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“Queremos que la gente se pregunte si su visión sobre el conflicto vasco es parcial”

Los hermanos Merino (Aitor y Amaia) han hecho una película, 'Asier ETA biok (Asier Y yo)' que habla del conflicto vasco sin tabúes y obliga al espectador a plantearse si, quizás, las respuestas que llevan años dando a determinadas preguntas podrían no ser las adecuadas.

MADRID// ¿Cómo podría alguien ser amigo, querer, a un miembro de ETA? Esta es la pregunta a la que ha tenido que responder en innumerables ocasiones el actor Aitor Merino. Tratar de ofrecer agumentos para explicar esta amistad, abordar el conflicto vasco desde una mirada subjetiva fue lo que llevó a los hermanos Aitor y Amaia Merino, directores Asier ETA biok (Asier Y yo), a hacer realidad esta película documental.

Lo primero que sorprende de Merino es su humildad. Cuando se le pregunta por el film responde en plural porque, tal y como él mismo recalca, “la película la hemos dirigido Amaia y yo. Y aunque Asier y yo seamos los protagonistas de la historia y sea autobiográfica, es un trabajo de mi hermana y mío, además de Doxa Producciones y de Cineática Films, la productora de Ecuador“.  Según afirma, por el propio mecanismo de la película, puede dar la impresión de que él es el único autor, pero no es así. “Amaia y yo, juntos, hemos hecho el guion y la dirección. Aunque el 90% de la película la he grabado yo solo, todo el proceso ha sido un trabajo de equipo“.

La cinta ha recibido ya el premio del Consejo Nacional de Cine de Ecuador, cuatro premios en el Festival Nacional de Guadalajara y el premio Irizar en el Festival de San Sebastián, probablemente por su naturalidad a la hora de hablar sobre el conflicto vasco o por su capacidad de encararlo sin tabúes. Asier ETA biok, que se estrenará el próximo 17 de enero en los cines de toda España, obliga a los espectadores a pensar, a entrar en conflicto consigo mismos, a salir de una aparente zona de confort, basada en un discurso ya aprendido, para plantearse si, quizás, las respuestas que llevan años dando a determinadas preguntas podrían no ser las adecuadas.

Esta entrevista es una de las más complicadas que he tenido que hacer hasta ahora porque parece imposible hablar del tema de Eta y del conflicto vasco sin posicionarse, desde la neutralidad.

Sí… No sé si fue nuestra intención o si es que con este tema es inevitable. A todos nos ha afectado de una manera u otra, hemos visto mucho sufrimiento y es muy difícil no situarse.

Uno de sus mayores logros es que no es una película ñoña ni morbosa, sino que da la sensación de que, como narrador, dialoga con el espectador como podría hacerlo en la barra de un bar.

Bueno, esa ha sido la intención. Lo que hemos querido ha sido relacionarnos con el espectador de una forma muy cercana y también hablarle sinceramente, porque no se puede abordar un tema así si no es con el corazón en la mano.

No sé si tuvo oportunidad de ver José K Torturado, una obra de teatro del periodista Javier Ortiz, que se estrenó cuando ya había fallecido, y que interpretaba Pedro Casablanc.

No la he visto pero he oído hablar muy, muy bien de ella.

Se lo digo porque en ambos casos se plantean ciertas preguntas que no se resuelven con el objetivo de que sea el público quien las responda. En la obra de Ortiz, que habla del terrorismo en general, sin asociarlo a ningún país, se le obliga al espectador a cuestionarse si es legítimo responder con violencia a la violencia con la que el Estado trata a los ciudadanos.

Pues es una pregunta muy interesante, la verdad, aunque nosotros no nos preguntamos cuándo la violencia es legítima. Lo que sí dejamos claro es que la violencia ejercida por el Estado primero, pero también la que ha ejercido ETA, sobre todo a partir de cierto momento, es ilegítima en el sentido ético del término. Es uno de los posicionamientos claros de la película, que estamos en contra de la violencia, tanto de la ejercida por Eta y de la que ha ejercido y ejerce… y ejerce (recalca) el Estado.

Es decir, que no se limita únicamente al caso más claro de terorrismo de Estado en España, que fue el tema de los Gal.

