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Carmen y Mercedes: cinco años sin Carabanchel

Se llamaba Carmen. Desde hace casi dos años, ya no está con nosotros. Su menuda figura era una presencia constante en todos los actos relacionados con la lucha por la Memoria Histórica.

ASOCIACIÓN DE VECINOS DE CARABANCHEL ALTO // Se llamaba Carmen. Desde hace casi dos años, ya no está con nosotros. Su menuda figura era una presencia constante en todos los actos relacionados con la lucha por la Memoria Histórica. También en los convocados desde nuestra plataforma: la reivindicación en defensa de la creación de un Centro para la Paz y la Memoria en Carabanchel era muy suya. Más que eso, su relación con la desaparecida prisión era mucho más estrecha que la que podamos tener muchos de nosotros.

No podía ser menos. A pesar de que ella misma sufrió injustas condenas, se la recuerda por ser la compañera de Simón. Quizás tuvo la culpa aquella foto de 1976, en la que Simón, su difunto marido, levantaba la mano haciendo la señal de victoria mientras abandonaba la cárcel madrileña y que es ya una de las imágenes imprescindibles de la historia de este país. Unos pasos por delante, el desconcierto se apoderaba de un policía, metralleta en mano, que desconfiaba de quienes presenciaron la escena. Al fondo, otro agente observaba tras las primeras rejas de la penitenciaría. Detrás de él, las arquerías de ladrillo de la entrada al penal. Los mismos arcos que fueron testigos del paso de miles de luchadores, políticos y sociales, muchos de los cuales lo hicieron por última vez, camino del cementerio o del paredón.

Simón falleció en 2006, sin llegar a sentir la vergüenza de ver cómo y quién derribó aquel espacio en el que consumió tanto tiempo. Carmen y Simón figuraban en aquella lista de dignidad escrita en los artesanales paneles que durante meses permanecieron colgados en la valla exterior de Carabanchel; una modesta iniciativa ciudadana que desplegaba los nombres de centenares de personas, que, como se indicaba en los carteles, fueron procesados por defender la Libertad, la Democracia y la Justicia Social.

Se acaban de cumplir cinco años ya desde el derribo de aquel complejo, cuyo edificio central había sido clamorosamente reconocido como el adecuado para albergar el recuerdo y el homenaje, en definitiva, la Historia ocultada por quienes siguen interesados en mantener el mito de una modélica Transición, en la que, según ellos, no hubo derrotados.

Pero sí los hubo. Pronto conmemoraremos ese lamentable quinto aniversario. Carmen ya no estará con nosotros. Se fue, como todos aquellos compañeros que nos han dejado, con un deseo no cumplido, con una frustración: No haber llegado a conocer un recinto digno en el que se mostrase y se reconociese su vida, su lucha y su memoria.

Se llama Mercedes. Su biografía -es mucho más joven de lo que era Carmen- cuenta su metamorfosis política, similar a la de otros, desde el Movimiento Comunista hasta su actual filiación en el Partido Socialista Obrero Español. Igualmente se puede comprobar su sorprendente evolución desde juveniles protestas a las puertas de las prisiones españolas hasta ser nombrada su máxima responsable en abril de 2004, cargo que ostentó hasta el 31 de diciembre de 2011.

La casualidad ha querido que, pocos días después de cumplirse cinco años del comienzo de la devastación de Carabanchel, haya concedido una entrevista a un importante diario nacional. En la noticia, publicada el pasado 16 de noviembre, no hubo ninguna referencia a Carabanchel, no era el motivo. La entrevista giró en torno a la correspondencia que -según afirma- mantuvo con numerosos reclusos durante su periodo al frente del departamento. Un profuso intercambio epistolar del que ahora saca provecho con la publicación de un libro con el título Penas y Personas – 2.810 días en las prisiones españolas.

En ese encuentro con la periodista, reconoce que se considera actualmente «una militante de base». Habría sido una buena oportunidad para que, ahora retirada de la primera línea política, nos explicase cuales fueron los motivos por los que ejecutó el arrasamiento de la histórica cárcel madrileña y cuál es su opinión sobre el hecho de que, cinco años más tarde, el único edificio que se mantiene en pie y a pleno funcionamiento sea el vergonzoso CIE «de Aluche», cuya inauguración se produjo durante su mandato.

Porque, pasado tanto tiempo, seguimos sin conocer la causa por la que, finalizadas las obras de demolición, no se inició de manera inmediata la construcción del prometido y necesario hospital, único elemento atractivo de un negativo plan urbanístico que elaboraron bajo sus órdenes y que suponía y supone (ya que sigue en vigor tras haber sido consensuado con el principal partido opositor de su formación) la privatización de una buena parte de un terreno totalmente público.

También sería interesante saber si siente algún tipo de remordimientos por permitir, durante su gestión, el expolio de una singular edificación que se encontraba en perfectas condiciones cuando ella accedió al cargo y de cuya conservación era, igualmente, responsable.

Y, por supuesto, si durante esos 2.810 días no hubo un momento para el reconocimiento de aquellos que, anteriormente y de manera injusta, fueron recluidos en los establecimientos que ella dirigía. Eso sí, finaliza la entrevista con una confesión que la periodista destaca en el titular de la noticia; según parece, Mercedes también tiene una frustración: «…no tocar el piano».

PD: El domingo 15 de diciembre, a las 12:00 h de la mañana, os invitamos a participar en el acto de conmemoración del derribo del Lugar de Memoria de Carabanchel. Nos vemos en el memorial popular construido frente al Polideportivo del Parque de las Cruces, en la esquina del Parque Eugenia de Montijo (Avenida de los Poblados), Madrid.

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