya que su padre don Jose María capitaneó el recurso de inconstitucionalidad presentado por Alianza Popular contra el proyecto de ley que, en 1985, despenalizaba tímidamente el aborto. Pero eso sería distraer la atención de lo que verdaderamente importa.

Y es que esta medida va a disparar el número de abortos clandestinos que se produzcan en el Estado español, devolviéndonos a los tiempos de la ruda, el perejil y la percha. Porque si algo nos ha mostrado la historia de la humanidad es que, independientemente de sus contexto económico, cultural, social, religioso, político, etc., cuando una mujer quiere interrumpir un embarazo no deseado, lo hace. En peores o mejores condiciones, pero lo hace.

El ministro Gallardón se ha obsesionado por reformar una ley que, aunque insuficiente para el movimiento feminista, resultaba más que adecuada para el grueso de la sociedad, incluidos sectores cercanos al Partido Popular. Y ha ido perlando este empeño de frases profundamente misóginas y patriarcales que transmiten una visión de la sociedad propia de un burgués del siglo XIX.

Tras su intento de zancadilla dialéctica al concepto de violencia machista, al considerar el aborto como una consecuencia de la violencia estructural contra las mujeres, en sus últimas declaraciones Gallardón ha insistido en la idea de que éstas no son culpables ni responsable de la interrupción voluntaria de su propio embarazo.

El ministro de Justicia y otros nostálgicos de un patriarcado redondo, sin quiebras, se mueven todavía en esa “misoginia de la excelencia” que considera a las mujeres como eternas menores de edad, incapaces de tomar decisiones sobre su vida, víctimas indefensas que necesitan ser tuteladas por parte de la administración, sabios expertos, autoridades médicas o religiosas… Padres y maridos reales o simbólicos, en definitiva.

Pero, para desgracia de Gallardón, la sociedad española ha cambiado mucho desde aquellos tiempos en que su padre, ebrio de poder y misoginia, terminó la rueda de prensa en que anunciaba, al lado de Manuel Fraga, que estaban haciendo todo lo posible por impedir que las mujeres decidiesen sobre su cuerpo con un espontáneo “y esta noche me emborracho”.

Hoy, después de que el gobierno haya aprobado una reforma de la ley del aborto mucho más atroz de lo esperado, una multitud de hombres y mujeres que creen en la igualdad y que respetan la autonomía y la agencia de todas las personas, además de los derechos humanos más básicos, vamos a tomar las calles. Ni los intentos de criminalizar las protestas ciudadanas ni el filtro en blanco y negro que nos quieren imponer va a impedir que utilicemos nuestro cuerpo como último campo de batalla en el que defender el derecho a decidir cómo y cuándo ser madres. Y ya veremos cómo acaba el cuento.

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Comentarios
  1. Las mujeres pueden ser madres cuando quieran, con o sin contacto directo con varón. Y eso el patriarcado no lo puede soportar. Por eso restringe la libertad de empleo de la reproducción asistida.
    Las mujeres pueden no ser madres, si no quieren. Y eso el patriarcado no lo puede soportar. Por eso prohibe el aborto y dificulta el uso de anticonceptivos como la píldora del día después.
    Las mujeres quieren ser las únicas dueñas de sus cuerpos. Y eso el patriarcado no lo puede soportar.
    Y es que si las mujeres fueran las dueñas de sus cuerpos, el patriarcado desaparecería.

  2. Con esta santa ley se torna al recto camino (que nunca debería haber sido olvidado) en el cual la mujer vuelve a ser considerada (como dios manda y los padres de la iglesia nos lo recuerdan sabiamente) un ente inferior incapaz de tomar sus propias decisiones, necesitado siempre de la estricta guía moral de quien mejor conoce sus intereses (es decir, esos ancianos supuestamente vírgenes con alzacuellos, capaces de interpretar en su infinita sabiduría todas las cuestiones del siglo XXI apoyándose únicamente en un libro inventado por unos analfabetos funcionales que pastoreaban cabras en los desiertos palestinos en sus tristes noches de soledad y frío), y cuya primordial función vuelve a ser la de parir el mayor número de niños para aumentar el tan necesitado rebaño católico (ya que el perverso moro con su demoniaca fecundidad intenta sin descanso acabar con la primacía mundial del orbe católico) y ya de paso permitir algunas inocentes expansiones de los sacerdotes célibes (porque ya se sabe que la mente y la fe del pastor son fuertes pero ¡hay!, desgraciadamente la carne es débil y es que además esos tiernos picaruelos monaguillos es que van siempre provocando). http://diario-de-un-ateo.blogspot.com/2013/05/la-vergonzosa-campana-antiabortista-de.html

  3. fachardón y sus ppsecuaces y ppsecuasas quieren que la mujer se quede en casa, pariedo hijos, calladita y sin protestar, como antaño, vamos. también querran separarlas entre las «buenas «, las de misa, rosario, peineta y pandereta, y las «malas», todas las demás. las buenas reciben al marido con zapatillas, periodico y puro. lasdemas todas son putas. para algo estan relajando las leyes encontra de proxenetas y prostitucion de lujo, para dejat a sus santas esposas en casa y ellos irse tranquilamente putas .como antaño, vamos. pues escucha fachardón: te va a salir mal la jugada PORQUE NO NOS VAMOS A DEJAR….anda ya fachas de mier…!!!. Iros a tomar tom..por..cu…!!!!meteros vuestras taras mentales y de paso a los curas y obispos por vuestro santo cu….NO a la ley fachardón! NO A LA LEY FACHARDóN!!! NO A LA LEY FACHARDÓN

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