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Desiguales por ley

Para María Pazos, la respuesta a la persistente desigualdad de género está en la Economía y en la Hacienda.

Esa es la tesis que mantiene María Pazos en su último libro, Desiguales por ley: las políticas públicas vigentes proporcionan incentivos económicos para que se mantenga la familia tradicional, no permiten que ambos sexos puedan repartirse igualitariamente el cuidado de sus criaturas y personas dependientes e impiden a muchas mujeres mantenerse en el empleo de calidad durante toda la vida. Es decir, que a pesar de la retórica oficial, no se ofrecen condiciones materiales para la igualdad, todo lo contrario, las políticas públicas actuales sostienen la desigualdad.

Como dice Soledad Gallego-Díaz en el prólogo, la cuestión es saber por qué, pese a todo, no ha habido manera de acabar con la desigualdad, tampoco en Occidente. Mejor aún, se trata de descubrir dónde están las trampas que, bajo la apariencia de ayuda a las mujeres para contrarrestar esas desigualdades persistentes, lo que están haciendo es perpetuarlas, colaborando a que se enquisten.

La respuesta no está en el viento, para Pazos la respuesta a la persistente desigualdad de género está en la Economía y en la Hacienda. Y se remite a Keynes, “la dificultad no reside en comprender nuevas ideas sino en rehuir las viejas, que penetran hasta el último rincón del cerebro de aquellos que, como la mayoría de nosotros, han sido educados en ellas”. Que es algo parecido a lo que ya decía Poulain de la Barre refiriéndose a la desigualdad entre los sexos: “es incomparablemente más difícil cambiar en los hombres los puntos de vista basados en prejuicios que los adquiridos por razones que les parecieron más convincentes o sólidas. Podemos incluir entre los prejuicios el que se tiene vulgarmente sobre la diferencia entre los dos sexos y todo lo que depende de ella. No existe ninguno tan antiguo ni tan universal”.

Y esa “excepcionalidad” en la forma de pensar y tratar asuntos “femeninos” que lo impregna todo, -“afectando hasta a nuestras más íntimas y afianzadas convicciones democráticas”, subraya-, es la que Pazos se dedica a derribar con numerosos ejemplos: ¿Cómo si no, sería posible que el Estado contrate a las mujeres cuidadoras por cantidades que rondan la mitad del salario mínimo interprofesional, para cuidar 24 horas al día durante 365 días al año y sin los correspondientes derechos laborales o sociales? Otro: en el IRPF español se desgrava más por una esposa sin ingresos que por una criatura a cargo sin tener en cuenta que a la criatura hay que cuidarla, y por tanto genera gastos, mientras que una persona adulta puede cuidar y realizar otros trabajos domésticos, que es lo que hace habitualmente, una ingente cantidad de trabajo no remunerado que evita gastos a la familia. Uno más: las llamadas escalas de equivalencia de la OCDE, en las que cuenta más una segunda persona adulta que un menor cuando lo que cualquier persona sabe es que es más fácil arreglárselas dos personas adultas con la misma cantidad de dinero que una persona adulta con una criatura, sobre todo si no existen servicios públicos de educación infantil gratuitos.

El libro de Pazos es como un ciclón benigno que limpia los tópicos sobre la igualdad y la economía. Así, rotunda, argumenta que es imposible la igualdad de género sin democracia y concretamente sin democracia económica. Un libro polémico con una conclusión obvia: la “excepcionalidad femenina” nubla la mente de la llamada “corriente principal” de la comunidad científica, conduciendo a análisis totalmente sesgados sobre los fenómenos demográficos, sobre la economía sumergida, sobre el mercado de trabajo o sobre la propia desigualdad social.

Frente al capitalismo voraz que está adelgazando hasta la anorexia nuestra ya de por sí débil democracia, Desiguales por ley constituye una reflexión necesaria en la construcción de una nueva economía que sostenga una nueva sociedad. Para ello, como asegura Pazos, es necesario entender que la opresión de género y la opresión de clase están indisolublemente ligadas y es preciso desmontar los mecanismos que las alimentan mutuamente.

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