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Los directivos son los que más defraudan a sus propias empresas

El informe 'Perfiles globales del defraudador' realizado por KPMG concluye que el fraude en España se concentra en el ámbito financiero, en las infraestructuras, las telecomunicaciones y la energía

El defraudador que engaña a las empresas tiene el siguiente perfil: trabaja dentro de la misma empresa que sufre el fraude, lleva más de seis años en la entidad y, sobre todo, es un directivo que cuenta con poder. Esta es la radiografía que desprende el informe Perfiles globales del defraudador publicado recientemente por KPMG, una de las firmas de servicios a empresas más importantes del mundo. El fraude se muestra así como una cuestión de poder: las empresas más grandes son las que más defraudan a Hacienda y, dentro de las compañías, son los cargos directivos y de gestión los que se apropian más activos de la empresa indebidamente.

Desde hace años, el sindicato de técnicos de Hacienda Gestha viene denunciando que más de un 70% del fraude fiscal (el que se realiza contra la Hacienda pública) que existe en España se concentra en las grandes empresas y grandes fortunas, pero no se había hecho un estudio sobre cómo era el fraude dentro del sector privado. El informe de KPMG destaca también que el 70% de los defraudadores tiene una edad comprendida entre los 36 y los 55 años, lo que refleja que el fraude dentro de las empresas depende no sólo del poder, sino también de la seguridad y perspectivas que tengan los trabajadores. Ni los recién incorporados a la entidad, que tienen deseo de continuar y promocionar, ni los que ya ven cercana su jubilación, se arriesgan a entrar en estas prácticas.

En el estudio se han analizado los casos de 596 defraudadores en 78 países. De ellos, 20 se habían producido en España. Los miembros de KPMG encargados de presentar el informe concluyeron que el perfil del defraudador español es muy similar al global, aunque apuntaron que el fraude en España se concentra en el ámbito financiero, en las infraestructuras, las telecomunicaciones y la energía.

Aunque no es lo predominante, las empresas también sufren un tipo de fraude que viene del exterior y que cada vez más se produce a través de las nuevas tecnologías y la interceptación de comunicaciones. Uno de los métodos más utilizados es el phishing, que puede afectar tanto a empresas como a particulares y que consiste en suplantar la identidad de una institución como podría ser un banco para conseguir la información confidencial de los usuarios, en especial las claves de acceso.

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