Cuando se habla de terrorismo de Estado sí que lo que primero que se te viene a la cabeza es lo de los Gal. Pero hay otros muchos casos de violencia política ejercida desde el Estado con resultado de muerte. Algunos de ellos muy recientes y muy mal investigados, como es el caso de Jon Anza que, por cierto, es muy desconocido por el público español aunque sea muy reciente.

Pero bueno, la violencia que ejerce el Estado también es la violencia legal. La cárcel es violencia legal, la dispersión de los presos también es violencia legal, en este caso ejercida contra las familias de los presos vascos. Además, no sé, cerrar medios de comunicación, encarcelar a personas por asociación política… Todo esto es violencia, y el hecho de que sea legal no quiere decir que sea legítima.

Otro de los méritos de Asier Y yo es el enfoque desde el que se aborda. Hasta ahora todas las películas que hablaban sobre ETA eran siempre desde un punto de vista ajeno a los miembros de la organización. En este caso intentáis dar una visión más neutral, si se puede decir así.

Bueno, más que neutral diría que es una visión más personal, más subjetiva. En lugar de hacer una película con datos, con esos supuestos datos objetivos, y ofrecer una visión de conjunto del conflicto, lo hemos enfocado desde la amistad. Asier ETA biok (Asier Y yo) es una película sobre la amistad en un entorno de violencia. Así que ofrecemos una versión personal y, por lo tanto, discutible de ese conflicto, desde el punto de vista que a nosotros nos ha tocado vivir.

Es decir, ni Amaia ni yo somos víctimas de ETA. Y digo esto con todo mi respeto a las víctimas de ETA; y me refiero a un respeto sincero, no a simple palabrería. Pero mi hermana y yo, como vascos, hemos vivido… Bueno, también hemos sufrido los ataques de ETA, como cualquier ciudadano. Los hemos sufrido, padecido y llorado. A nosotros también nos ha afectado. Lo que pasa es que, aunque somos vascos, llevamos ya mucho tiempo viviendo fuera del País Vasco, yo en Madrid y Amaia en Ecuador,  y creemos que esto nos hace ver el conflicto desde un punto de vista un tanto singular. Yo, por ejemplo, me considero euskomadrileño, si es que me tengo que definir…

Bueno, que me estoy enrollando mucho. Lo que quiero decir es que hemos preferido dar una visión subjetiva, basada en nuestras vivencias. No pretendemos convencer a nadie de nada, sino que compartiendo nuestra experiencia queremos trasladarle al espectador una serie de preguntas de manera que sea él quien las resuelva si es que puede, porque muchas de ellas no son fáciles.

En España hay mucha tendencia a castigar al que se posiciona, al que da abiertamente su opinión respecto a según qué temas. Willie Toledo, por ejemplo, dejó de recibir tantas ofertas cuando comenzó a decir públicamente que el capitalismo mata. En este sentido usted también ha arriesgado mucho al hacer esta película.

Está claro que lo que ellos llaman terrorismo, o el terrorismo, es la mejor excusa que suelen encontrar los Estados, no solo el español, para de alguna forma definir a la disidencia. Eso les otorga carta blanca para actuar contra el terrorismo con las armas que ellos consideren oportunas.

Sí, lo hemos visto con Estados Unidos.

Claro, de alguna forma es meter en el mismo saco a toda la disidencia para poder actuar contra ella pero con la mayor parte de la población en el bolsillo. Al menos esa suele ser su intención. Está claro que ser una voz disidente conlleva riesgos, pero bueno… Creemos que es la única manera de cambiar algo.

¿Habría sido posible hacer esta película si ETA no hubiera anunciado el cese de la violencia?

Desde luego que nosotros la habríamos hecho de todas formas. La quisimos hacer desde el momento en el que Asier salió de la cárcel y si, después de ocurrir esto, no se hubiera dado el cese de la violencia, la película habría salido adelante igual. Lo que ocurre es que eso nos hubiera obligado a tomar partido de una manera todavía mas clara en contra de la violencia de ETA y, probablemente, el escenario nos lo hubiera puesto todavía mas difícil, pero sí, la película la habríamos hecho igual.

José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián, dijo que Asier Y yo, de alguna manera, ayudaba a entender que las personas que forman parte de ETA no son monstruos sino personas con convicciones políticas y con circunstancias que los llevan a integrarse en la organización. Pero también eran seres humanos Videla o Franco, también tenían convicciones, sentimientos… Es decir, que no es excusa tener una convicción política para ciertas otras cosas.

Claro, ya. Es que Asier ETA biok no es una película que trate de humanizar a nadie. Para empezar, porque entendemos que cualquier persona, por muy atroces que sean los actos que haya cometido, es un ser humano. Ya damos por hecho eso. Tampoco tratamos de humanizar a Asier dado que, desde la amistad que tengo con él, yo ya doy por hecho que es un ser humano. Ni tratamos, en este proceso, de justificar su pertenencia a ETA ni la violencia que esta ha ejercido, no se trata de eso. Lo que nos parece más interesante es conocer al otro. Cuando uno conoce al otro tiene, si cabe, más herramientas para posicionarse, incluso más en contra aún, si lo considera preciso, pero siempre es necesario conocer al otro.

En Colombia tienen asumido que la paz social solo la van a encontrar mediante la integración de los grupos terroristas en las instituciones democráticas, lo estamos viendo con el tema de las FARC y lleva ya varias décadas sucediendo. No pretenden invalidar sus ideas sino que les piden que las integren en el sistema democrático en lugar de imponerlas con violencia. Esta, creo, es una de las carencias fundamentales que tiene España.

Bueno, lo que hay que preguntarse es: si en el Estado español se permitiera que los pueblos eligieran libremente su futuro, ¿ETA habría existido? (se queda callado como esperando una respuesta).

No sé, pero ETA surgió a raíz de la represión franquista, ¿no?

Claro, pero hay que preguntarse por qué ETA no se disolvió después de la amnistía del 77 o después de redactada la Constitución. Si la rama militar de ETA siguió actuando después de esto hay que preguntarse por qué. De qué carece esta democracia para haber tenido un síntoma cancerígeno, por denominarlo de alguna manera, llamado ETA.

O sea, que el problema es que el Estado español no permite opinar a sus ciudadanos.

No es que no permita opinar, lo que no permite es, ni a los ciudadanos de Cataluña, ni a los del País Vasco, ni a los gallegos, ejercer su derecho a decidir. Eso, para mí, ya es una carencia democrática muy grande. Es decir, un Estado democrático debería de tener la capacidad de hacer posibles las aspiraciones de sus ciudadanos.

¿Creen que han ayudado a que, fuera del País Vasco, se entienda un poco mejor este conflicto?

Bueno, eso lo sabremos cuando estrenemos la película. Por ahora la gente que ya la ha visto ha reaccionado muy bien. Por ejemplo, la semana pasada estuvimos en el Festival de Cine Inédito de Mérida y la verdad es que la reacción del público fue estupenda. El coloquio fue inolvidable. Nuestra intención no es otra que la de trasladar al espectador que, quizás, la visión que ha tenido del conflicto ha sido una visión sesgada, que hay otros relatos aún por contar y esperamos que el nuestro simplemente sea uno de tantos de los que vengan. Nuestra intención es invitar al espectador a que se pregunte si la visión que ha tenido del conflicto es parcial.

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Comentarios
  1. Desde luego que no quiero perderme esta película/documental. Tengo suficiente edad para no creerme las versiones y las manipulaciones oficiales.
    Tambien yo estoy de acuerdo con WILLY TOLEDO (otro actor con el que siempre puede contar el pueblo): EL CAPITALISMO MATA.
    El principàl problema de Colombia no son las FARC. El problema es un capitalismo caciquil, la falta de democracia y de información. Por cada persona muerta por las FARC, los grupos paramilitares, al servicio de terratenientes y multinacionales, han matado 30. Estos grupos paramilitares suelen actuar en abierta connivencia con el ejército sobre todo en los tiempos del presidente Uribe que llegó a acusar a asociaciones de DDHH. internacionales de cooperar con terroristas por denunciar estos hechos.

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